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Policiales 8 de enero de 2022

Colectivero denunció que fue atacado en la nueva zona roja

El chofer de un micro de la línea 571 denunció que una mujer trans y un hombre lo atacaron con un arma blanca cuando les dijo que sin la SUBE no podían viajar.

La nueva zona roja de Mar del Plata, autorrelocalizada en el macrocentro por la necesidad de sostener la demanda de estupefacientes y servicios sexuales, causó en la madrugada de este sábado un serio incidente que a punto estuvo de tener consecuencias más graves cuando un hombre y una mujer trans lesionaron con un cuchillo al chofer de un colectivo.

El hecho se registró en Las Heras y Gascón, cuando el colectivero a cargo de un micro de la línea 571 se detuvo para que subieran los dos pasajeros. Cuando la pareja lo hizo intentó viajar sin la correspondiente tarjeta SUBE, único dispositivo permitido para abonar el pasaje.

Sin embargo cuando el chofer le informó que debían descender, el hombre extrajo un cuchillo o un arma blanca similar, y lo cortó en el abdomen.

De inmediato los agresores se dieron a la fuga y el chofer fue auxiliado por otros pasajeros que le pidieron que llamara a la policía. Sin embargo, al constatar que la lesión que tenía era apenas superficial el colectivero optó por continuar con el recorrido.

Una vez que finalizó en cabecera el viaje, se dirigió a una sala de salud para recibir atención médica y entonces sí fue hasta la comisaría segunda a radicar la denuncia,

La causa fue derivada a la Fiscalía de Composición Temprana de Conflictos Penales, a cargo de Graciela Trill, que ordenó una investigación en el marco de una causa caratulada lesiones leves.

La “nueva” zona roja de la ciudad se ubica en el área delimitada por las calles Brown, Gascón, Lamadrid y Tucumán, hacia donde emigraron varias personas a ofrecer servicios sexuales. Durante años la zona roja había ocupado un sector más alejado del centro de la ciudad, en Jara, Champagnat, Luro y Rivadavia, como eje principal.

La queja permanente de los vecinos de ese barrio provocó un mayor control de las fuerzas de seguridad que fue minando la resistencia de quienes “paraban” en las esquinas.

Además comenzaron a conocerse proyectos políticos para “relocalizar” la zona roja en sitios donde haya menos afectación a vecinos y frentistas, desconociéndose que la principal actividad que se desarrolla no es la oferta de servicio sexual sino la venta de estupefacientes.

Con la vieja zona roja casi desactivada, la demanda de drogas y en menor medida de sexo hizo que se produjera la mudanza que poco a poco se fue consolidando en el macrocentro de Mar del Plata.