Arte y Espectáculos

“Desde María Luisa Bemberg había como una ausencia femenina en la dirección de cine”

Realizadora de la taquillera "Gilda", la guionista, directora y productora Lorena Muñoz está presente en la 31 edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, oficiando de jurado de la Competencia Internacional.

por Walter Medina

Codirectora junto a Sergio Wolf del documental “Yo no sé qué me han hecho tus ojos” (2003), autora de “Los próximos pasados” y de la exitosa “Gilda, no me arrepiento de este amor”, entre otras realizaciones, la realizadora Lorena Muñoz mantuvo un extenso diálogo con LA CAPITAL.

– Te formaste en el documental, también sos guionista y productora. ¿Cómo se hace para pasar del formato documental a una ficción o a una realidad friccionada como es “Gilda”, en la que al mismo tiempo se incorporan personajes que no son tales, sino que actúan de sí mismos?

– En realidad yo estudié cine y casi te diría que estudié un cine más de ficción. No tuve tanta formación en cuanto a lo documental; porque los profesores estaban más inclinados hacia la ficción y yo venía trabajando en ficción. Lo primero que hice estudiando cine fue un corto de ficción, con el que me fue muy bien y con el que gané una beca para estudiar en Cuba, en la escuela de Cine de Los Baños… llegué a venderlo a la Televisión Española, que era como un milagro por ser un cortito chiquito y en blanco y negro. El pase al documental en realidad se dio porque la primera película “Yo no sé que me han hecho tus ojos”, en la que hice el guión y la dirección junto a Sergio Wolf, fue porque en realidad nosotros empezamos a escribir una ficción sobre una cantante de tango que, al tiempo, supimos que estaba viva. Y entonces pensé que sería ridículo no contactarla para incorporarla. En ese caso la historia se presentó y junto con la historia vino como una forma de lenguaje que se acercaba más al documental que al lenguaje de la ficción. Pero fue como que las historias eligieron esa forma, no yo.

Y en el caso de Gilda lo que pasó fue que yo había hecho un documental muy cortito para una serie de programas de Canal Encuentro que consistía en 27 capítulos sobre ídolos populares. Y una de ellas fue Gilda, como también Sandro, Olmedo, Sandrini…. No fue a partir de esto, yo a la historia de Gilda la quería contar desde antes. En este caso el documental pasó a formar parte de la investigación. Las ganas de hacer un documental se esfumaron con algo que en cierta manera ya estaba hecho. Y la investigación periodística a mi me interesa muchísimo, me apasiona, me encanta. Me gusta mucho hablar con la gente, reunirme, escuchar y ver qué sale de esos encuentros. Entonces había hecho una investigación muy profunda en cuanto a las mejores amigas de Gilda, a los músicos que habían sobrevivido al accidente y que participan de la película haciendo de ellos mismos, la familia, los plomos, el sonidista, los mismos fans… Así que estuve muy cercana a todo y el resultado es una mixtura entre el documental y la ficción.

– Esto de no actores, o gente que hace de sí misma, es algo que incorporó lo que conocemos como el Nuevo Cine Argentino en películas como “Señora Beba”, de Jorge Gaggero, “Mundo Grúa”, de Pablo Trapero, o “Rosarigasinos”, de Rodrigo Bueno. ¿Cómo ves esta experiencia en la que se fusionan actores profesionales con gente que no proviene de formación académica o que directamente son ajenos al cine?

– Yo creo que todo lo que colabore con la narración o la trama, todo lo que sume con la forma de narrar es bienvenido mientras no sea un recurso en sí mismo, es decir que esto esté justificado desde la trama. Para mí sería ridículo no aprovechar la experiencia anterior de todo lo positivo que me dio el haber podido trabajar en documentales durante tanto tiempo. Son cosas que funcionan muy bien. Y esa mixtura en mi se lleva muy bien. Por ejemplo, cuando conocí a los músicos originales de Gilda dije “pero soy estúpida.. Voy a buscar actores en un casting, voy a buscar actores que se parezcan teniendo los originales?”. En todo este trabajo con los músicos me ayudó mucho Ricardo Mollo, que colaboró un montón, que nos prestó los monitores, que eran como los que Gilda tenía en los ’90… y Nati (Oreiro) también colaboró en todo eso.

– En las últimas dos décadas han brillado mujeres en la dirección de cine como no había sucedido en mucho tiempo. Lucrecia Martel, Julia Solomonoff, Lucía Puenzo, Paula Hernández, son solo algunos de los nombres que le han dado al cine una mirada distinta, una mirada femenina. ¿Sentís que sos parte de esta camada de directoras que ponen el ojo en el universo femenino?

– Sí, es verdad que desde María Luisa Bemberg había como una ausencia femenina en la dirección de cine. Yo me siento parte en realidad porque básicamente por una generación, por una época que nos contiene a todos y también porque formo parte del PCI que es una asociación de directores independientes que está constituida a partir de este preconcepto de Nuevo Cine Argentino, y ahí estamos un poco juntos los que hacemos cine desde esa época. Después en cuanto a los estilos y al tipo de películas y a las formas pienso que no, que ni en forma ni en contenido somos parecidos. Pero tampoco lo siento así viendo a mis compañeros; siento que hay una cosa muy distinta. Sí reconozco en la Nouvelle Vague, en el Neorrealismo Italiano o el Spaguetti Western…reconozco temáticas y formas. Acá no me parece que sea el caso; acá sí hubo algo distinto y nuevo, muy plural. De modo que de alguna manera la gente necesitó encasillarlo y finalmente le encontraron el nombre de Nuevo Cine Argentino, pero no siento que entre mi cine y este haya demasiadas similitudes. Ni siquiera en la forma de producción.

– ¿Cómo es ser parte del jurado de la Competencia Internacional y ver películas a las 9 de la mañana?

– Hay que estar muy atentos y por suerte tenemos unos ángeles que siempre nos reservan una fila un poco más elevada del resto porque los subtítulos están muy abajo; porque si bien el público tiene que ver la película, nosotros tenemos que evaluarla. Hay que defenderla y tenés que saber bien lo que viste para poder defenderla. Me acuesto temprano. La primera proyección es a las 9 y la segunda 11.30. Luego nos juntamos a almorzar con los jurados. Y para mí es muy importante defender una película desde la juraduría, porque sé el trabajo enorme que conlleva hacer una película; no sólo en términos económicos sino también emocionalmente para el director. Recibir un premio es muy gratificante y también luego es un reconocimiento porque si ganás un premio en Mar del Plata seguramente después tendrá más distribución, va a haber productoras que van a querer invertir en tu película, o sea que es muy importante ganar un premio, porque no es gratificante solo emocionalmente. Yo que sé lo que es el sacrificio y el trabajo que implica, me interesa que sea lo más justo posible.

– No podés decir qué película te ha gustado más que otra hasta el momento. Pero al menos podés contarme si ha sido más de una.

-No, no puedo pero sí que hubo varias muy buenas.

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