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Policiales 8 de enero de 2020

Cincuenta años después, un asesino serial que confiesa más crímenes

Richard Cottingham aseguró haber matado 100 mujeres, pero la condena a 2 siglos de prisión fue por 5 asesinatos cometidos entre 1978 y 1980. En 2010 confesó el crimen de otra mujer ocurrido en 1967 y días atrás el de tres adolescentes, también a fines de los '60.

por FdR
Richard Cottingham es uno de tantos fenómenos de la muerte que azota a la sociedad de Estados Unidos con llamativa frecuencia. Hoy tiene 73 años y empuja su pesado cuerpo por las dependencias de la cárcel estatal de New Jersey, ciudad en la que desplegó su frenesí asesino hace más de medio siglo. Nada más podía esperarse de él después de que se lo condenara en 1982 a 200 años de prisión por el homicidio de 6 mujeres, pero un asesino en serie siempre puede tener algo oculto.

Días atrás Cottingham, que alguna vez quiso ganarse la inmortalidad criminal adjudicándose más de 100 asesinatos, admitió que era quien le había arrebatado la vida de una manera brutal a tres adolescentes Jackie Harp, de 13 años, Irene Blase, de 18, y Denise Falasca, de 15. Esos tres crímenes ocurrieron entre 1968 y 1969.

La historia de Estados Unidos en relación a sus “serial killers” es de una robustez que asombra, fomentada también en una atrapante filmografía y una inagotable usina de noticias, incluso en casos como el de Cottingham, que se creía ya agotado.

Hijo de un productor de seguros y de una ama de casa, Cottingham nació en el mismísimo Bronx de New York y de pequeño cruzó de Estado: con toda su familia se fue a New Jersey. Al cursar los estudios de los primeros niveles allí, a Cottingham no se le advirtieron conductas sintomáticas de un psicópata ni tampoco fue víctima de bullying que pudiera dejarle algún residuo patológico años después. Tampoco fue abusado. Nada para explicar lo que pasaría a partir del año 1967.

Cuando hace un par de semanas los policías terminaron por convencer a Cottingham de que era mejor para la vida de las familias de las víctimas decir lo que sabía que seguir callándolo, el mito del “Asesino del Torso” se engrosó. Porque así se lo había llamado a principios de los ’80 después de que a dos de las mujeres les cortara las cabezas y los brazos.

Una confesión,
tres crímenes

Richard Cottingham durante el juicio de 1982.

Richard Cottingham durante el juicio de 1982.

Cottingham fue condenado a 200 años de prisión en 1982 por 6 homicidios cuando se conoció apenas una parte de su sangriento recorrido criminal.

Todo se desencadenó el 22 de mayo de 1980 cuando una joven de 18 años comenzó a pedir ayuda a los gritos desde su cuarto de hotel en Quality Inn. Los trabajadores del lugar llamaron a la policía y quien estaba con ella era Cotthingam. Lo detuvieron y desde ese día jamas dejaría la custodia policial. A partir de ese momento se reconstruiría todo lo anterior: seis horribles crímenes.

En 1977 Maryan Carr fue asesinada dentro de un hotel. Mordiscos, cortes, abuso sexual y finalmente estrangulamiento para terminar con la vida de la joven de 26 años.

En 1979 Helen Sikes, una trabajadora sexual adolescente, fue descuartizada y arrojadas sus partes en Queens, sumando así un nuevo misterio.

Pero el caso que relacionaría a Cottingham sería el de dos mujeres, solo una identificada como Deedey Goodarzi, a quienes invitó a pasar la noche a un hotel y tras matarlas las prendió fuego.

En mayo de 1980 Cottingham mató a Valerie Ann Street dentro del mismo hotel en el que terminaría siendo detenido, aunque antes tuvo tiempo de otro asesinato en otro hotel, el de Jean Reyner.

En 1982 lo condenaron al cabo de distintos juicios y sobrevivió a sí mismo: intentó un par de veces suicidarse.

Durante sus encuentros con los investigadores dijo que “tenía un problema con las mujeres” y llegó a decir que era autor de cerca de 100 crímenes. Pero nunca brindó datos precisos.

Recién en 2010 admitió haber asesinado a Nancy Vogel en 1967 y días atrás cerró su ciclo de confesiones al hacerse cargo de los tres crímenes de las adolescentes.

Hasta conocerse estas declaraciones, Cottingham podía aspirar a la libertad condicional en 2025. Ahora se reanalizará ese beneficio.

 



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