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Consumo, ambiente y sociedad en el Partido de General Pueyrredon

Desde fines del siglo XX, debido al agravamiento de la crisis ambiental, la opinión pública se ha tornado más consciente al respecto, cuestionando las formas tradicionales de producción y de consumo y emprendiendo acciones conjuntas en búsqueda de soluciones a los problemas derivados. En concordancia con la conciencia ambiental colectiva, se encuentran la concepción de desarrollo sostenible proclamada en la Cumbre sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (ONU, 1987) que destaca la necesidad de que el accionar de las generaciones presentes no comprometan las posibilidades de las generaciones futuras y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ONU, 2015) con una visión general de un mundo más próspero y justo. Del mismo modo, la conciencia colectiva ambiental ha ejercido influencia en los estilos de vida individuales, manifestada por una tendencia hacia la adopción de hábitos que preserven la salud y el ambiente.

Conforme a lo relatado precedentemente y siguiendo las dimensiones afectiva –relacionada a la conciencia ambiental, factores psicológicos de la conducta ambiental–, cognitiva –relacionada al conocimiento y la información sobre problemas ambientales– y disposicional –relacionada al comportamiento, actitudes e intenciones para emprender acciones individuales y ambientalmente saludables–, se desarrolló un estudio en el que participaron investigadores, docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-Universidad Nacional de Mar del Plata, en el marco del Proyecto “Responsabilidad socio-ambiental del consumidor residente en Mar del Plata”, convocatoria Programa Interno de Investigación en Temas de Actuación Profesional y Nuevas Líneas de Investigación, 2021-2022.

Se relevó una encuesta virtual, autoadministrada, cuya cobertura alcanzó a nuestro Partido, durante los meses de julio a diciembre del año 2022. Participaron 500 residentes del Partido, con diferentes perfiles demográficos y socioeconómicos. Dicha encuesta, comprendió los módulos “Alimentación y hábitos saludables”, “Consumo de alimentos producidos bajo manejo orgánico”, “Uso de productos de tocador y cosmética naturales” y “Comportamiento proambiental”. A continuación, el interés se centrará en este último módulo.

Para iniciar el mismo, a los encuestados se les solicitó que asociaran distintas frases con el concepto de “sustentabilidad”. Del listado de frases expuesto a los mismos, la mayoría se inclina por “Equilibrio entre los objetivos económicos, sociales y ambientales” (36%) y “Conservación de los recursos naturales” (26%).

Se continuó el cuestionario, preguntando acerca de determinadas prácticas proambientales. Así, respecto a las 3 R –Reducir, Reutilizar, Reciclar–, el 43% intenta reducir el consumo; el 68% reutiliza objetos, por ejemplo, usando envases de vidrio de mermeladas como vasos o botellas de vidrio para conservar agua en la heladera y el 21% practica reciclaje, por ejemplo, haciendo compostaje. Con relación a la separación hogareña de los residuos sólidos, el 65% declara realizarla, en consonancia con la disposición puesta en marcha en el Municipio de General Pueyrredon, en mayo de 2012 y relanzada ocho años después. En cuanto al uso del agua y de la energía, el 65% indica un uso racional, por ejemplo, tomando duchas cortas, empleando el agua de lluvia para regar, apagando las luces que no son necesarias, usando la calefacción a la temperatura justa; etc. Por su parte, el 3% señala no realizar ninguna de las prácticas anteriores y el 1% prefiere no responder esta cuestión.

A fin de evaluar el consumo responsable, el cual no solo consiste en un consumo que tiene en cuenta el interés social antes que el individual, sino, también, en participaciones concretas frente a acciones perjudiciales contra el ambiente, como buscar, reclamar o proponer alternativas de consumo favorables para el ambiente y la sociedad, se indagó al respecto. De esta manera, es posible indicar que el 16% de los encuestados formó parte de algún operativo comunitario de limpieza, reciclado o recuperación de residuos; el 8% participó en manifestaciones de protesta en contra de alguna actividad perjudicial para el ambiente; el 8% donó una suma de dinero a una organización ambientalista –Fundación Vida Silvestre Argentina, Greenpeace; etc.–; el 4% denunció a alguna empresa, organización o proyecto por dañar al ambiente y el 2% es integrante activo de alguna organización ambientalista. Es de resaltar que el 69% no había encarado ninguna acción en defensa del ambiente.

Desde la dimensión afectiva, es posible señalar que la mayoría de los encuestados opina que la protección del ambiente es una responsabilidad compartida entre los ciudadanos, las empresas y el Estado (86%) y que se debe impulsar el desarrollo económico, pero sin dañar al ambiente (75%); se encuentra preocupado por el bienestar animal (82%) y por el bienestar presente y futuro de la humanidad (67%) y prefiere consumir alimentos producidos con métodos cuidadosos de la salud y del ambiente (78%). Por su parte, considerando la dimensión cognitiva, surge que el 60%, frecuentemente, busca y lee información sobre problemas o cuestiones ambientales, al 76% le preocupa el cambio climático y el 68% cree que la reducción de los desperdicios de alimentos es esencial para combatir el hambre en el mundo. Solo para el 33% el consumo de verduras y frutas de estación y producidas en la región donde se habita es beneficioso para el ambiente. La “disposicional” es la dimensión que registra las menores participaciones relativas, en correspondencia con el grado de involucramiento ante acciones perjudiciales contra el ambiente analizadas en el párrafo anterior, lo que constituye un indicio de la brecha que existe entre la preocupación ambiental discursiva y lo realmente ejecutado por parte de los ciudadanos. Así, el 65% manifiesta estar dispuesto a cambiar el estilo de vida para contribuir a la protección del ambiente, pero, únicamente, el 29% pagaría más impuestos para impulsar acciones de protección ambiental.

Autores: Beatriz Lupín, Julieta Rodriguez, Marcela Archuby, Victoria Omoldi, Guillermina Mujica; Juan Pablo Parra, Lucrecia Erreguerena Di Nunzio, Mateo García, Marina Giles & Agustina López

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-Universidad Nacional de Mar del Plata

Contacto: mblupin@mdp.edu.ar

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