“Milei hoy no tiene un adversario externo fuerte. Y hay una regla del poder: cuando no hay conflicto afuera, el conflicto aparece adentro”, resalta el analista político, columnista del diario La Nación y responsable del programa “Odisea Argentina” de La Nación+.

Pagni habla con la calma de quien no necesita exagerar para inquietar. Cuando describe el conflicto entre el Gobierno y la AFA, no se detiene en la superficie del escándalo ni en la espuma de la coyuntura. “Cuando los investigadores de ARCA y de la DGI ven los números de SurFinanzas dicen: ‘Esto no puede ser sólo fútbol. Acá tiene que haber juego y probablemente narco’”, sostiene.

Para Pagni, la disputa entre Javier Milei y Claudio “Chiqui” Tapia es una jugada política de alto riesgo. “Es una apuesta muy inteligente, muy audaz y, como toda apuesta, riesgosa. Milei va a un lugar donde la gente tiene sentimientos positivos. A la sociedad puede no importarle tanto que se robe en la política, pero sí que se robe en un club o la Selección”, explica en una extensa charla con Mesa Chica, el programa de streaming de LA CAPITAL y Canal 8.
El analista subraya un dato que, a su juicio, quedó fuera del relato dominante: “Los audios de Diego Spagnuolo fueron difundidos por una plataforma de streaming vinculada a Pablo Toviggino. Ese dato está ausente de la narración del conflicto y no es menor”.

La pelea con la AFA, dice, expone un problema mucho más profundo. “Hay fenómenos que proceden en cámara lenta. Por eso no se advierten hasta que muestran manifestaciones extremas. La presencia de la droga es uno de esos fenómenos”, afirma. Y apela a una experiencia personal: “Recuerdo la primera vez que vi en la tapa de un diario argentino una noticia de un tiroteo narco en un shopping. Pensé: ‘¿De dónde es este diario?’. Hoy eso se volvió habitual”.

Pagni enumera hechos que, en su conjunto, describen una Argentina distinta a la de hace apenas una década: “Nos enteramos de un diputado nacional (por José Luis Espert) relevante tocado por un narco; de bandas que operan a ambos lados del Riachuelo con crímenes macabros; de cuevas financieras donde los investigadores dicen ‘acá hay plata del narco’; de un sistema judicial, como el de Rosario, que estalla por sus vínculos con estas mafias. Estoy contando otro país”.

Ese avance no es ajeno a la política. “Un dirigente muy importante, que conoce mucho el financiamiento de campañas, me dijo hace años: ‘Las campañas son tan caras que sólo el narco las va a poder financiar’. No sé si estamos a las puertas de eso o si ya cruzamos la puerta”, advierte.

“No hace juego con los ritmos de la política”

En este contexto, el destacado periodista de La Nación cree que el problema del narcotráfico “está adquiriendo una dimensión tal que requiere tanto esfuerzo intertemporal, de largo plazo, que no hace juego con los ritmos de la política.

Entonces, si uno fuera candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires se pregunta: “¿Me voy a meter en este lío donde además a lo mejor me hundo? ¿No será mejor hacer marketing con esto? Que la policía se encargue de regular el crimen. No de resolverlo ni de penalizarlo. De administrar. De administrar la pobreza. De administrar el delito. No de resolverlos”.

Y sentencia que “el fenómeno Milei, que no sabemos qué consistencia, qué perdurabilidad tendrá, es una una respuesta probablemente de la gente que olfatea que la política ya no esté en condiciones de resolver esa agenda”.

Para Pagni, el Presidente no está cambiando el sistema, sino forzándolo desde adentro. “Tiene un discurso rupturista, quiere hacer una revolución, pero es una revolución dentro del sistema. Para eso tiene que pactar con aquellos que deberían ser revolucionados”, explica. “La promesa de destruir el Estado desde adentro quedó en lo discursivo. Descubrió que para dialogar con la casta necesita gente de la casta, porque la casta habla un idioma”.

Aun así, le reconoce astucia política. “Dentro del Gobierno hay agentes de cambio y agentes de conservación, y Milei administra eso con inteligencia. Lo vemos en la reforma laboral, en Tierra del Fuego, en el juego, en la industria farmacéutica”. Y va más allá: “No sé si no estamos frente a un nuevo caudillo. Tiene un manejo del poder visceral, no intelectual. Eso explica por qué enloquece a Macri, por ejemplo. Eso no se aprende: es carácter. Lo tenían Menem, Alfonsín, Kirchner”.

“Milei era un desconocido. El experimento más interesante que está viviendo en la Argentina es que en el año 2023, en las primarias, el 30 % de la gente del electorado hizo algo que en las sociedades sucede una vez cada 1000 años, que es ir hacia lo desconocido, preferir lo desconocido a lo conocido, por repudio a lo conocido, por aflicción frente a lo conocido”, subraya. Y aclara que “a partir de ahí apareció este personaje que es una incógnita. El triunfo de Milei -enfatiza- instala una especie de presunción de clima que hace que hoy pareciera que en la Argentina todo es posible. Es como una especie de incertidumbre metafísica.

Por que si produjo esta rareza que un tipo en dos años llega a la presidencia así con un piolín y dos palitos sin Congreso, sin diputados, sin senadores, sin sindicalistas, sin gobernadores, sin intendentes, sin nada, sin equipo, sin programa, bueno, todo es posible entonces, ¿no?”

¿Por qué el presidente conserva apoyo social pese a los costos del ajuste? Pagni es tajante: “Porque vio el tema de nuestro tiempo. El tema era la inflación. Y la bajó. Cumplió”. Pero aclara: “La inflación ya no es el principal problema. Ahora aparecen la pobreza y el empleo. Si la forma de bajar la inflación genera desempleo, entra en una segunda agenda que puede hacerlo fracasar. Es el dilema clásico de la política argentina”.

“Milei no tiene un adversario externo fuerte”
El mapa opositor tampoco ofrece una alternativa clara. “El peronismo está en una situación inédita: perdió control territorial. Un político sin territorio se radicaliza”, señala. Cristina Kirchner, dice, sigue siendo una figura de enorme habilidad, aunque limitada por su dogmatismo. Axel Kicillof busca autonomía, pero todavía no emerge un liderazgo definido.

“Milei hoy no tiene un adversario externo fuerte. Y hay una regla del poder: cuando no hay conflicto afuera, el conflicto aparece adentro”, concluye Pagni, como si estuviera describiendo no sólo a un gobierno, sino a toda una época.

Al analizar el periodismo, Pagni dijo que “tenemos un desafío en la profesión que es muy exigente, que es tener una posición propia: la posición del periodismo que no es la de ninguno de los actores a los cuales narramos. Para hacer eso, para lograr esa posición hay que hacer todo un esfuerzo, primero de autonomía intelectual, de no dejarse arrastrar por la corriente. La autonomía ejerce un ejercicio casi espiritual, emocional de mantenerse uno sobre su propio eje y requiere formación”, dijo. Y aclara que ve “un periodismo militante de uno u otro lado que se va radicalizando. ¿A qué le llamo periodismo militante? No es que sea un periodismo comprometido. Yo creo que todo periodista debe ser comprometido con un ideario, con una agenda, que es la de él. Con criterio, con un punto de vista. Ahora, se convierte en militante cuando esos criterios y ese punto de vista no lo aplica de manera ecuánime a todos los actores. Si yo veo la corrupción en Cristina, pero no la puedo ver en Macri o en Milei, me convertí en un militante, y eso traiciona mucho a la profesión, no solo en la Argentina”.