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Policiales 23 de febrero de 2020

Crimen de Tortorella: las últimas palabras de las acusadas

La expolicía Rosa Saino podría recibir prisión perpetua, mientras que Érika Córdoba hasta 10 años. En la última jornada las mujeres hablaron a los jueces y sostuvieron que son inocentes. La sentencia se conocerá el 3 de marzo.

“Soy inocente”, dijeron en la última jornada del juicio las dos acusadas de haber participado en 2017 del asalto y crimen del cardiólogo Roberto Tortorella en el interior de la casa que el profesional tenía en el barrio Colinalegre.

Soy inocente“, dijo primero la expolicía Rosa Saino imputada por robo agravado en poblado y en banda y por el uso de arma impropia, y homicidio agravado por ensañamiento y por la participación premeditada de dos y más personas y criminis causa y para quien el fiscal Leandro Arévalo solicitó prisión perpetua.

Soy inocente“, dijo también Érika Córdoba, la hermana de quienes fueron líderes de la barra brava del Club Alvarado y quien, a último momento, el fiscal Arévalo la consideró “coautora” del robo y no una mera facilitadora de información como estaba acusada al principio del debate oral.  Para Córdoba, el fiscal solicitó una pena de 10 años de prisión.

Terminados los alegatos de las defensas, los jueces y la magistrada del Tribunal Oral N°4, Jorge Peralta, Gustavo Fissore y  Silvina Darmandrail, les recordaron a las acusadas que tenían el derecho de dar unas últimas palabras, sin la necesidad de que fuera una declaración de la que podrían intervenir las partes.

La expolicía Rosa Saino fue la primera en hablar y, mirando al hijo de Tortorella que estaba presente en el juicio dijo: “Soy inocente, miren cada prueba y que se haga justicia“. Luego, miró a los jueces y, con lágrimas en sus ojos expresó: “Hay una familia que está esperando hace años justicia, no hubo nada para que yo estuviera acá“.

Érika Córdoba.

Érika Córdoba.

Érika Córdoba estuvo presente en todo el juicio con una actitud despreocupada, por momentos una mueca en el rostro se le dibujaba cuando escuchaba alguna acusación que le parecía demasiado inverosímil y se acercaba al oído de su defensora oficial para decirle que era todo mentira.

Cuando tuvo oportunidad de hablar, simplemente miró hacia los jueces y, con una esa misma actitud despreocupada dijo: “Soy inocente, que se haga justicia“.

Luego de escuchar las palabras de Saino y Córdoba, los jueces les solicitaron a las partes extender el plazo para fijar ñas condenas, por lo que recién el miércoles 4 de marzo,  PeraltaFissore y  Darmandrail, darán a conocer el veredicto de las mujeres que están acusadas de haber participado en el asalto y asesinato del médico Tortorella.

Las acusaciones

El viernes 17 de marzo de 2017 el cardiólogo Tortorella fue víctima de un robo en su vivienda del barrio Colinalegre, donde fue atacado y luego, aún con vida, su cuerpo arrojado junto al arroyo Los Ortiz, en cercanías al acceso a Sierra de los Padres, donde fue descubierto recién en la tarde del sábado.

Para el fiscal Arévalo el crimen de Tortorella fue un plan urdido por las dos acusadas y por Débora Faijós, una mujer con la que el cardiólogo se relacionaba en aquellos tiempos y que también está coimputada, aunque su situación se resolverá en juicios por jurados que ya fue suspendido y que aun no tiene una nueva fecha.

Según sostiene Arévalo quedó probado en la madrugada del viernes Tortorella recibió un llamado Faijós para que la pasara a buscar por el barrio Centenario. De allí fueron a comprar droga al barrio Belgrano y retornaron a la casa de Colinalegre. Durante la madrugada hicieron ese recorrido varias veces y que, se supone, que en uno de esos viajes se sumó Córdoba.

La prueba que coloca a Córdoba dentro de la casa es una huella suya en una botella de vodka, dato que fue defendido por el fiscal con el respaldo de los informes periciales.

En su alegato contra Córdoba, el fiscal Arévalo describió un episodio de días antes al hecho en el que el cardiólogo fue despojado de un teléfono celular en el barrio Centenario atribuido Córdoba. Mientras el fiscal profundizaba en su postura, Córdoba negaba con gestos evidentes.

Luego llegó el turno de la acusación contra Saino, quien al momento del homicidio cumplía funciones en la subcomisaría Casino.

“Tengo la sincera percepción que todo esto fue más allá de sus expectativas. Pero que ella participó”, comenzó diciendo el fiscal antes de explicar la intervención de Saino en el caso.

De forma inicial describió cómo fue la llegada de Saino a la casa de Colinalegre y su permanencia entre las 9.37 y las 11.11, según los registros de las cámaras de seguridad.

El fiscal sostuvo que la excusa de Saino de haber ido hasta allí para ayudar a Faijós en su intento por recuperarse de las adicciones fue inverosímil.

“Saino tenía muchos problemas económicos, tenía deudas, incluso debía desde hacía 1 año el pago de la fiesta de cumpleaños de su hijo”, definió para brindar un más que probable móvil.

El fiscal se refirió al arma reglamentaria de Saino al asegurar que pudo haber sido ese objeto con el que se le dieron los primeros golpes a la víctima en la mañana del 17. “Saino dijo que no sabía si la tenía consigo, algo que no es creíble en un funcionario policial”, agregó.

Respecto a la participación de Saino en el ataque a Tortorella entendió que no quedaban dudas porque la exuberancia física de al ex policía y la sugerencia de los forenses sobre la lesionología así lo confirmaban. “La víctima tenía cuatro costillas fracturadas y los forenses dicen que eso es compatible a que una víctima se sentara arriba y lo aplastara”, explicó.