Ángel Osvaldo Zabala, de 20 años, estaba prófugo. Había asesinado en Miramar a su novia, de 16, y se creía que estaba en Mar del Plata. El homicidio, que en esta época no habría dudas de catalogar como femicidio, todavía causaba conmoción en la ciudad y la zona cuando el 20 de julio de 1969 Neil Armstrong se convirtió en el primer hombre que pisó la Luna.

El hecho había sido descripto en las páginas de LA CAPITAL: la joven y su padre estaban en la casa de su novio. Cuando se disponían a irse, Zabala la llamó para conversar a solas y fue sanguinario: le cortó el cuello con un filoso cuchillo.

La crónica apunta que el hombre “se dio a la fuga presa de una aguda crisis” mientras la víctima expiraba. Y subraya que estaban de novios hacía dos años y “ya habían adquirido la mayor parte de muebles y ajuar para concretar su casamiento”.

La noticia policial del momento no era de lo único que se hablaba mientras Armstrong y sus compañeros Edwin Aldrin y Michael Collins se preparaban para dar el “gran salto para la humanidad”.

La comunidad portuaria estaba de luto por la desaparición del buque pesquero de altura “Pionero”, en el que iban nueve pescadores. En los últimos cinco meses habían llegado a 18 las muertes: también habían naufragado el “Pampero” y el “Siempre San Antonio Abate”.

Los gremios marítimos estaban de paro y recién al día siguiente de la conquista lunar le pondrían fin a su conflicto, motivado porque, según la Federación Argentina Marítima, las empresas armadoras pretendían imponer “una ley explotadora a despecho de la Constitución Nacional y las normas laborales vigentes”.

La edición de LA CAPITAL que retrató con grandes titulares la llegada del hombre a la Luna se preguntaba qué pasaría con el edificio del Instituto Pesquero. Contaba que en 1956 el presidente de la Nación, Arturo Illia, había contemplado el entusiasmo y optimismo con que tres vecinos, con el respaldo de la cooperadora del Instituto Pesquero, firmaban un convenio con el Ministerio de Educación de la provincia para construir el edificio en el terreno provincial de 12 de Octubre y Acha. El intendente les había prometido cuatro millones de pesos y la legislatura bonaerense había aprobado otro millón. Pero “la esperanza de contar con cinco millones se vino al piso al producirse la Revolución Argentina en 1966”, apunta el diario, en un claro ejemplo de los vaivenes políticos de la historia argentina.

Breve contexto: en julio de 1969 el presidente era Onganía y ya había sentido el impacto del Cordobazo, el gobernador era Saturnino Llorente y el jefe comunal, el coronel Martí Garro.

El diario también mencionaba otro asunto vinculado a la pesca. Un químico marplatense, Roque Hugo Calabrese, se encontraba en Canadá: había sido designado por el gobierno nacional como representante de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires en una conferencia técnica sobre inspección y control de calidad del pescado.

El día que el mundo se preparaba para mirar por TV o seguir por radio la hazaña lunar, en Mar del Plata concluyó un curso de anatomía quirúrgica y radiología realizado en el Hospital Mar del Plata, y poco después del mediodía, a las 13.45, un tren de pasajeros que procedía de Buenos Aires embistió y mató a un anciano en el cruce de las calles 168 e Ituzaingó.

Los titulares deportivos hacían alusión a la conquista espacial: “San Lorenzo, en órbita: el próximo paso, Olimpo”. Es que el Santo marplatense le había ganado 3 a 0 a All Boys de La Pampa en un partido por el torneo regional. “En tarde Santa, All Boys en la Luna”, apuntaba un recuadro.

El mismo día, por el torneo local, Alvarado e Independiente igualaron 1 a 1 y Nación derrotó 2-0 a Talleres.
Por esos días, en Canal 8 se veía, de lunes a viernes a las 19, la telenovela “Rafael Heredia, gitano”, con Elizabeth Killian, Enzo Bellomo, Antonia Herrero, José María Labernie, Zulema Speranza y Maruja Gil Quesada, además de la actuación especial de Luis Medina Castro. “Dos cunas, dos sangres, dos mundos y en verdad solo un hombre y una mujer”, promocionaba el anuncio del diario.

También de lunes a viernes, pero a las 15, podía verse “Mini, el ángel del barrio”, con Cristina Alberó, José María Langlais y Erica Wallner.

Pero si de avisos se trata, el de Soda Botellón Parodi es el que más llama la atención visto con ojos del siglo XXI. La marca daba una recompensa de $ 100.000 de la época para quien le proporcionara un mejor slogan. Para los interesados, la consigna parecía sencilla: tenía que tener un máximo de ocho palabras incluyendo “Soda Botellón Parodi”.