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Policiales 17 de octubre de 2025

Declararon dos acusadas por el triple crimen narco

Una de ellas fue Florencia Ibáñez, quien sostuvo que escuchó a otra de las mujeres acusadas refiriéndose a "un traidor".

Florencia Ibáñez, una de los nueve detenidos por el triple crimen con sello narco de Brenda Del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, declaró ante el fiscal Adrián Arribas y sostuvo que Celeste Guerrero se refirió a “un traidor”, al tiempo en que ratificó un escrito presentado anteriormente, en conjunto con su defensa.

Tras haber confirmado sus declaraciones en el texto emitido en el marco de las audiencias, la mujer levantó la voz y pidió: “Quiero agregar que cuando estaba en la alcaidía, antes de la previa con mis abogados, Celeste (González) le empezó a gritar a Miguel (Ángel Villanueva)”.

Al tiempo, Ibáñez relató que escuchó a González decir que “no tendría que haber confiado en ese tipo porque es un traidor” y destacó que Celeste “gritaba groserías y decía ‘te dije que no tenías que confiar en él’. También le pegaba piñas a la pared”.

Así, Ibáñez se encuentra imputada en los cargos de “privación ilegal de la libertad coactiva agravada por la pluralidad de intervinientes y por ser una de las víctimas menor de edad”, en concurso real con “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, alevosía y ensañamiento”.

Por su parte, Daniela Ibarra, otra de las detenidas en el marco de la investigación, declaró que el domingo 21 de septiembre “no había manchas de sangre” en la vivienda de Florencio Varela, a la vez que afirmó: “Celeste Guerrero estaba alegre escuchando música”.

La joven de 19 años aclaró que es la niñera del hijo de Celeste Magalí González Guerrero (su hermana). Durante su comparecencia, señaló: “Mi marido Maximiliano Parra (otro de los acusados) está recién operado. Yo había aceptado ir a la casa de Celeste para comprarle los medicamentos a mi esposo”.

Ibarra remarcó que en el domicilio de la calle Chañar 702 “estaba todo normal como siempre” y agregó que al ingresar hasta el patio del inmueble, “estaba tocando la puerta y no salía nadie”, por lo que “esperó” y “llamó” a su hermana: “Me respondió que estaba por llegar”.

“La volví a llamar para ver si pasaba algo porque en el barrio había policías y ella me dijo que no, que no sabía”, sostuvo la mujer que fue detenida por la presunta limpieza de manchas de sangre en la finca.

Celeste le confirmó que “no iría a la casa”, le dijo que llevaría a su sobrino a la vivienda de su abuela y le indicó que se pida un viaje de aplicación, el cual “ella se lo pagaría”, pero se negó a raíz de que quería tomarse un colectivo.
Al momento del arresto, Ibarra se encontraba junto a su bebé y Parra, mientras que los efectivos le exhibieron una fotografía de Celeste, quien aseguró que es su hermana y dueña del lugar donde se cometieron los crímenes.

Daniela manifestó que el domingo 21 de septiembre concurrió a la vivienda por la tarde, entre las 18 y las 19, porque Celeste le dijo que “quería salir a caminar y comer algo con su marido”, y se retiró “a las 2 de la mañana”: “Nunca vi nada raro”.

“En la casa había dos camas y estaba normal y limpia como siempre”, sumó, al tiempo que consignó: “Celeste estaba tranquila, se reía y escuchaba música”.

La defensa le interrogó si observó “manchas de sangre” y la mujer lo negó, y resaltó que Guerrero le pagaba “20 mil pesos” por cuidar a su hijo.