La nueva novela de Florencia Canale, "Salvaje. Urquiza y sus mujeres", se sumerge en la vida del prócer entrerriano, un playboy del siglo 18 y un adelantado en materia de temas familiares. La presentación se realizó en el museo de Arte Contemporáneo (MAR), en el marco del ciclo "Verano Planeta 2019".
Este es el diálogo de la autora con LA CAPITAL:
-¿Cómo definís a “Salvaje. Urquiza y sus mujeres”?
-Es una novela histórica, la vida de Justo José de Urquiza novelada. No es una biografía ni un manual de historia, es una novela verosímil.
-La novela está muy documentada, ¿trabajas con un historiador?
-Muchísimo trabajo, siempre lo hago con un historiador, Diego Arguindeguy. Conversamos y me sugiere, busca esto o lo otro. Urquiza, de todos los hombres que elegí para escribir, en definitiva es sobre el que menos se ha escrito, al menos por ahora. Sí fue reivindicado pero no tanto. Me parece que merece una nueva reivindicación porque es un tipo importantísimo de nuestra historia.
-¿Cómo llegaste a él?
-Llegué con (Juan Manuel) Rosas, porque es quien lo destituye. Me parecía que estaba bien, sobre todo porque Urquiza se transformó en un mito, el hombre que tantos centenares de hijos tuvo. Cuento a los que les dio el apellido, pero dicen que hay más. También dicen que Entre Ríos está poblada solamente por descendientes de Urquiza. Esto definitivamente no es así, pero era un tipo muy mujeriego y fértil. Donde ponía el ojo ponía la bala.
-Rosas y Urquiza, dos personajes similares y a la vez antagónicos.
-Creo que Urquiza estaba fascinado por Rosas. Era más joven, 10 años, y empezaron siendo camaradas ya que eran federales, tenían la misma lucha a cuestas. A uno no lo mataron y a otro sí. Era como un empresario, un hombre rico, de familia rica, con saladero. Después en Entre Ríos entra en la política. Dos tipos que no pensaban entrar en la política pero entran, con todo el poder. Creo que Rosas fue su inspiración, después Buenos Aires lo acusa a Urquiza de ser el Rosas entrerriano. Hubo que sacárselo de encima y así sucedió.
Adelantado
-Urquiza tuvo rasgos fuera de su época, como reconocer a todos los hijos.
-Un visionario, un hombre anticipado a su tiempo. Los hombres tenían hijos con otras señoras pero ninguno los reconocía. Incluso Rosas, que tuvo cinco hijos con María Eugenia Castro y no los reconoció. Urquiza fue un diferente, eso es para destacar, porque había tenido muchos hijos con muchas señoras antes de casarse con Dolores Costa. Creo que además de una cosa medio melómana de la cuestión de la estirpe y la continuidad al dar el apellido, tenía una cosa media de precaución, de cuidarlos a la hora de la muerte y la repartija de la plata, que era tanta.
-Escribís que no quería hacer diferencias entre ellos.
-De hecho no las hacía, todos eran sus hijos.
-También un avanzado en eso de ensamblar familias.
-Otra rareza y, además, en un momento vive con dos mujeres juntas. Incluso (Domingo Faustino) Sarmiento acusaba a Dolores Costa de ser la sultana criolla, él era el sultán. Tenía como un harem. Además vivían todos muy contentos, todos los hijos de tal y cual en una misma casa, sin problemas.
-Son épocas diferentes y no se puede comparar, pero ¿hoy sería considerado acosador?
-Y, si alguna lo hubiera denunciado sí. Lo que pasa es que parecían todas muy contentas y ninguna hacía demasiados reclamos. De hecho no estaban educadas para hacer reclamos, en todo caso no sabían qué era un reclamo. Sí las mujeres de las clases más bajas se revelaban. Las mulatas, si no tenían humor para esta situación, podían salir a escopetazo limpio. Las mujeres de otra clase social aceptaban la que les venía, de hecho el amor no era un vínculo o sentimiento demasiado reivindicado. Los matrimonios eran contratos comerciales.
-Bueno, describís escenas en las que los padres de las embarazadas aceptaban que él pida la mano de la hija en cuestión.
-Lo notable es que padres y hermanos de estas muchachas, de familias principales, no van a cagarlo a tiros.
Seducción
-¿Eso era así porque inspiraba respeto o era tan seductor que los hechizaba a todos?
-Creo eso y además se hacía cargo de los hijos. Conocí a una descendiente de Urquiza y le preguntaba de qué rama era y ella me decía que de su única mujer. En todo caso fue Dolores su única mujer legal, la señora que conocí descendía de Segunda Calvento, pero para ella esta era la única mujer que había existido. Ni siquiera tenía algo para criticar, daba por hecho que había sido su mujer y Segunda había estado contenta. Me llamó mucho la atención, porque hasta la descendencia pensaba así. Las demás mujeres no existían.
-Bueno, se comportaría como un caballero…
-Exactamente.
-Ya sos una experimentada de los ciclos “Verano Planeta”. ¿Cómo los encarás?
-Es una conversación con Martín (Kosbe) y hablamos, se abre a preguntas y siempre se transforma en algo nuevo. Cada presentación es original, porque también después aparecen las inquietudes. Incluso cuando firmo (los ejemplares), esas conversaciones más privadas que me hacen lecturas que son como reescrituras de mi novela. Cada lectura es una reescritura. Para mí es muy enriquecedor, me termina de cerrar el ciclo de mi novela cuando escucho lo que tiene él o la lectora para decirme.
-¿Hay un lector promedio de Florencia Canale?
-No, porque podría pensar que son mujeres de tal edad. Precisamente hoy me mandaron una foto de un señor leyendo mi libro en una playa de Miami. Los hombres están interesados en la historia, no en una novela romántica. Incluso, algunas de las novelas las leen en el secundario como introducción a la historia.
Reconstrucción
-¿Cómo sigue tu año laboral?
-Ya estoy escribiendo mi próxima novela, será de una mujer, por supuesto amante de un señor importante del siglo 19. Es muy apasionada y estoy tomada por ella y toda esta historia que saldrá en agosto o septiembre.
Y sigo recorriendo el país con “Salvaje”. También tengo una columna en radio Ciudad en el programa de Mario Masaccessi.
-¿Cuál sería el Urquiza en la política de hoy?
-Qué difícil, me parece que no. Creo que aquellos hombres del siglo 19, Urquiza en este caso, eran hombres con todo por hacer, con ideales valientes, románticos, y me parece que el siglo 21 nos depara un presente bastante más pobre en ese sentido. Es incomparable. Me parece que de un tiempo a esta parte hay mucho de derrumbe más que de construcción. Todos deberíamos repensarnos un poco.