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Policiales 1 de noviembre de 2025

Caravana de motos: ¿convalidación oficial o resignada impotencia?

Una vez más decenas y decenas de motos realizaron una caravana nocturna en donde abundaron maniobras temerarias, infracciones de tránsito y contaminación sonora.

Por FdR

“La Caravana del Terror”. Así se anunciaba en Instagram la convocatoria de motociclistas para la noche del viernes, en un mensaje ambiguo que podía aludir tanto a la celebración de Halloween como a una provocadora autodefinición frente al resto de la comunidad.

Más de 300 motocicletas, en su mayoría de mediana y baja cilindrada con dos ocupantes, circularon de forma masiva por distintos barrios hasta llegar al centro, donde la concentración se disolvió tras algunas vueltas.

El evento generó repudio social por la flagrante vulneración de las normas de tránsito, el irrespeto a la convivencia urbana y la contaminación auditiva provocada por los escapes libres y maniobras imprudentes.

Lo más extraño de este episodio, que bien puede advertirse en los videos que circulan, es que no hubo ningún tipo de control estatal, tanto de quienes deben velar por la seguridad vial como de aquellos que poseen la facultad de prevenir delitos. Todo esto con un agravante: la sospecha de ilegalidad de la caravana fue una broma. Quedó reflejada, incluso, en el mismo “flyer” de los impulsores que indicaba que “el lugar de salida se dice el mismo viernes”, en clara estrategia para eludir alguna acción preventiva. Esto pareció tomar por sorpresa a las autoridades municipales, las mismas que meses atrás tenían una mayor rigurosidad. Vaya a saberse qué sucedió en el medio, entre septiembre y el pasado fin de semana, que explica esta “Nueva Tolerancia”.

Desde la Secretaría de Seguridad se indicó que se “hicieron operativos durante todo el día”, los cuales arrojaron secuestros de motocicletas. De todos modos, esto no pareció hacer mella en la concurrencia.

Una fuente policial confió a este medio que “se vieron muchos conductores sin casco, las motos la mayoría iban con acompañante y muchas eran chicas, se pasaban todos los semáforos, hacían willy y tiraban cortes”, a la vez que dijo que “el personal de tránsito acompañó, estuvo en la zona de Mogotes y todo era monitoreado desde el COM”.

No queda dudas de que hubo una acción pasiva y de permisividad porque “correrlos es peor”, según otra fuente. Y eso es una gran verdad: una vez que se pierde la instancia de impedir estos encuentros, no se puede tener una actitud proactiva.

A fines de junio una caravana similar causó un caos vehicular tal que puso en riesgo la vida de los propios motociclistas. Pocas cuadras después de iniciada la misma, sobre la avenida Fortunato de la Plaza ocurrió un choque entre un automóvil y varias motos, muriendo en esa colisión Franco Maiorano (18). Este lamentable antecedente no parece haber alcanzado para evitar una nueva caravana.