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Arte y Espectáculos 10 de julio de 2021

De la Bersuit al folklore con rastas: el “Cóndor” prepara su primer disco solista

Una de las caras inconfundibles de Bersuit Vergarabat, Germán "Cóndor" Sbarbati, rinde tributo a sus comienzos en la música. El folklore, las rastas y la infancia, su faceta menos conocida.

"La gente tiene que saber de dónde vengo, cuáles fueron mis raíces", dijo Sbarbati.

Por Paola Galano

 

 

“Le dediqué gran parte de mi niñez y de mi adolescencia al folklore”, aseguró Germán “Cóndor” Sbarbati, cara inconfundible de Bersuit Vergarabat. Aunque el rock y las fusiones varias que lleva adelante con esta emblemática banda del rock nacional parecen ser su sello, otros ritmos se esconden en la historia musical de este hombre con rastas, con pasado humilde y verdadero todoterreno del oficio musical.

 


Mirá un resumen de la entrevista completa:

 


 

Prueba de esa historia, manifiesto y hasta homenaje a su casa de la infancia es la canción “Vengo”, que acaba de lanzar en las plataformas musicales y que, además, tiene la autoría de dos de sus compañeros “bersuiteros”: Pepe Céspedes y Dani Suárez. “Vengo” es la punta de lanza de su primer disco solista, diez o doce canciones que verán la luz en septiembre de este año. Y en julio aparecerá un segundo adelanto: una zamba de su autoría.

“Arranqué desde muy chico, ya a los ocho empecé a estudiar guitarra y a cantar con mi hermano, mi casa era una casa humilde, cinco hermanos, mi papá un melómano de tango y folklore, mi mamá amante de la música, escuchábamos música todo el tiempo, mi papá ponía la casetera y nos grababa a escondidas y nos hacía cantar canciones que sonaban en sus discos o en la radio. Así empezamos a tenerle amor a la música y a interpretarla”, contó en una entrevista con LA CAPITAL.

El chamamé lo llevó a participar del Festival de la Amistad junto a su hermano y un vecino. Entonces, su grupo era “Los carasucias” y ya tenía 9 años. “Eramos tres chicos haciendo chamamé a tres voces, tocando a dos guitarras, punteando con altura y respeto por el folklore”, rememoró.

 


Mirá el video de la canción “Vengo”:

 


 

“Arranqué desde muy chico, ya a los ocho empecé a estudiar guitarra y a cantar con mi hermano, mi casa era una casa humilde, cinco hermanos, mi papá un melómano de tango y folklore, mi mamá amante de la música, escuchábamos música todo el tiempo, mi papá ponía la casetera y nos grababa a escondidas y nos hacía cantar canciones que sonaban en sus discos o en la radio. Así empezamos a tenerle amor a la música y a interpretarla”, contó en una entrevista con LA CAPITAL.

El chamamé lo llevó a participar del Festival de la Amistad junto a su hermano y un vecino. Entonces, su grupo era “Los carasucias” y ya tenía 9 años. “Eramos tres chicos haciendo chamamé a tres voces, tocando a dos guitarras, punteando con altura y respeto por el folklore”, rememoró.

Luego vinieron fechas en clubes de barrio, en fiestas familiares y en la calle. Parque Centenario en Buenos Aires y la calle Florida después fueron los espacios en los que aprendió, trabajó y se convirtió en músico callejero.

“Durante siete años fui músico de la calle Florida con mi hermano, trabajábamos viernes, sábados y domingos a la tarde temprano y terminábamos a la nochecita a pasar la gorra, iban muchos turistas y trabajábamos muy bien, recuerdo que en algunos fines de semana con mi hermano ganábamos la misma plata que mi papá trabajando todo el mes en la fábrica”, siguió, sonrisa en el rostro, mate en la mano, tranquilo después de terminar una clase de música.

Lo que siguió es historia más conocida. Con su banda “Resortes Antagónicos”, una formación de rock barrial que duró cerca de una década, llegó a Bersuit. “Una cosa me llevó a la otra, pero nunca dejé de hacer folklore, siempre que me invitaban a una peña iba, canté con mi hermano en diferentes lados, la gente me conoce más por el palo del rock, pero yo me siento cincuenta por ciento folklorista”, dijo, entusiasta y agradecido.

-¿Es verdad que tu papá te regaló una pelota y vos dijiste “No, mejor una guitarra”?

-Fue así: a mi papá le decían “Botín” porque además de la música jugaba muy bien a la pelota. Y a todo padre le encanta poder inculcar a sus hijos lo que le gusta. Por eso nos regaló la camiseta, la pelota y los botines y empezamos a jugar con los pibes de barrio y con los vecinos. Y como mi abuela vio una vez que yo escuchaba música, me regaló la guitarra. Desde ese día colgué los botines y no agarré más la pelota.

-En “Vengo” aparece una mirada a la infancia, sobre todo en el video, con las fotos de cuando eras chico y grabaciones.

-Cuando Dani (Suárez) me muestra la canción “Vengo” me sentí identificado. Dije: “Esta canción tiene que estar en mi disco”. La gente tiene que saber de dónde vengo, cuáles fueron mis raíces, cuáles fueron mis valores de chico, quise pintar al principio del video éso, con algunas fotos que fui a buscar a lo de mi mamá. Fue muy emotivo. Y con grabaciones de mi papá. Quise que la gente entienda de donde vengo.

-¿Y más allá del barrio y del origen popular, de qué otros lados venís?

-Vengo del barrio, de una casa humilde, de una infancia feliz, donde mis padres más allá de no contar con muchos recursos económicos hacían lo imposible para que estemos bien y estemos felices. Vengo también de muchos valores humanos y musicales que se gestaron en toda mi infancia, la gente que me conoce sabe de éso y la que no, quiero subirme a un escenario de folklore y mostrárselo también. Después de tantos años de pisar escenarios importantes del rock, estoy en búsqueda de subirme a escenarios folklóricos, de pisar otro tipo de escenario, cambiar un poco el aire. En el disco quiero mostrar la riqueza del folklore que hay en toda la Argentina, no me van a entrar todos los estilos pero sí quiero mostrar todos esos colores que tiene el folklore.

-¿Cuál es la historia de tus rastas?

-Las tengo desde 2007. Me las hice cuando hicimos River con Bersuit. Ese día me fui temprano a hacerme las rastas. Hoy me llegan al piso, tienen más de un metro y medio cada una, las cuido mucho, es un trabajo de hormiga. Viene una chica una o dos veces al mes a seguir tejiéndolas y a mantenerlas limpias, higiénicas, me tengo que tomar varias horas para lavarlas, es un trabajo que se hace más espaciado que lavarse la cabeza día por medio. Tuve muchos años pelo largo, cuando trabajé como director de coros me lo tuve que atar y quise siempre hacerme algo en el pelo. Es parte de mi imagen. Con Bersuit las uso sueltas y con El Cóndor folklórico las quiero usar atadas.



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