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Arte y Espectáculos 9 de marzo de 2022

Debutó como directora de teatro y ya logró un premio por su trabajo en “Estrella de Mar”

Una pareja incomunicada, en una noche de separación, habita una casa que se resquebraja. Esa es la historia de la obra "Estrella de Mar", cuyo final cambia función a función. Escrita por Yanícola, tiene dirección de Daniela Parrinello Rizzi. "Es importante no subirse a ningún caballo", dijo.

La directora durante los Estrella de Mar.

 

“No sabía que sabía”, confiesa. Quizá por eso Daniela Parrinello Rizzi sintió extrañeza: su debut como directora de teatro ya le valió un premio Estrella de Mar por ese rol. El galardón lo obtuvo por el trabajo que hizo al frente de la obra titulada “Estrella de Mar”, coincidentemente, y que es una pieza que escribió Guillermo Yanícola, actor y dramaturgo fallecido en 2019 con el que se formó la galardonada.

La obra volverá a escena este sábado en El Galpón de las Artes, sala ubicada en Jujuy 2755, a las 21.30, dentro de la programación del mes de marzo.

“Lo veo a la distancia y veo todo el trabajo”, sigue en tren de reflexión esta joven actriz, docente y directora de 34 años, que estudia la maestría en dirección en la Universidad del Centro, en Tandil, y que es profe de teatro en varias escuelas de Mar del Plata.

 


“Así como cuando una pareja que se junta construye una casa, cuando te separás no destruís la casa pero todo empieza a resquebrajarse y a romperse”


 

“Cuando estás en el barro por ahí no te das cuenta, pero todo lo que aprendí, no sabía que sabía, soy una persona que está en la cancha. Fue un camino arduo porque estuvo la pandemia en el medio”, asegura en relación a su primer trabajo como directora, al frente de un elenco que integran Gisela Cerro y Néstor Gónzalez.

La pandemia pudo haber puesto una pausa interminable a su trabajo de dirección. Pero eludió la pausa. Dice que “la premisa fue no abandonar, no dejar, era tentador abandonar, dejar la obra y después reotmarla”, asegura en una entrevista con LA CAPITAL.

 


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Una escena de la obra.


 

Fueron la garra y las ganas de dirigir y actuar un texto que cuenta la historia de una pareja que se está separando, en una aparente última noche, lo que mantuvo a flote los ensayos. “Ni bien se abrían un poco las cosas (por la cuarentena y las restricciones), seguíamos ensayando. Nunca suspendimos por Covid un ensayo ni una función, nos re cuidamos porque queríamos pasar por este proyecto y fue maravilloso”, enfatiza.

Lo interesante de la mirada de Parinello Rizzi es que logró hacer una relectura de esta obra que, originalmente, estrenaron el mismo Yanícola y la actriz Claudia Mosso en 2011. La historia de “Estrella de Mar” puede ser entendida como una segunda parte de la exitosa obra “Disparate”, también salida de la pluma y la creatividad ilimitada de Yanícola.

 


“Lo más importante es la calidez, que fue lo que yo tomé de Guille (Yanícola)”


 

“Traté de despegarme de la obra original, recuerdo que vi la puesta de Guillermo en 2011 y me acuerdo vagas cosas, yo recién empezaba como actriz”, cuenta. Tras la muerte del querido dramaturgo y docente, se puso en marcha el Proyecto Yanícola, que buscó realizar relecturas y nuevas puestas de toda su obra teatral. En ese marco, fue convocada Parrinello Rizzi a actuar.

-¿Qué nuevos aspectos tuviste en cuenta para este regreso de “Estrella de Mar”?

-Guillermo trabajó mucho con el espacio, que es un tema que a mí me convoca también. En “Estrella de Mar” no hay un espacio a la italiana, trabajé de otra forma. Corrí todas las gradas de El Galpón. De “Estrella Mar” lo primero que tuve fue el espacio. Pasó que justo El Galpón empezó en plena pandemia a cambiar su espacio (agrandó su escenario). Y era lo que yo buscaba desde un principio. Y el proceso de construcción real de la sala me ayudó un montón en la puesta: porque desde un principio había entendido que así como cuando una pareja que se junta construye una casa, cuando te separás no destruís la casa pero todo empieza a resquebrajarse y a romperse. Desde un principio vi en la obra una casa en destrucción. Yo quería que estuviera esa idea de la ruina y cuando en El Galpón se ponen a picar paredes y a tirar paredes yo me iba atrás y me alimentaba de ese mundo. Fue un proceso maravilloso. En la obra hay escombros, movemos cantidad de escombros, dejé unos respaldos de cama que también están, bolsas de arena y objetos del mundo de la construcción. Es un material de obra que se resignifica para la puesta.

-Respecto de la historia, ¿qué cosas le aportaste?

-La obra cuenta la historia de una pareja en la noche de separación, parece que es la última noche juntos. Guille pone pocas didascalias en la escritura del guión, pero al principio propone improvisación. Dice “en la obra habrá momentos de improvisación que los elegirán los actores”. Con esa idea nosotros decidimos que el final sea improvisado. Es el personaje de Gisela el que va a decir qué quiere. Ella tiene la opción de elegir qué final le quiere dar a la historia y es la única que lo sabe. Eso cambia el sentido de la obra totalmente. En la cabina técnica estamos atentos porque hay mil finales y de acuerdo al que elige nosotros coordinamos la iluminación.

-Lograste una obra totalmente viva…

-Al ser semicircular, el espectador está muy cerca. Y muchos me decían que se veían en esa situación. El espectador se siente parte. Es que alguna vez pasamos por eso, tengas la edad que tengas, tengas el género que tengas, la orientación sexual, porque rompe y no rompe, es una noche de separación en la que suceden un montón de cosas. Si se separan o no, no lo se ni yo. Lo sabe la actriz y eso cambia el sentido de lo que haga. Es una relectura personal, pero está todo lo que dice el texto que escribió Guille.

-¿Cuál es el valor central de una directora?

-Saber escuchar, estar muy atenta a lo que sucede, no tanto en la escena, primero las personas. Si bien van de la mano, me parece más importante trabajar la parte humana para que todo lo otro esté en armonía. Lo más importante es la calidez, que fue lo que yo tomé de Guille, porque alguien se expone y confía en vos, y tiene que haber una cabeza que empuje, con el plus de ser mujer. Me siento orgullosa de la cantidad de mujeres que están dirigiendo, pisando fuerte. Todo el proceso lo aprendí haciendo, es importante no subirse a ningún caballo.

-La humildad era parte central de Guille.

-Sí, siempre.



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