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Arte y Espectáculos 7 de abril de 2021

Con Facundo Arana, un corto cuenta el deseo actual de huir de la realidad

"YOn my space" tiene dirección del dibujante Juan Carlos Quattordio. Es una ficción romántica con influencias de Star Wars y El eternauta.

El personaje de YOn, el hombre que decide evadirse.

La voz de Facundo Arana anima al personaje de YOn, un solitario herido de amor y recuerdos que decide encarar su propia vida lejos, muy lejos de la Tierra. Con una estética influenciada por los universos de Star Wars y El eternauta, Juan Carlos Quattordio dio vida a su primer corto de animación: “YOn my space”, que está publicado en su canal de Youtube.

“Quise que YOn my space fuera un concepto volado, pero entendible, que haya naves y robots, ciudades fantásticas y astronautas locos, pero con base humana”, describió.

 


Podés ver el corto acá:


 

“Siempre fui muy apasionado y muy novelesco cuando estoy enamorado o escribo sobre el amor, me emocionan los diálogos de películas bien escritos”, contó Quattordio a LA CAPITAL y señaló así el rasgo romántico de su corto.

Detrás de la ficción, que le llevó más de diez años concretar, lo que emerge es la relación de amistad: la de Quattordio con Arana o “Facu”, como lo llama afectuosamente. Así vuelve a darse la máxima del arte independiente: la historia atrás de la historia suele ser casi igual de fascinante que la obra terminada.

2010, el actor de telenovelas hace teatro en Mar del Plata. Es plena temporada y la obra que lo tiene como coprotagonista es “Poder se puede” junto a Nicolás Scarpino.

De “cararrota”, Quattordio se presenta en el hall del entonces teatro Güemes, le dice que es “un guionista de comedia romántica indie” y le muestra su primer corto autobiográfico web, “Chico conoce chica”. Y le pide que preste su voz a la nueva idea.

De una “pintó mucha onda entre nosotros porque Facu es un gran fanático de la historieta argentina”, recordó el animador radicado en esta ciudad.

A partir de ese encuentro, las ideas empezaron a brotar. Y “YOn my space” adquirió vida como un desprendimiento de “Chico conoce chica”. El corto se tendría que haberse estrenado en 2011, pero ciertos desacuerdos con el ex socio de Quattordio demoraron la puesta en marcha de la obra. Facundo entendió que el corto al que tendría que poner su voz “saldría cuando debiera salir”.

En el medio, para lograr que la pieza se ajustara a sus ideas, el dibujante aprendió a usar programas de animación. “Lo bueno de lo malo fue que me dije: ‘Si querés que algo salga bien, hacelo vos’. Así que descubrí programas gratuitos, vi muchos tutoriales, y de a poco fui haciendo cosas cortitas, hasta que agarré confianza. Soy cincuenta por ciento animador, y el resto ilustrador e historietista”.

 


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Y aunque entendió que el “noventa por ciento del corto le pertenece, no quiere dejar de mencionar a todo el grupo de personas que lo ayudaron en esta aventura: “la colaboración de Alejandro Maidana, animador y escultor 3D, Marcelo Capellaro animador 3S, Deby Campos en rotoscopiado”.

Y agregó: “Mi sobrino nieto Santiago Quattordio aportó unos dibujos. Ricardo Valente aportó su arte. Y luego conté con gente querida en las voces, como Eduardo Calvo, el locutor e imitador Nico Sosa, Laura Rodríguez Ortiz, locutora marplatense y la poeta neuquina Vero Padín”.

Terminó de editarlo este verano, estuvo entre doce a catorce horas diarias sentado sobre su escritorio para pulir a su YOn. Y ya estrenado, reconoció que el tiempo que pasó entre la escritura y su difusión fue cambiando el sentido de la historia, una especie de actualización constante.

“Esta historia, escrita en 2004, significaba algo para mi: un cierre a un romance. Luego en 2010 tuve una mirada pretendidamente lejana de lo que me pasó. Y en 2021 creo que está pegando porque todos quisieran irse a vivir a una estación espacial”, repasó.

“Estoy contento con la recepción del corto, está gustando mucho en grupos distintos: gente del cómic, fans de Facu, gente de cine, literatura, geeks y público general”.

Para el dibujante, el telón de fondo de su historia es la búsqueda de espiritualidad: “Un poco lo que YOn nos dice es: ‘Chicos, chicas, chiques hagan terapia, hagan algo espiritual, busquen la forma de arreglarse, de estar mejor, no se puede huir del problema'”.

-Resulta innegable la influencia de Star Wars y de El eternauta, ¿cuánto te marcaron esos universos de la cultura popular?

-Tremendamente, soy un hijo de Solano Lopez, Oesterheld y George Lucas. Son dos obras fantásticas y melancólicas, reales en su delirio, tangibles en su exacerbación. Tienen los pies en la tierra, como los mitos griegos. Hablamos de dioses, pero la anécdota es humana. Y si no está eso puesto, sino está allí, fracasa, queda en cáscara. Star Wars y el Eternauta son claves en mi. Yo fui Luke Skywalker, alguien que se sentía solo, incomprendido, yo no encontraba mi lugar, esperaba la menor oportunidad para poder hacer otra cosa, ser otro. Pasé por varios estadíos. Star Wars funciona porque está el camino del héroe, que no es otra cosa que el camino de la maduración de toda persona. No es solo un cuentito con monstruos, naves y explosiones. Y el Eternauta como dice Juan Sasturain demuestra que pueden suceder cosas acá, que podemos soñar desde acá algo volado, pero a la vez, con raíces humanas, credibilidad, humanidad, con menos cliches que otras culturas. Amo esas dos obras desde la profundidad de su concepto hasta sus muñequitos o estampa. Las amo porque me interpelan.

-También Mar del Plata es el telón de fondo en el que transcurre YOn, ¿por qué te parece interesante incorporarla como escenario?

-Estuve en varias ciudades de Europa, Londres, Moscú, Estocolmo, París, Mallorca, Munich, Gante y la verdad, ellos tienen cosas que nosotros no tenemos y viceversa. Es una ciudad única. Nunca olvidaré cuando vi el perfil de la ciudad llegando desde la avenida Constitución en 1974… parecía New York. Hasta el ´82, que me instalé, venía y me fascinaba. De mi viejo, constructor, heredé el gusto por la arquitectura. Extraño el paseo Galindez con hoteles, parecía Mónaco… Aquí muestro el Casino, la Casa del Puente (que esta empotrada) y un parador Aniston multiplicado. Tenemos una ciudad que es ideal para series, películas. Creo que tenemos una locación hermosa. Deseo hacer más películas que transcurran acá.



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