Policiales

Crimen de Dolores Casais: “No queremos que quede impune”

La familia de la mujer asesinada en julio en su casa del Puerto reclama justicia y pide que la causa "no caiga en el olvido". Por el momento no hay detenidos.

Por Juan Manuel Salas

Ramón tuvo que dejar su casa de Elcano al 3500. No pudo convivir con esa tristeza de abrir la puerta y encontrarse solo en su vivienda del Puerto. No pudo más con el dolor de volver a esa cocina donde el 17 de julio encontró a su esposa de toda una vida, Dolores Casais, tirada en el piso, desangrándose tras haber sido brutalmente golpeada con una tostadora de hierro.

Pasaron casi 5 meses de la muerte de Dolores Casais, la gallega de 76 años que pasó sus últimos 4 días internada en terapia intensiva del Hospital Interzonal, 4 días hasta que murió por la gravedad de la hemorragia interna en su cabeza después del ataque que sufrió.

El de Dolores es un crimen que aún no se pudo resolver. “Nos da lástima, nos rompe el corazón, pero no hay pruebas todavía”, confió una fuente judicial allegada a la investigación al ser consultada por LA CAPITAL. Las hipótesis que maneja el fiscal Fernando Castro son varias, pero a la fecha no hay imputados ni detenidos por el crimen.

Alquilé un lugar en el centro y me siento perdido sin Lola, a contramano de todo“, dice Ramón con la voz entrecortada de un llanto que va y viene en estos 5 meses. “Llevábamos 61 años juntos, este 31 de octubre hubiésemos cumplido 55 años de casados”, recuerda de golpe. Tantos recuerdos de él y Dolores, ambos españoles,  que le llegan de golpe.

Dolores “Lola” Casais.

El hecho ocurrió el lunes 17 de julio. Esa mañana, como casi todas las mañanas, Ramón se despidió de Dolores y se fue a trabajar a una despensa que tiene en el centro. Saludó a su esposa y le dejó un dinero preparado para que pagara unos impuestos, en un centro de pagos sobre la avenida Fortunato de la Plaza.

Dolores desayunó y cerca de las 11 de la mañana le acercó un café al albañil que trabajaba en el fondo de su casa. Ahí le comentó que pasado el mediodía tenía que encontrarse con unas personas en uno de sus locales y que lo iba a necesitar para hacer unas tareas allí.

Pasaron las horas, el albañil se fue sin ver a Dolores de nuevo y en la casa de Elcano al 3500 reinó el silencio, hasta que, cerca de las 16.15 Ramón volvió a su vivienda.

Lo primero que notó Ramón es que no estaba la llave puesta, como acostumbraban hacer. Tocó el timbre y al no escuchar una respuesta tomó el picaporte, que cedió inmediatamente a la fuerza del hombre y la puerta se abrió.

Instintivamente Ramón sintió que algo no andaba bien en la casa y comenzó a llamar a su esposa. “¿Qué pasa Lola, qué pasa?“, gritó el hombre a viva voz mientras avanzaba con miedo a la respuesta que podía encontrar. Y la respuesta fue de espanto.

Dolores Casais estaba tendida en la cocina, con la cabeza abierta y sobre un charco de sangre. Tenía la ropa puesta para salir a la calle, la campera para abrigarse en ese lunes de invierno, la cartera y las cuentas para pagar. La mujer se encontraba viva y balbuceaba en un desesperado intento de conseguir ayuda.

Ramón se desesperó, lo primero que pensó fue que su esposa se había caído y golpeado la cabeza contra la mesada de la cocina. Miró a su alrededor y por primera vez notó que en dos de los cuartos de la casa todo estaba revuelto, con signos de un robo. No pensó más en eso y llamó al 911, pidió ayuda a la policía.

Ramón no se podía quedar quieto, pero tampoco podía hacer mucho más para ayudar a Dolores. Salió a la calle a los gritos y pidió ayuda a los vecinos. A los pocos minutos llegó la policía y luego una ambulancia, que trasladó inmediatamente a la mujer herida hasta el Hospital Interzonal.

Personal de la Policía Científica fue hasta el lugar para trabajar en busca de pruebas y evidencia. Como el escenario hacía pensar que se trataba de un robo, el hecho lo comenzó a investigar el fiscal Mariano Moyano.

En las primeras horas de investigación, se determinó que la mujer había sido brutalmente golpeada por la espalda con una tostadora de hierro que el agresor tomó en la cocina, precisamente donde fue encontrada Dolores.

Si bien la hipótesis de un ataque en situación de robo fue lo primero que tomó fuerza, con el tiempo fue perdiendo validez, ya que en los cuartos que estaba todo revuelto no había faltantes de valor y en el resto de la casa no se había tocado nada.

Dolores Casais pasó por una operación de gravedad en el Hospital Interzonal, pero a los cuatro días de estar internada, el 21 de julio, falleció a causa de la hemorragia que había sufrido. Desde su muerte, la causa la pasó a investigar la Fiscalía N°1, a cargo de Fernando Castro.

No queremos que quede impune“, dice Ramón y agrega: “No queremos que la muerte de Dolores caiga en el olvido”.

Pasaron casi cinco meses desde la muerte de Dolores Casais y su familia reclama justicia.

Hace 30 años, otro ataque

La familia de Dolores Casais conserva el recorte del diario de hace 30 años, cuando delincuentes la balearon.

Dolores Casais había sido en el pasado víctima de un hecho de violencia extrema e inseguridad. En 1988, cuando trabajaba en un negocio en la avenida 39 y Padre Dutto, dos hombres armados ingresaron al lugar para asaltarlo y, casi sin mediar palabras, dispararon contra “Lola”, que en ese momento tenía 46 años.

Una bala hirió a la mujer de gravedad en la cabeza, quien quedó tendida en el suelo. Personal policial acudió inmediatamente al lugar y, ante la urgencia de la situación, subieron a Dolores Casais al patrullero sin esperar a la ambulancia para trasladarla hasta el Hospital Regional.

En el camino, al llegar a la rotonda de “El Gaucho”, el patrullero atropelló a un peatón que pasaba por el lugar y le fracturó una pierna, por lo que también lo subieron al móvil policial y lo llevaron, junto a la mujer que estaba herida de gravedad, hasta el Hospital Interzonal.

Dolores Casais fue operada en el nosocomio y, tras estar un tiempo en coma, los médicos pudieron salvarle la vida. Los delincuentes, por su parte, nunca fueron encontrados.

“Tuvo que hacer todo el trabajo de rehabilitación, tuvo que volver a hablar, a vivir. Tanto esfuerzo para después termine todo de esta manera, no es justo”, expresaron sus familiares.

 

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