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Policiales 27 de marzo de 2021

Denunció al padre, al tío y al abuelo por abuso pero fue “demasiado tarde”

María T. tiene 35 años y vive con sus dos hijas. Recién en enero pudo hablar ante la Justicia y contar los tormentos que habría sufrido entre los 3 y 11 años. “Vivo con miedo, me siento desprotegida por el Estado. Los traumas y el dolor que me causaron no prescriben para mí”, expresó.

Por Juan Salas

María T. tiene 35 años y, a pesar de dormir con la luz prendida, despierta cada noche a los gritos, agitada, transpirada y temblando. En su mente y cuerpo sufre cada noche los tormentos que vivió en la infancia, cuando, según la denuncia que presentó en enero en la Justicia, era violada constantemente por su padre, su tío y su abuelo.

María cuenta que fue abusada entre los 3 y los 11 años. Primero por su papá, un expolicía, y luego por su tío y abuelo, ya que su padre la “entregaba” a ellos, para que la manosearan y violaran. Nunca pudo denunciarlo, no se animó por las constantes amenazas de su padre, con matarla, o a su madre o a sus hermanos.

“Fue un infierno casi todos los días. Mi papá nos golpeaba a mis hermanos y a mí y a mi mamá casi la mata más de una vez”, explica María en una charla con LA CAPITAL.

La mujer, que vive con sus dos hijas, cuenta que los abusos terminaron cuando tenía 11 años. En una oportunidad pudo enfrentar a su padre y decirle que no le gustaba que le hiciera las “cosas” que le hacía. La reacción de su padre fue desaparecer por un tiempo, tomar sus pertenencias e irse.

El 29 de enero María T. se animó a ir a la Comisaría de la Mujer para radicar una denuncia por abuso sexual contra su padre, su tío y su abuelo. A pesar del miedo que la había paralizado toda su vida, decidió contar su verdad y exponerse, ya que su padre se había contactado con una de sus hijas y el solo hecho de que la menor pudiera sufrir lo mismo que ella la hizo tomar coraje.

“Sabía que era lo correcto, que tenía que contarlo, pero no me animaba. Fui hasta la Comisaría de la Mujer y lo primero que pregunté era si prescribía, me dijeron que no. Tuve mil miedos al ir a denunciar, temblaba y por momentos no me acordaba ni el nombre de mi papá. No sabía ni cómo contarlo. Las policías me atendieron muy bien, pero me pidieron perdón porque no sabían cómo preguntarme”, cuenta.

Una vez hecha la denuncia, la causa la tomó el fiscal Alejandro Pellegrinelli. Por protocolo se ordenó una medida de restricción de acercamiento de 300 metros para con el padre de María T. y, para ella, asistencia psicológica y psiquiátrica.

Sin embargo, a las pocas semanas de presentada la denuncia, el fiscal Pellegrinelli le informó a María T. que no se podría seguir con la acción penal ya que la causa había prescripto.

“Me encontré desamparada, sin medidas de protección. Vivo sola con mis hijas y tengo miedo. Pensé que si denunciaba iba a estar más segura. Si el fiscal no sigue con la causa ¿quién me protege?”, dice María T. y agrega: “Me costó muchísimo tomar coraje y denunciarlo para que pase esto. Yo me vi sometida toda mi vida a las amenazas de él, tengo miedo constantemente, tengo miedos que no puedo controlar”.

“A mí en su momento nadie me pudo defender y ahora me siento desprotegida por el Estado. Los traumas y el dolor que me causaron no prescriben para mí”, concluye María T.

El 10 de abril, María y otras víctimas de abuso sexual infantil realizarán una marcha para pedir por la imprescriptibilidad de las causas por abuso sexual infantil. “Yo me animé a hablar a los 35, cuesta hablar, yo pude, pero hay mucha gente que no puede, no se anima. Estos casos no deberían prescribir”, expresa.

Una causa prescripta

El fiscal Alejandro Pellegrinelli confirmó que la denuncia presentada por María T. está prescripta, ya que, según la ley vigente cuando sucedieron los hechos solo refería a plazos desde la fecha de comisión del delito y no como luego se amplió por la Ley Piazza a la mayoría de edad de la víctima y luego con Ley de Respeto a los tiempos de las víctimas (sancionada en 2015) a la fecha de presentación de la denuncia.

El fiscal explicó que no se descree en ningún momento de los testimonios reflejados en la denuncia, pero desde la Fiscalía “no se puede proceder penalmente porque los hechos prescribieron”.

Fuentes judiciales consultadas al respecto explicaron que se debería revisar el Código Penal y considerar que los delitos de naturaleza sexual, que crecieron en los últimos tiempos, en los que las víctimas se animan a hablar y denunciar a los años, no deberían prescribir. “Pero esa reforma depende del Poder Legislativo”, concluyeron.

Una Justicia con mayor

empatía con la víctima

El abogado de María T., César Sivo, considera que “la Justicia es poco empática y está cada vez más lejos de la gente”. Para el querellante, el fiscal tendría que haber progresado con la acción penal e imputar a los señalados como abusadores, por más que luego, por los años transcurridos, la causa quedara prescripta.

“Hay que conjugar las obligaciones del Estado de investigar y tratar de juzgar lo que tiene que ver con violencia contra las mujeres, desde el momento que el Estado está en un sistema regional y tiene obligaciones internacionales tiene que avanzar en la investigación”, expresó Sivo.

“Si la Justicia avanza e imputa, aunque prescriba, a ojos de la víctima es reparador. Queda identificado que el delito existió y el agresor tiene algún tipo de escarmiento. Al menos el rechazo social. La víctima puede sentir que a quien denunció lo imputaron”, dijo el abogado y agregó: “Pero al cerrar la puerta en la cara de la víctima, no da ninguna posibilidad. La víctima se animó a hablar, pudo poner en palabras el tormento que vivió en su infancia y el Estado, en vez de acompañar y cumplir con los compromisos internacionales, le cierra la puerta en la cara”.

“Es necesario que estos delitos sexuales sean imprescriptibles”, concluyó César Sivo, ya que si el delito es imprescriptible, “la causa no cierra nunca, termina con condena, absolución o sobreseimiento. Como víctima tenés derecho a conocer la verdad y poder mostrarla”.

La ley vigente
más benigna

La ley 27.206 se la conoce como la Ley de Respeto a los tiempos de las víctimas y fue sancionada en 2015. Sostiene que “se suspende la prescripción mientras la víctima sea menor de edad y hasta que habiendo cumplido la mayoría de edad formule por sí la denuncia o ratifique la formulada por sus representantes legales durante su minoría de edad”.

Sin embargo, si existiese un imputado en esta causa (solo el padre, porque el abuelo y el tío ya fallecieron) podría pedir por medio de su defensor la aplicación de la ley más benigna, que era solamente el artículo 63 del Código Penal, en el que se hablaba de los plazos corriendo desde la medianoche del día en que se cometió el delito.

Luego llegó la Ley Piazza que amplió hasta que la víctima cumplía la mayoría de edad y luego en 2015 fue desplazada por la 27.206.



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