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Arte y Espectáculos 18 de septiembre de 2022

“Carbón”, cómo escapar de la pobreza sobrepasando los límites del absurdo

Carolina Markowicz relata cómo una sociedad en un contexto de fanatismo, violencia y desigualdades puede acabar anestesiada y buscar excusas o motivaciones para justificar cualquier acto inhumano.

Por Marina Estévez Torreblanca

La película “Carbón” es la historia de una familia rural de San Pablo que esconde a un fugitivo por dinero y encuentra una solución grotesca para ocultarlo, una metáfora sobre cómo en Brasil “los límites del absurdo están totalmente sobrepasados”, explica a EFE su directora, Carolina Markowicz.

Esta ópera prima de la brasileña, que se presentó en el Festival de San Sebastián, relata cómo una sociedad en un contexto de fanatismo, violencia y desigualdades puede acabar anestesiada y buscar excusas o motivaciones para justificar cualquier acto inhumano.

“Jair Bolsonaro (presidente de Brasil) dice que, para acabar con la violencia, la gente debe tener armas o que prefiere tener un hijo muerto antes que gay”, ejemplifica Markowicz, también guionista de la película, sobre la situación actual de su país. “No hay día en el que no piense cómo nos vamos haciendo cada vez más inmunes al absurdo”, remarca.

En esta ficción, una familia formada por madre, padre e hijo que vive cerca de una fábrica de carbón decide adoptar soluciones drásticas para poder acoger a un capo de la droga huido de Argentina, interpretado por César Bordón (“Relatos Salvajes”), con el que inician una complicada convivencia.

Otra de las claves de la película es cómo a pesar del ambiente de conservadurismo, es la madre -Maeve Jinkings, “Sonidos de barrio”- la que sin duda lleva el peso de la casa, del trabajo y de la familia. “Las mujeres son las jefas y son las que toman las decisiones de manera natural”, a pesar encontrarse en un ambiente “patriarcal y machista”, asegura la directora.

Entre las violencias que se ejercen, además de otras más evidentes, está “la mentira de que la familia debe quedarse unida” -explica Markowicz- a pesar de ser infeliz y no desearlo, o la ocultación de las relaciones homosexuales entre hombres casados.

Todas estas experiencias, en las que “lo brutal se ha hecho habitual”, dice la directora y guionista, son presenciadas por el niño, que parece condenado a interiorizarlas y repetirlas en el futuro.

El título de la película, “Carbón”, es precisamente una metáfora de la brutalidad. “La manera en que se hace el carbón es muy dañina en estos países, se trabaja sin equipamiento y las personas acaban sufriendo dolencias de pulmón”, remarca.

La propia Markowicz creció en la zona rural de São Paulo, cerca de Joanópolis, donde se grabó la película. Hasta ahora había dirigido seis cortometrajes, entre ellos “El huérfano”, ganador de la Queer Palm en el Festival de Cannes en 2018.

EFE.