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El País 23 de marzo de 2016

Cambios y continuidades en la conmemoración de este 24 de Marzo

Por Fernanda Raverta *

La conmemoración de este 24 de marzo es muy particular. Durante los años de gobierno kirchnerista, esta fecha tuvo un lugar destacado desde el propio Estado como símbolo del compromiso por la defensa irrestricta de los Derechos Humanos. En esta oportunidad en cambio, la autoridad máxima del gobierno, que es el presidente, opina sobre los Derechos Humanos que son un curro.

Pero más novedoso resulta aún, que este 24 de marzo el presidente de los EEUU está en Argentina. No visitaba nuestro país un presidente norteamericano desde el año 2005, cuando George W. Bush estuvo 36 horas en suelo argentino para participar de la IV Cumbre de las Américas, que se desarrolló en la ciudad de Mar del Plata. No obstante, en aquella oportunidad no hubo un encuentro bilateral entre mandatarios, sino que fue el momento histórico en que los países de Latinoamérica le dijeron NO al ALCA. Para encontrar otro momento de nuestra historia reciente, en el que el gobierno argentino se haya mostrado orgulloso de auto percibirse colonizado, hay que remontarse a 1997, cuando Carlos Menem invitó a Bill y Hillary Clinton a pasar unos días en el hotel “Llao Llao” de Bariloche. Los vientos de cambio traen aromas del pasado.

Hace pocos días, la Asesora para la Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Susan Rice, adelantó que el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunciará en su visita, que impulsará la desclasificación de nuevos documentos y archivos militares y de inteligencia de los Estados Unidos, referidos a la última dictadura cívico – militar en Argentina. Esta es una buena noticia, ya que forma parte de un reclamo histórico de los organismos de derechos humanos de nuestro país, y seguramente proporcionará información para esclarecer operaciones militares en el cono sur, como las referidas al “Plan Cóndor” y la “Escuela de las Américas”.

Llama la atención que Estados Unidos considere este gesto como un compromiso político en relación a los derechos humanos, cuando sigue siendo uno de los pocos estados nacionales del mundo que no han ratificado aún el Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad, ni el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que es el instrumento que califica como crímenes de lesa humanidad a los actos de tortura, exterminio y desaparición forzada de personas, entre otros. Es decir que los Estados Unidos, presenta una política exterior respecto de los Derechos Humanos, claramente diferente a la que tiene como política interior en la misma materia.

También resulta insoslayable hacer mención a las expresiones de Susan Rice para referirse a las víctimas del terrorismo de Estado, como “víctimas de la guerra sucia de Argentina”. Esto no es un defecto del “subtitulado” ni mucho menos, sino que demuestra la clara concepción del Estado norteamericano sobre lo que significó el ejercicio de facto del poder en aquel período. Sin embargo, el presidente norteamericano, en tanto máxima autoridad del país en cuyo seno de inteligencia se diseñó, impulsó y monitoreó hace 40 años, la política de exterminio y crimen contra la humanidad más terrible que haya sufrido Latinoamérica, está en suelo argentino para el 24 y hasta piensa visitar el Parque de la Memoria para rendir un homenaje.

En sintonía con EEUU, el actual gobierno de cambiemos también presenta una política exterior en materia de Derechos Humanos predominantemente declamativa, disonante con la política interior en la misma materia. Evidencia de eso es por ejemplo la posición que el Presidente Macri asumió en la Cumbre del Mercosur en Asunción del Paraguay, cuando hizo público un reclamo enérgico por la libertad del líder político de la oposición en Venezuela Leopoldo López, mientras que en este momento en Argentina, Milagro Sala lleva casi tres meses privada de libertad.

Otro hecho que evidencia el giro en la política de Derechos Humanos del Estado Nacional, lo marca las recientes declaraciones del propio Secretario de Derechos Humanos de La Nación, Claudio Avruj, al expresarse públicamente en relación a los acusados por crímenes de lesa humanidad mayores de 70 años. Sostuvo en tal sentido que es una posición asumida por el gobierno de cambiemos que “deben ir a prisión domiciliaria porque tiene que ver con un respeto al derecho y a la justicia”.

Es coincidente con estas declaraciones, la reciente resolución emitida por el Juzgado Criminal y Correccional Federal 3 de La Plata, en la que concedió el beneficio de prisión domiciliaria para el represor Juan Miguel Wolk, ex comisario mayor de la policía bonaerense que actuó como jefe del centro clandestino de detención conocido como el “Pozo de Banfield” durante la dictadura cívico militar, y quien se encuentra alojado en la zona de Punta Mogotes de nuestra ciudad. Paradójicamente, este personaje nefasto, ya había gozado anteriormente del mismo beneficio entre 2009 y 2012, período en el que vivió también en Mar del Plata hasta que fue descubierto violando la prisión domiciliaria; razón por la cual el entonces Juez Corazza le revocó el beneficio.

Por último, cabe destacar también que el cambio político en materia de Derechos Humanos se refleja en el desfinanciamiento que el gobierno nacional viene ejerciendo sobre todas las estructuras, programas y personal que han desarrollado en los últimos años el trabajo y la investigación para el avance de los juicios y la vigencia de la política de Memoria, Verdad y Justicia.

Ante este escenario, considero que el mejor homenaje que podemos hacer como sociedad, es mantener viva la memoria y comprender que las razones por las que hace 40 años se pergeñó un plan de exterminio y criminalidad política hacia los sectores populares, son las mismas que hoy pretenden avanzar sobre las conquistas en materia de soberanía política e independencia económica. Claro que en la actualidad existen otros métodos. Siguiendo las declaraciones del Presidente de Ecuador, Rafael Correa, ya no se necesitan dictaduras militares para desestabilizar y desarticular procesos políticos populares, basta con un poderoso monopolio mediático en manos los grupos económicos concentrados, en complicidad con un sector de la justicia.

Sin embargo, los procesos políticos no solo los marcan los gobiernos. Hemos aprendido a ser parte, a incidir, a transformar. Entonces nuestra democracia ha crecido a la par del deseo de la sociedad de ser parte de sus objetivos.

Creo que no existe gobierno que pueda hacer retroceder lo que ya hemos incorporado a nuestra cultura democrática. Entonces, cuando por allí aparecen los pequeños grupos violentos, autoritarios, nostálgicos de los crímenes políticos, es la sociedad en su conjunto la que toma posición, se expresa y condena. Entonces también, cuando una editorial de un diario exhorte al presidente de turno a terminar con los juicios de lesa humanidad, un funcionario municipal niegue la cifra de las víctimas del terrorismo de Estado, cuando un consultor extranjero le falte el respeto a una Abuela de Plaza de Mayo, quienes se expresarán en repudio serán también nuestros hijos e hijas, nuestros nietos y nieta. Porque para ellos no hay dudas.

* Diputada nacional Frente para la Victoria – PJ



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