Delicada situación en relación al designado obispo de Mar del Plata
El 20 de enero próximo, monseñor Gustavo Manuel Larrazábal debería asumir como obispo de Mar del Plata. Sin embargo, hay preocupación en distintos sectores de la diócesis local al haberse tomado conocimiento de denuncias oportunamente presentadas en su contra precisamente por una marplatense.
Monseñor Gustavo Larrazábal.
Una delicada situación se registra en círculos religiosos y laicos de Mar del Plata, a partir de la designación de monseñor Gustavo Manuel Larrazábal como nuevo obispo de este distrito. Pudo establecerse que existe mucha preocupación -está prevista su asunción para el 20 de enero próximo- al haberse tomado conocimiento de denuncias en su contra por los supuestos delitos de acoso y abuso de poder, registrados entre 2007 y 2013, pero que se reflotaron y salieron a la luz en estas horas, a partir del hecho de que la denunciante es una marplatense, actualmente radicada en Ciudad de Buenos Aires.
Días atrás, LA CAPITAL, haciéndose eco de distintas denuncias y comentarios formulados en estricto off the record por marplatenses estrechamente ligados a la Diócesis local, había informado que la asunción de monseñor Gustavo Manuel Larrazábal como nuevo obispo de Mar del Plata fue puesta en dudas en las últimas horas y que no se descartaba que se designara para ese rol a otro sacerdote.
Vale recordar que el pasado 13 de diciembre el papa Francisco aceptó la renuncia de monseñor José María Baliña -quien había sido elegido previamente como obispo de Mar del Plata en reemplazo del recientemente designado arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre- y nombró como nuevo pastor de esta diócesis a Larrazábal, misionero claretiano de 62 años, obispo auxiliar de San Juan de Cuyo.
“Es real que hay malestar y preocupación y teniendo en cuenta que es un tema más que delicado, el debate se intensificó en estas horas tanto en ámbitos laicos como eclesiásticos, trascendiendo incluso las esferas de Mar del Plata”, reconoció una altísima fuente de la Iglesia al ser consultada por este medio.
En tanto, un equipo periodístico de LA CAPITAL obtuvo testimonios de personas muy allegadas a la mujer que oportunamente denunció al citado religioso. “Todavía ella tiene miedo y prefiere no hablar con la prensa sobre esta cuestión traumática que le tocó vivir”, refirió una de las fuentes consultadas.
Asimismo, se aclaró que la mujer, marplatense, radicada desde hace varios años en la Ciudad de Buenos Aires y cumpliendo tareas en una organización más que cercana a la Iglesia -por obvias razones LA CAPITAL preserva su identidad-, “ya se expuso oportunamente y vivió momentos muy duros”.
La mujer, de 56 años, denunció que los hechos ocurrieron en Buenos Aires entre 2007 y 2013, tras lo cual el religioso fue trasladado a Mendoza, provincia en la que nació el 31 de enero de 1961 en la ciudad de San José, departamento de Guaymallén.
Otra de las fuentes consultadas por este medio relató que la mujer describió en su denuncia actos de “abuso de poder y anteriormente acoso” en el mencionado período, pero “con mayor intensidad entre 2008 y 2009”.
Ante la consulta de este medio se ratificó que oportunamente se realizó la correspondiente denuncia “ante las autoridades de la Congregación” a la que pertenecía la marplatense.
Se estableció por otra parte que la delicada situación descripta anteriormente “es conocida por numerosos representantes de la comunidad de la Iglesia marplatense”, donde, lógicamente, reina la inquietud y preocupación.
La posición del papa Francisco
Uno de los voceros consultados por este medio -que también puso como condición mantener el off the record sin revelar su identidad- reseñó que la denuncia está en conocimiento de la Nunciatura, pero puso en duda que el papa Francisco esté informado sobre estos sucesos.
“Seguramente lo desconoce. No tengo dudas. Debe destacarse que el Santo Padre confirmó la política de lucha contra los abusos sexuales con el definitivo “Vos estiz lux mundi”, el documento marco en el que toda la Iglesia Católica ha establecido desde 2019 los consiguientes protocolos de acogida, escucha, sanación y denuncia ante casos de abuso sexual por parte de personas cansagradas: religiosos, sacerdotes o religiosas”, enfatizó.
Cabe recordar que el 7 de mayo de 2019, el papa Francisco hacía pública la carta apostólica Motu Proprio “Vos estis lux mundi”, que establecía las líneas fundamentales de la Iglesia católica en la lucha y prevención de abusos sexuales por parte de clérigios y religiosios.
“Los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles. Para que estos casos, en todas sus formas, no ocurran más, se necesita una continua y profunda conversión de los corazones, acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia, de modo que la santidad personal y el compromiso moral contribuyan a promover la plena credibilidad del anuncio evangélico y la eficacia de la misión de la Iglesia. Esto sólo será posible con la gracia del Espíritu Santo derramado en los corazones, porque debemos tener siempre presentes las palabras de Jesús: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5).”, se consignaba textualmente, anadiéndose que “aunque ya se ha hecho mucho, debemos seguir aprendiendo de las amargas lecciones del pasado, para mirar hacia el futuro con esperanza”.
“Es bueno -sentenciaba entonces el papa Francisco, coincidiendo con el actual reclamo de miembros de la comunidad cristiana local- que se adopten a nivel universal procedimientos dirigidos a prevenir y combatir estos crímenes que traicionan la confianza de los fieles”.