Policiales

Crimen del balneario: el testimonio clave de los empleados de la Municipalidad

Los dos ocupantes de la camioneta de la Secretaría de Seguridad observaron a Piero Pinna y a Maximiliano Rihl pasar por delante suyo poco antes del desenlace fatal. Su aporte y sus explicaciones.

Los dos empleados de la Municipalidad que estaban a bordo de una patrulla de la Secretaría de Seguridad durante la celebración del trágico cumpleaños del empresario Mauricio Ríos fueron testigos directos de los instantes previos al asesinato de Maximiliano Rihl.

La declaración de ambos municipales se realizó en dos tramos: la primera, el mismo día de los hechos; y la ampliación, el viernes siguiente, en una audiencia en la que hicieron algunas aclaraciones.

Aunque brindaron detalles referidos al desenlace, no pudieron aportar demasiado a la secuencia final, ya que sucedió fuera de su campo de visión. Los dos ocupantes de la camioneta de Seguridad explicaron que pudieron ver cómo Pinna se dirigió a su automóvil seguido de su novia, Romina Ulloa. También vieron que detrás de ellos iba Maximiliano Rihl.

Debido a que los disparos contra Rihl se produjeron a 30 metros de distancia de la “cola” de la camioneta, solo escucharon las detonaciones.

La investigación quiso saber por qué motivo estaban cumpliendo funciones en una fiesta privada y los dos empleados dieron sus explicaciones: “Nos envió la Coordinación del Turno. Nos encargamos como inspectores de prevención y presencia cuando se desarrollan ciertos eventos. Esa noche nos dieron la orden de cubrir el evento desde el acceso hasta el estacionamiento. Estuvimos parados en la entrada y después, en alguna oportunidad, bajamos hasta el estacionamiento público y al lado de la garita ya del estacionamiento propio de Horizonte del Sol. Llegamos a eso de las 23 y ahí fuimos hasta el salón. Uno de los encargados nos dio una caja con dos packs de gaseosas y una bandeja con sandwichitos”.

Su compañero también declaró en ese sentido: “A Horizonte del Sol, habremos llegado a las 23. Nos quedamos estacionados en la entrada del balneario, pero al llegar, entramos hasta el salón para presentarnos. Ahí nos dieron una vianda de comida y, a partir de ese momento, nos quedamos en la entrada del balneario. De vez en cuando bajábamos hasta el sector público, donde entraban algunas personas a pie y, entonces, íbamos hasta ahí para controlar que no se metiesen en la fiesta”.

La declaración de Ríos

Mauricio Ríos se presentó en fiscalía esta semana para ponerse a disposición de la fiscal Salas en rol de “colaborador” y dijo que todo se inició por una “discusión de pelotudos”.

Ríos dijo que habían concurrido cerca de cien personas y que era un ambiente familiar. “Hasta había un pelotero”, graficó. Narró la confusa secuencia del origen de la pelea entre Piero Pinna y Ariel Nuñez (42), un empresario de Quilmes. Que tras el primer tumulto, Pinna le aplicó un golpe a Nuñez que hizo creer a algunos que lo había matado. “Cayó redondo y estaba amarillo, porque tiene diabetes. Ahí nos damos cuenta de que tenía la pierna tonta, que le colgaba”, señaló en referencia a la fractura que había sufrido Nuñez.

El empresario que festeja su cumpleaños número 51 admitió que no vio qué sucedió afuera porque estaba enfocado en “revivir” a Nuñez y que solo se enteró cuando regresó su hijo para decirle que “¡le pegaron un tiro a Maxi!”.

También dijo que “no tenía idea” por qué estaba la camioneta de la Secretaría de Seguridad en su fiesta y que él no la había contratado.

Por último, se hizo responsable de haber enviado insultos a Pinna por teléfono: “sí, lo reputeé, le dije de todo”.

La causa

En la jornada de ayer, se llevaron a cabo los peritajes balísticos sobre las ocho vainas de calibre 9 milímetros que los investigadores recogieron en la madrugada del domingo 26 de junio en la escena del crimen.

Los expertos de la Policía Científica analizaron las marcas percutoras y de eyección para encontrar concordancias. Se sabe, por descarte, que algunas de esas vainas fueron expulsadas por la pistola 9 milímetros de Pinna. Si alguna no se correspondiera con el resto, daría la pauta de otra arma en la secuencia.

También esta semana se realizó, en La Plata, un estudio de alta relevancia: el dermotest. Por pedido de la fiscal, durante la autopsia se hisoparon las manos en busca de partículas propias de la deflagración de un arma. Si ese peritaje es positivo, podría asegurar que Rihl disparó en la noche de su muerte.

Probablemente, en los próximos días la fiscal María Florencia Salas solicitará una prórroga en los plazos para solicitar la prisión preventiva de Pinna, en tanto aguarda las conclusiones de otros peritajes, como por ejemplo el análisis al DVR. Este es un dispositivo que almacena las imágenes captadas por cámaras de video, aunque los responsables del balneario dijeron que esa noche estuvieron apagadas.

Al ser consultado sobre esa circunstancia, Ríos dijo: “no tenía ni idea que estaban desenchufadas. En la mayoría de los balnearios, se acostumbra a que estén prendidas en el verano”.

Mientras tanto, Pinna continúa detenido en la Unidad Penal N° 44 de Batán, acusado de matar de cuatro disparos a Rihl y a la espera de las próximas novedades judiciales.

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