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La Ciudad 3 de diciembre de 2021

Complejo Chapadmalal, un ícono internacional del turismo social que cambió Mar del Plata

Luego de varios años de abandono, el Complejo Turístico de Chapadmalal vuelve a estar en funcionamiento para recibir a sus huéspedes durante toda la temporada. Con el objetivo de contar con una especie de ciudad balnearia autosuficiente, la construcción al estilo pabellonario que data de 1950 y está ubicada 30 kilómetros hacia el sur de Mar del Plata, logró convertirse en un ícono del turismo social, no solo a nivel local sino también a nivel internacional.

Portal Universidad dialogó con Elisa Pastoriza, especialista en historia social, docente en la Facultad de Humanidades e investigadora del Centro de Estudios Históricos (CEHis) de la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien recordó las primeras etapas del proyecto y su posterior auge con la implementación de políticas públicas del turismo social.

Entre finales de los 40 y principios de los 50, la construcción del Complejo Turístico de Chapadmalal se llevó adelante con el objetivo de fomentar el arribo de la clase trabajadora a la región, durante el gobierno de Juan Perón. Así, el territorio expropiado a la Estancia Chapadmalal perteneciente a la familia Martínez de Hoz, se convirtió en “un complejo de características casi únicas”, indicó.

Si bien en esa época no había posibilidad de acceder a muchas estadísticas, “el impacto que tiene este nuevo lugar tiene más que ver con el imaginario que efectivamente con los números”, reveló la historiadora. A lo que agregó que durante estos años se terminó de completar “el proceso de entrada masiva de las clases medias a Mar del Plata. Desde los años 20 y 30, junto a los socialistas que gobernaron la ciudad con Bronzini a la cabeza, ya se siembra la posibilidad de que nuevos sectores sociales puedan acceder a la ciudad, quebrando ese balneario de élite de los inicios”.

Se siembra la posibilidad de que nuevos sectores sociales puedan acceder a la ciudad, quebrando ese balneario de élite de los inicios.

Durante esos años, el proyecto estaba centrado en abrir el balneario a nuevos sectores sociales planteando políticas públicas destinadas a ese propósito, “sin llegar aún a la famosa villa balnearia. Después el golpe del 30, cuando se instala un período conservador o neoconservador, el crecimiento del turismo es impresionante. Pasamos de recibir 60 mil a turistas en 1930 a casi 400 mil en 1940, hay un auge de Mar del Plata muy importante con un turismo que ya no es de élite”, explicó.

Esta llegada masiva de contingentes con el objetivo de veranear en Mar del Plata “es el puntapié inicial de ese imaginario de que se podía acceder a este bien, en cuanto al turismo y el ocio”, aseveró. Es decir, el Complejo Chapadmalal pasa a ser un lugar importante en este proceso que es más general y que comprende planes de turismo social, con paquetes turísticos, contratos con hoteles de Mar del Plata.

En concordancia con esta transformación colectiva sintomática de esa época, “se demuele la antigua Rambla Bristol, se construye el edificio del Casino, se hace el Complejo de Playa Grande y se abre la Ruta 2. Es decir, se producen una serie de cambios muy importantes que tiene efectos sobre los años siguientes”, aseguró Pastoriza.

Siendo un ícono arquitectónico en el mundo, “si se revisan los diarios de la época se lo comparaba con un complejo alemán, ubicado sobre el Váltico en la época del nazismo, debido a sus dimensiones. El investigador inglés John Walton, que conoce mucho la historia del turismo a nivel internacional, decía que el Complejo Chapadmalal, posiblemente, sea casi único“, afirmó.

Con el objetivo de construir una ciudad balnearia autosuficiente, la investigadora declaró que se trata de “una obra muy importante que en 1950, cuando pasa a depender de la Fundación Eva Perón, albergaba nueve hoteles y diecinueve bungalows, con jardines, servicios fúnebres, correo, telefonía, centro de asistencia de salud con internación para niños, farmacias, cines, juegos infantiles, carnicería, canchas de fútbol. Todo estaba realizado con los mejores materiales, muchos de ellos traídos de afuera y reunía alrededor de mil trabajadores entre empleados de administración, obreros de maestranza, técnicos, panaderos, cocineros, mozos, mucamas, niñeras, enfermeras, maestras, profesores de educación física”.

Sin embargo, el Complejo Chapadmalal sobrepasa esta dimensión arquitectónica y adquiere especial importancia en cuanto a la memoria colectiva. Pastoriza confirmó que, en algunas entrevistas a jubilados que realizó como parte de su investigación, “al preguntarles por qué habían elegido ir a Chapadmalal, incluso en un período que no era lo mejor para ellos porque no era verano, la respuesta era que, justamente, cuando eran niños habían visitado el complejo gracias a estos planes de turismo social y en su memoria había quedado un recuerdo imborrable de esas vacaciones“.

 

La historia de una construcción icónica en el mundo

 

El primer intento por edificar el Complejo Chapadmalal se remonta a 1945, “durante el gobierno de Edelmiro Farrel, ese gobierno que surgió con el golpe de los coroneles. Mediante un decreto, y con la intervención del Ministerio de Obras Públicas, declaran 50 hectáreas como tierras de utilidad pública sujetas a expropiación. Eso fue bajo la jurisdicción del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en la zona de Chapadmalal, a los costados del arroyo, donde se va a plantear como un lugar destinado a la construcción de hoteles, colonias, edificios anexos para las vacaciones de los empleados y obreros de la administración pública”, explicó Pastoriza.

Años más tarde, en 1947, un segundo intento es protagonizado por el Poder Ejecutivo Nacional, con la firma del presidente Juan Perón y el Ministro de Obras Públicas Juan Pistarini. “Se realiza una expropiación de las 687 hectáreas de la Estancia Santa Isabel, que eran propiedad de Eduardo Martínez de Hoz, para la construcción de una ciudad balnearia que conjugara hoteles, viviendas y casas de descanso. En ese lugar es donde, a partir de esta medida del gobierno de Perón, se comienza con la construcción del Complejo Chapadmalal”, reveló.

Al estar enmarcada dentro de una política de turismo social a nivel nacional, la historiadora declaró que esta construcción “no es un hecho aislado sino que, desde sus inicios, el gobierno peronista se va a enfocar en el descanso y las vacaciones obreras. Chapadmalal es un hito dentro de esa política pero no es la única”.

A modo de conjetura personal, manifestó que el edificio “está inspirado en el Complejo Recreacional de Embalse de Río Tercero que había sido edificado en los años 30, en tiempos de Amadeo Sabatini. Si bien este tiene dimensiones más pequeñas, la construcción en cuando a un estilo pabellonario va a inspirar al Complejo Chapadmalal. Por supuesto que no son iguales pero tienen similitudes”.

Si bien actualmente el turismo social sigue existiendo, no tiene la prioridad que tuvo en los 40 y 50. Tras una serie de intentos de puesta en valor del edificio, Pastoriza aseguró que “se necesita mucha inversión porque, al pasar tantos años y no ser mantenido continuamente, está bastante abandonado. El turismo social entendido como lo fue durante el primer peronismo no perduró, no solamente en los gobiernos que siguieron al peronismo sino que las prioridades en cuanto al turismo se modificaron. En el 2005 hay una nueva Ley de Turismo donde podemos analizar los cambios en cuanto a las prioridades, a la atracción del turismo receptivo internacional”.