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La Ciudad 4 de abril de 2021

Diferencias de fondo mientras definen las nuevas restricciones

Kicillof decidió aplicar limitaciones en la nocturnidad, el transporte y la recreación. Por la situación sanitaria y económica, Montenegro cree que no es momento de cerrar actividades en Mar del Plata. Aguarda una distinción clara entre el AMBA y el interior.

Carlos Bianco, jefe de Gabinete bonaerense.

Por Ramiro Melucci

Se habló de la necesidad de adoptar medidas inteligentes pero fuertes. De la diferencia entre la velocidad con que aumentan los contagios en el conurbano y en el interior. De la preocupación que hay por el posible incremento de casos en los municipios de la Costa Atlántica tras las minivacaciones de Semana Santa. De la intención de seguir inmunizando con una sola dosis y de tener un margen de al menos un mes y medio para avanzar con la vacunación de la población de riesgo.

La introducción la hizo el gobernador Axel Kicillof, que anticipó que mañana se reunirá con el presidente Alberto Fernández (en forma virtual, claro), pero el panorama epidemiológico y sanitario lo trazaron el ministro de Salud, Daniel Gollán, y el vice, Nicolás Kreplak. Los escuchaban atentos más de 100 intendentes bonaerenses, entre ellos Guillermo Montenegro.

La videoconferencia tuvo lugar ayer a la mañana, después del cimbronazo que implicó el contagio de Alberto Fernández pese a estar vacunado. En el encuentro, el intendente notó un cambio de tono con respecto a las conversaciones que había mantenido a principios de la semana con el jefe de Gabinete, Carlos Bianco; el de Producción, Augusto Costa, y el propio Gollán. Entre un momento y otro hubo un detonante estadístico: el miércoles, el país registró 16.056 casos de coronavirus, la cifra más alta desde el 21 de octubre. Más de la mitad (8063) eran de la provincia de Buenos Aires.

A decir verdad, el click discursivo comenzó ese mismo día en Mar del Plata, cuando Kreplak y el jefe de Gabinete del Ministerio de Salud, Salvador Giorgi, presentaron un nuevo laboratorio móvil en el predio del Museo MAR. El viceministro dijo que se evaluaba el retroceso a fase 3 de los 110 municipios que hoy están en la 4 (Mar del Plata entre ellos) y Giorgi hizo un esfuerzo tardío por desalentar el turismo en Semana Santa.

A partir de entonces el intendente se puso en alerta. Porque cree que ni la situación sanitaria es tan compleja como en el conurbano ni el escenario social permite cerrar actividades otra vez. Al 41% de pobreza, que engloba a más de 265 mil personas, lo ubica en el mismo plano que al 26% de desocupación del segundo trimestre de 2020. Es verdad que en términos sociales el dramatismo es semejante, pero existe una diferencia apreciable en clave política: en aquel caso Mar del Plata quedaba descolgada del mapa del país, que registraba un promedio de 13% de desempleo, y Montenegro quedaba a merced de las críticas opositoras; ahora la pobreza acredita un porcentaje similar al nacional, lo que lo exime de dar una explicación particular.

Sea como fuere, cuando vio venir las nuevas restricciones Montenegro dejó en claro su posición. “Tener abiertas las actividades significa tener laburo”, dijo. Esas siete palabras contienen su intento de resistencia.

 

Aunque la postura del jefe comunal es mantener todas las actividades que reabrieron, en la comuna esperan conocer la letra chica de la normativa antes de arriesgar una posición pública sobre las medidas.

 

“Se vienen medidas fuertes, pero no sabemos cuáles”, dijeron en el municipio después de la cita con Kicillof. El gobernador mencionó tres ejes: nocturnidad, transporte público y recreación. Aunque la postura inicial del jefe comunal es mantener todas las actividades que reabrieron, en la comuna esperan conocer la letra chica de la normativa antes de arriesgar una posición pública sobre las medidas. Estiman que habrá definiciones que afectarán a todos los municipios por igual, pero tienen la esperanza de que la línea divisoria que traza la Provincia sobre la situación epidemiológica del AMBA y el interior morigere las restricciones en estas costas.

Por lo pronto, la administración bonaerense readecúa las actividades permitidas en fase 3 para ponerla otra vez en funcionamiento, después de que a fines del año pasado cayera en desuso por la disminución de casos y la necesidad de profundizar la reactivación económica. 

Algunas pistas pueden rastrearse en las declaraciones de los funcionarios provinciales y nacionales. Tras mencionar el posible retroceso a fase 3, Kreplak agregó que “con eso pueden restringirse muchas actividades, sobre todo recreativas, sociales y culturales”. En la misma línea, Giorgi apuntó que es necesario limitar algunos de los últimos rubros que se abrieron, entre los que mencionó a los cines y a los locales gastronómicos y de esparcimiento. “No es en fábricas ni en aulas donde se dan los contagios, sino en las reuniones sociales”, aclaró por su parte la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti. En esa frase radica la continuidad del sector productivo y de las clases presenciales.

Está claro –así lo dijeron las propias autoridades provinciales– que la nueva fase 3 no será igual a la que fue. Cuando a fines de agosto Mar del Plata retrocedió, la reglamentación prohibía el servicio doméstico, las obras de construcción privadas, la venta de ropa, calzado y juguetes en comercios de cercanía con ingreso de clientes, las reuniones sociales, las actividades religiosas, el consumo de comidas y bebidas en locales gastronómicos, las actividades deportivas al aire libre, las recreativas con distanciamiento social y los gimnasios.

Esa letra quedó vieja. La Provincia la flexibilizó más de una vez. A una velocidad que al municipio siempre le pareció lenta, pero la cambió. El centro de las especulaciones es ahora el contenido de la nueva disposición.

Tras la vuelta del límite horario de las 2 de la mañana y de las reuniones sociales a 10 personas, las miradas se posan sobre las actividades recreativas que podrían recortarse. “Hay que ver la situación de cada lugar”, pidió Montenegro, casi como una súplica.

 

La Provincia flexibilizó más de una vez el sistema de fases. A una velocidad que al municipio siempre le pareció lenta, pero lo cambió.

 

En las últimas horas hubo otro hecho que alborota el avispero. Por primera vez desde que es gobernador, Kicillof dijo en público lo que piensa de Montenegro. “Se mueve siempre en la frontera de la ambigüedad”, disparó en una entrevista con LA CAPITAL. Consideró que el intendente no confronta plenamente, pero que a veces tensiona, lo que consideró innecesario y hasta una muestra de “inmadurez”.

Kicillof también dejó entrever que, aun cuando Montenegro acata las decisiones de la Provincia, procura ponerse del lado de los disconformes con intención de sacar rédito político. Menuda definición para arrancar una semana en que la relación de la Provincia y el municipio volverá a ponerse a prueba. 



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