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Deportes 19 de junio de 2018

De Moscú a Nizhny, en busca del tiempo perdido

Por Vito Amalfitano

Terminó la primera fecha. Y lo que se ve en la cancha es un ritmo de los demás que supera al de Argentina. Pero en algunos equipos esa dinámica viene acompañada con la mejor técnica. España, México, también Alemania en ataque (con graves problemas defensivos), Bélgica…

Angel Cappa, en su columna en CCCPMundial.com, dice que “Alemania dio la impresión de ser un equipo ofendido y un tal México le faltó el respeto con la pelota y hasta ocupó mejor los espacios, fue más preciso y más veloz y el orgullo del campeón se convirtió inmediatamente en impotencia”.

Lo de México fue una grata sorpresa de lo que, ojalá, sea el fútbol del futuro que le llegó. A la máxima velocidad, el mayor atrevimiento. A todo ritmo, la mejor técnica.

Grave error cometería Argentina, ante Croacia en Nizhny, independientemente del resultado inmediato que llegue, si quiere superar esa falta de dinámica resignando más técnica.

Igual da la sensación que todo lo que se haga serán “parches”, cuando ya se llegó sin proyecto y sin idea. Que Mascherano haga todo bien -pero en dos tiempos- lo que volantes de los mejores equipos de la primera fecha hacen en un tiempo solo, ya no es un problema de Mascherano sino de que no hubo un proyecto para el recambio, y en este caso un entrenador que tuvo meses para buscar alternativas a él y Biglia y no lo hizo. Por citar sólo un caso y un puesto.

A los equipos europeos se los puede maniatar no improvisando un espejo sino diferenciándose.
México tuvo orden y disciplina táctica europeo, y una perfecta ocupación de los espacios, pero le agregó, en esencia, todo el desparpajo con el que le jugó al campeón del mundo.

Senegal, ante Polonia -lo que vimos desde el borde del campo de juego del estadio de Spartak-, fue un equipo utilitario, es cierto. Y en eso igualó, por lo menos, el orden y la dinámica europea. Pero tuvo el desequilibrio y la técnica de Mbaje Niang, Mane, Gueye. No es cuestión de acumular “carrileros” o “corredores” para recuperar el mediocampo. Sino de ser rápido con la pelota.

Nada, de todos modos, es definitivo. Pero urgente se requiere de un orden creativo para que Messi haga Lío en libertad. Lo que se desechó durante diez años, haciéndole y haciéndose creer él mismo que podía ser conductor, abastecedor, líder, ahora parece complicado que se pueda disimular en un instante. Pero el fútbol es imprevisible. Y Messi también. Y es Messi. Llegó su hora.