La III Cumbre de los Pueblos o Contracumbre se desarrolló al mismo tiempo que la Cumbre de las Américas. La participación de Diego Maradona y del presidente venezolano Hugo Chávez son los aspectos más recordados del encuentro multitudinario en el Minella, al que asistieron representantes de todo el continente.
En la memoria colectiva quedaron grabados, por encima de otros recuerdos, la convocante presencia de Diego Maradona y aquel “ALCA, ALCA, al carajo” que descerrajó el entonces presidente venezolano Hugo Chávez, quien en realidad dijo ‘caraho’, con el gracejo de su pronunciación identitaria. Un repaso más minucioso saca a relucir que la III Cumbre de los Pueblos, más conocida como Contracumbre, reunió a 12 mil personas que durante tres días, y con el lema “Otra América es posible”, debatieron en foros y talleres una forma alternativa de integración opuesta a las políticas impulsadas por Estados Unidos.
“Delegados y delegadas de organizaciones sociales de todas las regiones del continente, desde Canadá hasta la Patagonia, trabajadores, campesinos, indígenas, jóvenes y viejos, de todas las razas, mujeres y hombres dignos nos hemos encontrado aquí en Mar del Plata, Argentina, para hacer oír la voz excluida por los poderosos, de todos los pueblos de nuestra América”, reza el documento final difundido tras el encuentro. El número de participantes ascendió a cerca de 50 mil en el acto central, realizado el 4 de noviembre de 2005 en el Estadio José María Minella, inscribiéndolo como el más numeroso que se recuerde en la historia local.
Las Cumbres de los Pueblos de América surgieron de una convocatoria lanzada por la Alianza Social Continental (ASC), una red de redes que nuclea a movimientos sociales y sindicales de todo el continente. La primera tuvo lugar en 1998 en Santiago de Chile, en paralelo con la II Cumbre de Presidentes de las Américas y la segunda en Quebec, Canadá, en el 2001, donde se fijó la fecha de la que se realizaría en nuestra ciudad.
A casi veinte años de la Cumbre de los Pueblos en Mar del Plata, sus alcances siguen siendo objeto de evaluaciones contrapuestas. Algunas la reducen a lo meramente declamativo o “folklórico”. Otras le adjudican un rol determinante en el freno al ALCA que surgió de las tensas deliberaciones entre los presidentes que asistieron a la Cumbre de las Américas, a despecho de George Bush.
Hugo Chávez, principal orador del acto en el Minella, prometió llevar a cada presidente las “históricas conclusiones” de la Contracumbre. “Hagan una copia, que se las repartiré a todos ellos”, dijo, arrancando una ovación de la multitud. Luego, en su alocución de casi dos horas, pronunció la recordada frase: “Cada uno de nosotros trajo una pala, una pala de enterrador, porque aquí en Mar del Plata está la tumba del ALCA. Vamos a decirlo: ALCA, ALCA, al carajo”.
La Cumbre de los Pueblos o Contracumbre se cerró el 4 de noviembre con asistencia multitudinaria en el estadio mundialista José María Minella.
Junto a Chávez, en el palco principal, estaban Diego Maradona (“Los quiero mucho, gracias por estar, Argentina es digna: echemos a Bush”, dijo), el líder cocalero Evo Morales, quien poco después sería elegido presidente de Bolivia, Hebe de Bonafini por Madres de Plaza de Mayo, Luis D´Elía (Federación de Tierra y Vivienda) y quien fue presentado (y felicitado por Chávez) como organizador principal: el entonces diputado nacional Miguel Bonasso.
Sin embargo, en un reportaje publicado por la agencia Paco Urondo en 2018, D`Elía se adjudicó un rol protagónico en la organización del encuentro e, invocando una orden directa de Néstor Kirchner, narró su versión del viaje a Cuba que realizó en octubre de 2005.
“Allí me encuentro con el escritor argentino Miguel Bonasso, a su esposa Ana Descalón y al entonces embajador cubano en la Argentina, Alejandro González Galeano. Me explican que el presidente Néstor Kirchner me propuso ser uno de los responsables organizativos del “STOP BUSH” del 4 y 5 de noviembre. Todavía no repuesto de mi sorpresa, me presentan a quien iba a hacer mi contraparte cubana que no era ni más ni menos que el compañero diputado del Poder Popular, Silvio Rodríguez”, dijo D’ Elía.
