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La Ciudad 9 de mayo de 2016

Cuando la comida llega sobre ruedas

Llamar por teléfono, elegir el menú del día y esperar a que llegue la bandejita con alimentos humeantes a la casa gracias al repartidor o "delivery". Primero fue la pizza y ahora incluye a todas las ramas gastronómicas.

Casi todos los establecimientos gastronómicos de la ciudad cuentan con el servicio de delivery, es decir, que entregan los pedidos de comida a domicilio. Las zonas se extienden a través del mapa y generalmente no tienen costo extra, mientras que la posibilidad de elección de los platos abarca a toda la carta que exponen en el salón.

En Newbar optaron por centralizar todo el servicio de entrega a domicilio en el local de Luro y Catamarca (cuentan con otros dos salones en Luro e Independencia y Azcuénaga y Córdoba) y para eso también implementaron un 0800 sin cargo.

Si bien abrieron hace medio año, el negocio no “para de crecer” y una de las razones es que “abarcamos una zona muy amplia, que va desde 12 de Octubre hasta Estrada y desde Jara hasta Güemes”, explicó Gastón.

Asimismo, atienden tanto al mediodía como a la noche en los salones y proveyendo la comida a quien lo pida. Si bien reconoció que el pedido es “un poco más barato que sentarse a comer en el salón”, Gastón dijo que “es una cuestión de costumbre”.

“No creo que por el costo opten por pedir la comida -añadió-, sino que es más una cuestión de comodidad, o porque hace frío, o porque se trata de personas mayores que prefieren quedarse a comer en su casa pero no cocinan o tienen algún plato preferido”.

Cuando comenzó a implementarse el sistema de reparto a domicilio, los gastronómicos que primero se plegaron fueron los vendedores de pizzas y empanadas, quizás porque eran platos más fáciles de transportar para que lleguen en perfectas condiciones a la mesa de los comensales, pero ahora las opciones incluye a todo tipo de variedad, como sushi o comida étnica.

Sube y baja

En Gallinger, ubicado en Independencia y 3 de Febrero, reconocieron que desde el verano pasado los pedidos para el servicio de delivery “crecieron”, describió Nicolás y estimó que “una parte de ese crecimiento se puede deber a la gente que dejó de venir al salón”.

“El delivery tiene sus clientes desde siempre, ya sea por comodidad o por imposibilidades varias, y en éste último tiempo se puede sumar la cuestión económica”, ya que la carta para los repartos es un 15 por ciento más barata que la del salón.

El tradicional restaurante de La Perla ofrece el servicio de reparto a domicilio todos los días al mediodía y viernes y sábado también a la noche.

Lo más pedido son las pizzas, mientras que “al mediodía los clientes se inclinan por el plato del día”, pudiendo llegar a una amplia zona con las bandejas ya que abarcan desde Buenos Aires hasta Jara y de Alberti hasta Ituzaingó.

Menos pedidos

Bruno es, desde hace 9 años, el repartidor de una parrilla ubicada sobre Alem. A bordo de su moto, se encarga de que los pedidos de asado, vacío o chorizos lleguen calentitos a la mesa de los clientes aunque últimamente vio una disminución en su trabajo.

“Desde abril del año pasado a la fecha -indicó- te diría que los pedidos se redujeron casi a la mitad”. En el salón de Huija, aunque no en esa medida, también notaron una merma en sus clientes.

“Fue una mala temporada de verano y ahora de invierno, además que estamos en una época de reducción de gastos”, analizó Bruno, cuyo radio de acción “se extiende bastante, ya que pasamos las avenidas Juan B. Justo, Colón e Independencia”.

Historia moderna

Con más de 50 años en la plaza gastronómica local, Montecatini -con cuatro locales- sumó el servicio de delivery y le dio una vuelta de tuerca, ya que se pueden hacer los pedidos on line.

“No hay ningún punto de venta que este creciendo en una época crítica, como ésta. No es que notamos que del salón la gente pasa al delivery, sino que hay un crecimiento porque cada vez más empresas prestan el servicio”, explicó uno de los titulares de la firma, Daniel Suffredini.

En ese sentido, aseveró que “no hay diferencia en los precios” de la carta del salón y la de los pedidos, aunque aclaró que “cuando te sentás en el salón pagas la bebida, el cubierto, y cuando lo pedís a tu casa te ahorrás eso. Son los mismos precios que en la comida para llevar”.

La casa abarca una amplia zona comprendida entre la avenidas Paso, Jara, la costa y Güemes, cuyos traslados tienen un costo aunque si el mismo queda circunscripto entre Luro, 9 de Julio, Independencia e Hipólito Yrigoyen es gratuito.

Buscan las promociones

Si bien los pedidos son llevados tanto durante el almuerzo como a la noche, el empresario gastronómico estimó: “Tenemos platos promocionales al mediodía, por lo que se elige mucho, porque en éstas épocas se impone gastar lo menos posible y el cliente se fija en los productos promocionados”.

“Es una actividad que está pasando por un momento difícil -analizó- porque con la crisis lo primero que se deja es salir a comer afuera o ir al cine o al teatro”.

Si bien el servicio se remite a la comodidad moderna, el “delivery” existió desde la época de la colonia, con los vendedores ambulantes ofreciendo distintos productos puerta por puerta.

Ahora, en el mundo personalizado y de las especificaciones, se pide por teléfono o a través de la web cualquier tipo de alimento.

El reparto a domicilio se popularizó en los ’90, con el surgimiento de nuevos oficios -básicamente del área de servicio-, como los cadetes o repartidores a domicilio, como consecuencia de las políticas neoliberales que expulsaron a muchas personas del mercado laboral formal.

Aunque habitualmente los repartidores se manejan a bordo de sus motos, algunos sitios que tienen un radio de acción más acotado de reparto suelen utilizar bicicletas.