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Policiales 4 de mayo de 2023

Caso Melmann: mañana serán los alegatos del juicio al cuarto acusado

Este jueves concluyó la etapa de prueba y solo resta el pedido de pena de la acusación y lo que solicitará la defensa de Ricardo Panadero.

Natalia Melmann, la adolescente asesinada en Miramar en 2001.

La etapa de pruebas del segundo juicio por el abuso sexual y el asesinato de la adolescente Natalia Melmann, ocurrido el 4 de febrero del 2001 en Miramar, finalizó hoy con la declaración de tres testigos propuestos por la defensa del exsargento de la Policía bonaerense Ricardo Pandero, único imputado en este debate, por lo que mañana se realizarán los alegatos de cierre.

La tercera audiencia del juicio por el crimen de Melmann se desarrolló desde las 9.30 ante el Tribunal Oral en lo Criminal 4, e incluyó los testimonios de tres mujeres, entre ellas la pareja del imputado y madre de sus hijos.

Cerrada la etapa de prueba, las partes plantearán mañana desde las 10 sus alegatos ante los jueces Néstor Conti, Mariana Iriani y Juan Galarreta, en el primer piso del edificio de Brown y Tucumán.

En primer término lo hará la fiscal Ana María Caro, y luego será el turno de los abogados Federico Paruolo y Yamil Castro Bianchi, quienes representan en calidad de particular damnificado a los padres de la víctima, Gustavo Melmann y Laura Calampuca.

En ambos casos, centrarán su acusación tanto en el análisis de ADN de un vello púbico hallado en el cuerpo de la menor, que mostró un 97,05 por ciento de compatibilidad con el perfil genético del imputado, de acuerdo al testimonio de un perito, y en la declaración de un testigo de identidad reservada de la causa, que el primer día del juicio aseguró haber visto cómo Natalia era subida a un móvil policial por cuatro efectivos, entre los que mencionó a Panadero (65).

Tal como adelantó en los lineamientos de apertura, el defensor, Lautaro Resúa, insistirá por su parte en la inocencia del exsargento, imputado por “privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal y por la participación de dos o más personas y homicidio agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa”.

El defensor confirmó a su vez en la audiencia de hoy, que el acusado, que presenció el juicio desde su inicio el último martes, no brindará declaración.

La primera testigo de la jornada fue una mujer que trabajaba en un restaurante ubicado en la costanera de Miramar la madrugada del crimen, quien aseguró que había visto alejarse del boliche Amadeus de Miramar a Natalia, a quien solo conocía de vista, con un hombre que luego supo que era Gustavo “Gallo” Fernández, condenado en 2002 por su participación en el secuestro.

“Yo nunca vi policías”, señaló además, aunque a su vez sostuvo que vio “un patrullero”, desde el que “le hicieron una pregunta” a la menor y luego se alejó.

También declaró una testigo que aseguró que conocía a Natalia de vista y que estuvo con ella fuera del boliche la misma noche, y que también la vio alejarse con un hombre que luego supo que era Fernández.

El último testimonio del juicio fue brindado por la pareja de Panadero y madre de sus hijos, quien dijo que “es un buen padre, una buena persona y un buen compañero”.

En las tres jornadas del proceso declararon en total once testigos, entre ellos los padres de la menor.

El exsargento es el cuarto policía acusado por el crimen, pero su caso no formó parte del juicio en el que los otros tres -Oscar Echenique (63), Ricardo Anselmini (55) y Ricardo Suárez (60)- fueron condenados a prisión perpetua, en septiembre de 2002, porque fue sobreseído antes.

El crimen de Melmann ocurrió el 4 de febrero de 2001 y provocó la reacción de la comunidad local, que realizó junto a la familia múltiples marchas para pedir por el esclarecimiento del caso.

Según se estableció en el juicio en 2002, la víctima fue obligada a subir a una camioneta policial y llevada a una casa en el extremo sur de Miramar, donde “fue accedida carnalmente”, y luego, “con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual”, fue estrangulada con un cordón de sus zapatillas.

Los tres policías condenados a perpetua trasladaron luego el cuerpo al vivero Florentino Ameghino, donde fue hallado semienterrado cuatro días más tarde.