Deportes

Con el énfasis puesto en el vóley desde las bases

La Asociación Marplatense de Vóleibol lleva adelante un proyecto integral que apunta, entre otras cosas, a reinsertar este deporte en los colegios.

por Marcelo Solari

@SolariMarcelo

El ex jugador de vóleibol profesional Ignacio Forastiero es hoy el director de deportes del Partido de Mar Chiquita. Pero no olvida que pudo llegar a esa jerarquía a través del deporte que abrazó desde muy pequeño. Y entonces, combina la función pública con sus tareas como titular de la subcomisión de minivóley de la Asociación Marplatense (AMV). Forastiero y su equipo de trabajo son los responsables del proyecto que apunta a poner énfasis en la base de la pirámide: el minivóley y los Sub 12.

Durante el rotundo suceso del II Encuentro del año de estas dos divisiones, desarrollado el sábado en el Polideportivo Panamericano “Islas Malvinas”, Forastiero le contó a LA CAPITAL los alcances de este nuevo programa y otros objetivos propuestos en el corto, mediano y largo plazo.

– ¿Cómo te sumaste a trabajar con el minivóley en la Asociación?

– El año pasado le presentamos un proyecto a Fabián Altamirano, el presidente de la AMV, que básicamente consta de tres etapas: los encuentros sistemáticos de minivóley, el ingreso del vóleibol a las escuelas, y captar estudiantes del profesorado de Educación Física o los chicos que hicieron el curso de Técnico Provincial 1 para poder hacer capacitaciones e iniciarlos en los clubes dentro del minivóley.

– ¿En qué consisten cada una de esas tres etapas?

– Para los Encuentros, destinamos fijo el tercer sábado de cada mes. Así, todos los chicos, los profesores y los padres se pueden organizar y venir a estos Encuentros masivos. El primero fue en Banco Provincia, con casi 150 chicos y chicas. Y ahora, en el Polideportivo, un escenario magnífico, superamos esa cifra.

Con respecto a los colegios, trabajamos con los coordinadores del proyecto, Agustín Rodríguez y Natalia Serrano, quienes ingresan a las escuelas a dar clases de vóley junto con profesores de diferentes clubes. Las actividades se desarrollan dentro de la clase de Educación Física de cada colegio. Se presenta el proyecto en la escuela y para poder acceder contamos con el aval del director y el representante legal. Así, los clubes tienen la posibilidad de promocionar su actividad y los alumnos de esas escuelas, suman otro deporte a sus aprendizajes. Es una tarea difícil, porque no es sencillo entrar en las escuelas, pero ya podemos decir que hemos captado varios chicos, así que seguiremos en esa línea.

Y con relación a los profesores orientados hacia el minivóley, creemos que la amplitud de la base de la pirámide es fundamental. Y es lo que está faltando hoy en Mar del Plata y la zona. Apuntamos a aumentar la cantidad de jugadores en minivóley para poder llegar a Sub 12 o Sub 13 mejor armados, con categorías con 20 o 30 chicos. Y por consiguiente, se motivarán los entrenadores de esa franja, al notar que se les la importancia que se merecen.

– Decías que era un trabajo difícil. ¿Encuentran resistencia para ingresar a las escuelas?

– Las dificultades son sobre todo administrativas. Considero que tuvimos buena aceptación. Es difícil porque tienen sus miedos, sus reparos. Pero dentro de las escuelas públicas y privadas en las que pudimos entrar, fuimos muy bien recibidos. Obviamente, quisiéramos llegar a más. No es tan simple. Hay que coordinar horarios y unas cuantas cuestiones más. Es un proceso que lleva su tiempo. Estamos bien encaminados.

– ¿La inserción es en escuelas primarias, secundarias o en ambas?

– Estamos buscando en el segundo ciclo de la primaria, es decir, cuarto, quinto y sexto años, y en primer año del secundario. Para nutrir al Minivóley y al Sub 12, que es la edad crítica, donde los chicos transitan el paso a la adolescencia y, en muchos casos, dejan de hacer deporte. Nos parece importante estar ahí, presentes.

– Desde que no se practica en las escuelas, el vóley perdió un espacio vital…

– Es un deporte que históricamente fue muy escolar. Tal vez ahora hay una mirada distinta sobre la Educación Física, más de integración de varias disciplinas. Y el vóley es un deporte difícil de aprender, más aún en un espacio de sólo una o dos horas semanales. Creemos que la clave es enseñarlo de una manera dinámica, no tan técnica sino más lúdica. La técnica se puede ir puliendo con el correr del tiempo. Nosotros hace 20 años que jugamos al vóley y todavía seguimos aprendiendo técnicamente. Entonces, lo más importante es captar a los chicos con la parte divertida de poder atacar, correr, jugar, saltar, sin importar tanto cómo lo hagan.

– El biotipo es muy similar para los dos deportes y ambos admiten ambas ramas. Sin embargo, al básquetbol juegan más varones que mujeres y al vóley es al revés. ¿Por qué?

– Es una linda pregunta para hacer un análisis profundo, un estudio hasta sociológico. Creo que es algo cultural, también. Va evolucionando. Antes se pensaba que las mujeres podían hacer ciertos deportes, y hoy está demostrado que pueden jugar a todos. Antes estaba más encasillado en que algunos deportes eran masculinos y otros, femeninos. Por suerte, ahora no es tan así.

– ¿Cómo te llevás con la función pública?

– Bien, estoy muy contento. Siempre me quise dedicar a la gestión deportiva, desde chico. Incluso cuando jugaba en forma profesional, analizaba los proyectos deportivos de los lugares adonde iba. Por consejo del profesor Andrés Macció, mi primera experiencia se canalizó como entrenador. Y me sirvió muchísimo. Pasé por todas las etapas posibles. Fui jugador amateur, jugador profesional, entrenador de mujeres adolescentes y ahora estoy en la gestión pública. Y poder desarrollarla en el lugar donde yo nací, me resulta muy gratificante. Cada vez me enamoro más de otros deportes, aprendo muchísimo, tenemos una gran interacción con las instituciones intermedias, con los clubes. Tenemos un permanente contacto e interacciones con el Emder. Estoy muy entusiasmado.

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