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Opinión 3 de enero de 2020

Descontrol e impunidad

Por Sebastián Ribeiro

Urquiza entre Rodriguez Peña y Primera Junta; la cuadra donde existe la casa que le da el nombre al barrio “Los Troncos”.

El reloj marca las tres quince. No he dormido. Van dos noches y es el segundo día del año. Un vecino, al que lo hemos tratado de hablar bien -y también mal- tiene por mala costumbre alquilar su casa a manadas de muchachos que vienen ha pasar vacaciones, montando un boliche desde la tarda hasta el alba, con entrada libre, grandes expendios de alcohol y cero solidaridad a vecinos.

¿Qué diferencia de renta puede obtener, entre alquilar a una familia normal o a un grupo como este? No lo sé. Sólo sé que el individualismo es lo que ha destruido el crecimiento social y comunitario; si no pienso en el prójimo, mis aspiraciones sociales son muy relativas y mezquinas.

A las seis de la tarde, comienza la movida. El barrio cambia su atardecer con cantos de pájaros por música electrónica, picaditos en la calle, obvio con “birra” y grandes cantos y festejos. Entre los vecinos tenemos por seguridad una garita con dos personas que se turnan. Ya sabemos que esto ha sido imprescindible para tener algo mas de seguridad. Claro, no contamos con que la inseguridad viene de la mano en estos casos de algunos de los propios vecinos.

Una de estas personas de seguridad se acercó a los fiesteros para pedirles que no orinaran los coches de los vecinos estacionados en las puertas. Claro, están jugando, bailando y tomando, y tienen que orinar… lo apedrearon y persiguieron con cantos.

La música y los gritos de baile no cesan, son las cuatro quince y me pregunto: ¿Esto no tiene control? ¿No se reglamenta? ¿Qué diferencia hay entre mantener estados de conducta y obligaciones de estos alquileres que superan los factores de ocupación, que superan las posibilidades de habilitaciones o permisos; contratos que a juzgar por sus contratantes ni sellados estarán?; ¿Qué diferencia existe entre esto y los permisos para vender o no vender alcohol a horas determinadas, o ejercer comercio en lugares prohibidos, o pasar semáforos en rojo?

Algo debe hacerse, algo debe reglamentarse, así como el titular de un lote que no lo limpia o corta su pasto, la municipalidad lo hace y le traslada el costo. De la misma manera, debería multarse estos excesos y bajarselos al propietario.

Se hizo silencio. Parece que levantaron, me voy a acostar un rato. No, no, solo cambió de música. A las ocho quedé con un cliente en verlo en el Parque Industrial, mejor me tomo unos mates y me quedo levantado, a ver si me duermo y no llego a la reunión.

Ya entre los vecinos llamamos al 911 y al 147, pero si no hay reglamentación, tampoco habrá sanción ni orden.