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Arte y Espectáculos 2 de agosto de 2020

¿Cómo se hizo “Atom Heart Mother”, de Pink Floyd?

La famosa vaca de la tapa fue otra idea delirante de la empresa Hipgnosi.

por Alfredo Rosso

El quinto álbum de Pink Floyd, Atom Heart Mother, apareció en Inglaterra el 2 de octubre de 1970, en el Reino Unido, tras una época difícil para la banda integrada a esa altura por Roger Waters, David Gilmour, Rick Wright y Nick Mason.

Exhaustos por las giras interminables y vacíos de ideas, los cuatro músicos se habían juntado para ensayar, improvisar algunos sonidos y ver que sucedía. Surgió así una obra extensa, que finalmente le daría su título al álbum, pero que al principio se llamó “The amazing pudding“, título que nadie tomó en serio.

Un día, el baterista Nick Mason leyó en el diario acerca de una mujer embarazada a la que tuvieron que operar para instalarle un marcapasos atómico. “¡Madre de corazón atómico!” decía el titular. Inmediatamente, la flamante suite de Pink Floyd cambió de nombre.

Cuando comenzó a tomar forma en noviembre de 1969, “Atom Heart Mother” fue pensada para guitarra, bajo, órgano y batería, con algunos efectos de sonido. David Gilmour escribió el tema principal y del intercambio con los demás músicos salieron las otras cinco partes.

Pronto se dieron cuenta que faltaba algo más y recurrieron a Ron Geesin, un joven compositor experimental inglés que había trabajado con Roger Waters en la música de “The Body”, un film documental sobre el cuerpo humano.

Geesin escribió la parte orquestal de “Atom Heart Mother”, hizo los arreglos para los diferentes instrumentos, reunió a los músicos y dirigió la orquesta y el coro. Utilizó a la Abbey Road Session Pops Orchestra -un grupo de músicos experimentados a los que el sello EMI contrataba para orquestar grabaciones de música pop a un costo menor que el de los músicos clásicos de primera línea- y les sumó el John Aldiss Choir, compuesto por veinte voces masculinas y femeninas.

La suite “Atom heart mother” ocupó todo el lado uno de la edición en vinilo del álbum. La cara B comenzaba con la pacífica “If”, de Roger Waters, cuya letra sugería una confesión sobre los aspectos más contradictorios de su personalidad. Luego, “Fat old sun”, de David Gilmour, evocaba la niñez en Cambridge, los días de verano nadando en el río Cam o recostado bajo cielos azules, entre el dulce aroma del césped recién cortado.

Por su parte, “Summer 68”, de Rick Wright, mostraba el desencanto del tecladista por las relaciones amorosas efímeras y superficiales que se producían durante las giras.

Por último “Alan psychedelic breakfast” era una mini-suite de tres partes instrumentales unidas por ruidos de gente desayunando, efectos registrados en la cocina de la casa de Nick Mason con un grabador Revox. El protagonista era el fiel asistente de Floyd, Alan Stiles, quien realmente cocinaba el desayuno de la banda cuando salían de gira.

La famosa vaca de la tapa fue otra idea delirante de la empresa Hipgnosis, responsable de cientos de portadas de rock.

El artista Storm Thorgeson sabía que Pink Floyd quería alejarse de la imagen psicodélica que se había tejido a su alrededor.

¿Qué cosa más terrena y anti-psicodélica que una vaca? Thorgeson manejó por el campo del sur de Inglaterra hasta que encontró la candidata ideal, una vaca de raza Friesan llamada Lulubelle II. Apuntó su cámara y con un ¡clic! la hizo pasar a la inmortalidad bovina dándole su imagen a un gran clásico de la historia del rock.

(*): Conductor de “La Casa del Rock Naciente” por FM Rock & Pop, domingos de 22 a 24.



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