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Arte y Espectáculos 13 de abril de 2018

César Brie: “El teatro tiene que ser terapéutico”

El director reflexionó sobre la tarea del actor, habló de la ética y de la importancia de pensar los objetos que se utilizan en escena. "Destino de actor: servir de bocadillo a los críticos mientras hambreas", escribió.

En Mar del Plata, Brie ofreció un seminario y montó tres obras.

“El teatro es un arte compuesto de retazos de otras artes, está la música, está la pintura, está la arquitectura, hay un actor, está el canto, la poesía, la literatura, todo está adentro del teatro, pero justamente por ser un retazo de todas estas artes el teatro es un crisol, un lugar donde todo esto hierve y todo esto cambia”. La definición es de César Brie, el dramaturgo, actor, director y maestro de actores que pasó recientemente por Mar del Plata para ofrecer un seminario y montar tres espectáculos de su autoría, “La voluntad”, “Te duele” y “Fui” en la sala El Galpón de las Artes y dentro del proyecto “Cruzando fronteras”.

Comprometido con las urgencias de su tiempo, Brie es un caballero del teatro que, tras una larga experiencia escénica en Italia y en Dinamarca, decidió trasladarse a Bolivia y desarrollar una propuesta escénica en un sitio con escasa tradición teatral. Eligió la ciudad de Yotala, cerca de Sucre, para montar el Teatro de los Andes y empezar a ejercer una suerte de “Estilo Brie” que siempre redunda en la ética del actor y en la investigación sobre los objetos.

“Para aprender sube al escenario y muestra tu inexperiencia. Destino de actor: servir de bocadillo a los críticos mientras hambreas. Extraña alquimia mentir honestamente, mostrar el corazón a través de la pasión y la poesía. Todo sucede mediante el cuerpo y la presencia. Imposible corregir palabras mal dichas, el gesto ambiguo. Hoy. Aquí. Mañana es otro día, otra gente. Otros ojos capturando tus gestos y tus palabras. Estar presente, crear el instante, la conmoción. El derrumbe de los espejos. Pura verdad en la ficción. Por eso lo haces, porque es la eternidad y tú sabes que la eternidad no dura”. Esa es una de las recomendaciones que da en su libro “Reflexión Lírica Práctica sobre el actor”, basadas en su rica experiencia artística. Las sugerencias son altamente poéticas.

En una charla abierta realizada en El Galpón de las Artes, Brie cuenta el valor que, en su concepción, tienen los objetos que utiliza en escena. “Cada objeto debe tener una función y si después cambian su función bienvenidos, yo debo imaginar cómo un objeto se vuelve otra cosa, ése es mi trabajo en la investigación”, recalca.

Y sigue: “Si yo uso un vaso, ese vaso tiene el rol de un actor, para mí es tan importante como vos y yo en la escena, si uso una mesa esa mesa tiene que tener la misma importancia, no uso decorados, no uso objetos que decoran. Más que en escenografías pienso en objetos”.

Además, dedica gran parte de la reflexión de cada obra a pensar en el piso. “Cuesta mucho levantar las cosas porque exige mucho dinero y yo siempre estoy trabajando en lugares en los que es más fácil acostar las cosas. Creo que el piso crea un espacio y crea la visión desde arriba, que para mí es la visión más bella, la visión de anfiteatro”.

Dice que sus espacios escénicos están “generalmente vacíos” aunque con unos pocos objetos que resultan imprescindibles.

La ética, en tanto, la perfeccionó a partir del trabajo con sus compañeros del Odin Theatre, en Dinamarca, y de la mano de quien considera su gran maestra, Iben Nagell Rassmussen. “El Odín me dejó dinero porque ahí ahorré y tuve un aprendizaje ético inmenso, porque son disciplinados. Iben lo dijo de manera muy chistosa: ‘Si Cesar se hubiera quedado aquí (en Dinamarca) lo máximo que hubiera tenido era un camarín, pero se fue y construyó un teatro”, en relación al viaje a Bolivia, en el que desarrolló la experiencia más importante de su vida, según confiesa en la charla, frente a actores, actrices y artistas marplatenses.

Reconoce que “aún duda de su oficio” y que, frente a pedanterías o falsas posturas intelectuales, elige reírse de sí mismo y pensar que “es nada serio lo que hacemos” junto a su grupo. “Siempre estoy disminuyendo lo que hago, es una vocación ser así porque recuerdo cuando Eugenio (Barba, creador del Odín Theatre) hablaba y era más joven y sacaba el dedo y se ponía a hablar… entonces yo le decía ‘Eugenio cortá con el dedo, esto es teatro, no es una iglesia, no hables con el dedo levantado’. El se reía”.

Más tarde se distanció de Barba y partió a Bolivia, donde también se dedicó a denunciar la corrupción de la política boliviana actual en dos valientes documentales, “Humillados y ofendidos” y “Tahuamanu, morir en Pando”.
“Después de que hice los documentales pedí la ciudadanía boliviana -cuenta-. Yo he vivido mucho tiempo en Italia y nunca pedí la ciudadanía italiana y creo que el pasaporte menos útil del mundo es el pasaporte boliviano junto con el iraquí o el sirio, pero lo pedí para ratificar mi compromiso. Y cuando me decían que yo era argentino, decía ‘No señor, yo soy boliviano'”.

De nuevo radicado en Argentina, Brie busca un lugar para volver a instalarse y seguir trabajando. “No sé si tengo la fuerza de crear algo o si simplemente tengo que reaccionar a lo que va ocurriendo, estoy en eso. Lo que ocurre es que habiendo perdido un teatro es muy difícil pensar en reconstruir otro a esta edad, si fuera más joven sí empezaría”, lamenta el actor, que llegó a Mar del Plata junto a las actrices Vera Dalla Pasqua y Flor Micha.

“Creo que, en la relación del arte con la sociedad, el teatro tiene que ser terapéutico, para el que lo hace y para el que lo ve. La gente debe salir mejor de como entró”, finaliza el maestro.



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