Dalbón, abogado del caso Matías Paredes: “Fue una noche de cacería ordenada”
El abogado vino a Mar del Plata para reunirse con el fiscal de la causa, Alejandro Pellegrinelli, y la familia de la víctima y remarcó la responsabilidad que tuvo el por entonces jefe de la Policía Departamental al haber dado la orden de salir a buscar al asesino del kiosquero Cristian Velázquez y ofrecer
Matías Paredes fue asesinado por la policía el 7 de febrero.
El abogado Gregorio Dalbón, quien ha participado en diferentes casos de violencia institucional contra la Policía Bonaerense, brindó una conferencia de prensa junto a la familia de Matías Paredes, el joven asesinado en Mar del Plata por la policía en febrero de este año y explicó el estado actual de la causa, que tiene como principales imputados a Juan Molina y a Emiliano Flores.
Dalbón se reunió este martes por la mañana con el fiscal Alejandro Pellegrinelli y remarcó la importancia de tener una estrategia común en la causa, que es la de concentrar la acusación en los dos policías que efectuaron los disparos, es decir en Molina y Flores, y que los otros tres efectivos, que ya fueron liberados por la Cámara de Apelaciones, sean convocados como testigos en el juicio, para que declaren bajo juramento.
“Lo más importante es asegurar las dos condenas de Molina y Flores. Julio Rufino Gerez, Javier Yancamil Masía y Héctor Murray declararán bajo juramento y van a contar cómo fueron los hechos en el tiroteo, porque ellos mismos dijeron en su indagatoria que no dispararon”, explicó el abogado en diálogo con LA CAPITAL.
“El crimen de Paredes inició con el asesinato del kiosquero Cristian Velázquez“, volvió a remarcar Gregorio Dalbón, al entender que los hechos que desencadenaron en el crimen del joven tuvieron la génesis en el homicidio en ocasión de robo que conmocionó a la ciudad en pleno verano y que provocó una especie de “cacería” en Mar del Plata para dar con el sospechoso: Cristian “El Guachín” Monje, quien finalmente luego sería detenido.
Según Dalbón, surge de la causa y de las declaraciones de numerosos policías que el jefe de la policía en Mar del Plata, el comisario Edgardo Vulcano, reunió a todos los efectivo en la Jefatura Departamental para exigir que detuvieran a quien había matado al kiosquero. “El que me lo trae tiene premio, el que no me lo trae queda fuera de foco”, habrían sido las palabras del jefe de la Departamental, según estas declaraciones.
“A mi criterio, el crimen de Paredes fue una noche de cacería ordenada por Vulcano a sus subalternos, porque al día siguiente venía el gobernador a Mar del Plata y quería tener un trofeo para mostrar”, expresó Dalbón y agregó: “Vulcano bajó una línea que estaba por encima de cualquier protocolo policial: detener o incluso balear a alguien con tal de tener un ‘trofeo’ para mostrarle al gobernador al día siguiente”, señaló.
Dalbón remarcó que no se trató de un caso aislado. En el crimen de Luciano Olivera en Miramar —también bajo la jefatura de Vulcano—, el comisario había dado otra orden polémica: esposar a la madre del joven, que estaba tendida sobre el cuerpo de su hijo recién asesinado. “Para mí eso es abuso de autoridad. Los policías no cumplieron, pero la orden estuvo. Y en Paredes, directamente, la orden fue salir de cacería”, dijo.
La coincidencia de que Vulcano era el jefe máximo en ambos casos es, para Dalbón, un dato que no puede pasar inadvertido. Por eso adelantó que pedirá su declaración como testigo en los dos debates orales. “No está imputado, pero va a tener que sentarse a explicar qué quiso decir y por qué dio esas instrucciones.
Por otra parte, Dalbón agradeció a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires la ayuda psicológica para los familiares de Paredes, quienes ahora cuentan con acompañamiento y contención profesional.
El crimen de Paredes
Escena del crimen de Matías Paredes.
El miércoles 7 de febrero a la noche “Pitu” Paredes, junto a Emanuel Astete y Cristian Novas habían ido a celebrar la presentación del nuevo sponsor de Alvarado, club del que eran hinchas. Después, fueron a comer a la casa Novas y cerca de la 1 de la madrugada decidieron salir a comprar un mazo de cartas, para jugar unas partidas antes de irse a dormir. Vestían, por supuesto, ropas de Alvarado.
Astete conducía su Fiat Palio, Novas iba en el asiento de acompañante y Paredes iba atrás. Salieron por Camusso hacia Fortunato de la Plaza y luego esta hasta Polonia. En el trayecto ven a una Ford Ecosport estacionada, con las luces apagadas, que comienza a seguirlos por detrás, siempre con las luces apagadas.
Eran las 1.36 de la madrugada cuando el Fiat Palio en el que iban los tres amigos por Fortunato de la Plaza frenó en el semáforo de Polonia. La Ecosport, ocupada por los policías Masía (comisaría decimocuarta), Murray (subcomisaría Camet) y Flores (comisaría decimoquinta), se mantuvo detrás, y a las 1.36:21 salió un Volkswagen Bora, en el que iban Juan Molina y Julio Rufino (ambos de la comisaría decimosexta) de una estación de servicio, que se les puso delante del auto para cortarles el paso.
Paredes y sus amigos no tenían manera de saber que quienes estaban en la camioneta y el otro auto eran policías y, ante la sorpresa y el miedo de sufrir un violento robo, la reacción del conductor del Fiat Palio fue esquivar al Bora e intentar huir del lugar.
Del Volkswagen Bora descendió Molina y de la Ford Ecosport Flores y sin dar la voz de alto o identificarse como policías, extrajeron sus armas de fuego reglamentarias y efectuaron al menos siete disparos. Para el fiscal Alejandro Pellegrinelli, estos disparos fueron con el “inequívoco” objetivo de matar a los ocupantes del Fiat Palio, sin siquiera saber quiénes eran.
El Fiat Palio recibió dos balazos en el portón trasero que luego impactarían en el asiento trasero, uno en el techo, otro en el vidrio de la puerta trasera del lado del acompañante y uno en el asiento delantero del conductor.
“Acelerá que nos matan, acelerá que nos matan”, le gritaba desesperadamente Novas a Astete, mientras miraba hacia atrás como su otro amigo, Paredes, no reaccionaba y se encontraba desvanecido en el asiento trasero.
Astete tenía una herida de arma de fuego en la espalda sin que revistiera gravedad, Novas estaba ileso y Paredes, que iba atrás, había resultado mortalmente herido, con un balazo que le impactó en la espalda y otro en el omóplato.
Al lugar fueron amigos y familiares de los jóvenes y se generó una gresca con la policía. Como la ambulancia no llegaba, las personas cargaron a Paredes en una Toyota Hilux y lo llevaron de urgencia al Hospital Interzonal, donde ingresó a las 2.12 y los médicos constataron su muerte a las 2.25 de la madrugada.
A las 3.32 de la madrugada personal de Policía Científica fue al lugar y recogió en Polonia y Fortunato de la Plaza 7 vainas y un accidente balístico. A las 4.22, la operadora de la Central de Emergencias del 911 seguía consultando las circunstancias de lo que había sucedido, sin que nadie de los involucrados le diera respuesta alguna.
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