“Trabajamos todo el día con Silvio revisando los distintos aspectos de la organización, movilización, logística, financiamiento, publicidad, artistas, locución, tren blanco, presencia de Maradona, etcétera. Alrededor de la 23, nos vinieron a buscar personal de seguridad del Consejo de Estado cubano, nos trasladaron a la sede gubernamental y alrededor de las 23.45 nos recibió el comandante Fidel Castro, con quien trabajamos hasta las 7 am del día siguiente.
Con Fidel repasamos toda la agenda que habíamos trabajado con Silvio Rodríguez. Alrededor de las 2 am, nos conectamos con Maradona y concretamos su presencia en el “Tren Blanco” y en el estadio Mundialista de Mar del Plata. También nos contactamos con el director de cine Emir Kusturica, comprometiendo su esfuerzo para hacer un documental referido a la Contracumbre. A la noche siguiente, el Comandante Fidel Castro nos tomó rigurosa lección. Estuvimos hasta las 4 am analizando todos y cada uno de los puntos en cuestión y nos dejó claras sus indicaciones sobre cada uno de los tópicos en cuestión”.
El “Tren Blanco” mencionado por D´Elía quedó registrado en la historia como “El Tren del Alba”, un convoy que llegó a Mar del Plata al amanecer del 4 de noviembre, trayendo a una multitud de militantes, a Diego Maradona, a Evo Morales y al premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, entre otras personalidades.
El cantautor y político cubano Silvio Rodríguez actuó ante una multitud en el marco de la Contracumbre y le sacó fotos a la concurrencia.
Maradona transitaba uno de los picos luminosos de su popularidad como conductor de “La Noche del Diez”, un ciclo de trece programas televisivos que se emitió desde agosto de 2005 hasta el 7 de noviembre de ese año, y que incluyó una entrevista a Fidel Castro. El astro futbolístico había entablado con él una estrecha amistad durante su radicación terapéutica en Cuba y hasta llevaba un tatuaje del líder cubano en su celebérrima pierna izquierda.
La llegada del “Tren del Alba” fue seguida por una marcha que unas 35 mil personas concretaron hasta el estadio Minella, en forma pacífica y debajo de una lluvia pertinaz. Según la crónica de la fecha, la policía bonaerense informó que los manifestantes habían llegado en los últimos días en 100 ómnibus, 50 combis y varias formaciones de trenes.
Maradona fue excluido estratégicamente de la movilización –llamada “Marcha por la Dignidad”– para evitar que su presencia reprodujera las tumultuosas escenas que se registraron con el arribo del tren. Dentro de la variopinta columna, sorprendió la presencia de un “bombista” destacado: el músico y cantante Manu Chao.
Comercios cerrados
El temor que se había instalado en parte de la sociedad marplatense quedó reflejado con elocuencia: los comercios y bancos ubicados sobre avenida Independencia, por donde transitó la columna, estuvieron cerrados y algunos exhibían protecciones especiales en sus vidrieras. No hubo, sin embargo, incidente alguno a lo largo de esa marcha.
Cerca de las 10, los manifestantes llegaron al Estadio Mundialista, que se vio colmado, incluyendo el campo de juego. Esa tarde se produjo el acto central con la presencia de Chávez y la actuación de Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti y Víctor Heredia, entre otros.
Las conclusiones de la III Cumbre de los Pueblos fueron leídas primero en quechua y luego en español por Blanca Chancoso, militante indigenista de Ecuador. “Las negociaciones para crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) deben ser suspendidas inmediata y definitivamente, lo mismo que todo tratado de libre comercio bilateral o regional”, indicaba el documento en el primero de sus diez puntos.
Además, se sumó el reclamo de “anular toda la deuda externa ilegítima, injusta e impagable del Sur, de manera inmediata y sin condiciones. Nos asumimos como acreedores para cobrar la deuda social, ecológica e histórica con nuestros pueblos”; y el repudio a “la presencia en estas dignas tierras latinoamericanas de George W. Bush, principal promotor de la guerra en el mundo y cabecilla del credo neoliberal que afecta incluso los intereses de su propio pueblo”.
Con el correr de los años, la memoria colectiva se encargaría de acotar aquella jornada al recuerdo de Diego Maradona y a la frase, exitosa por cierto, que vociferó Hugo Chávez.-