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Policiales 4 de agosto de 2021

Doble crimen de San Eduardo: el presunto autor habría actuado en venganza por haber recibido una golpiza

Tal como informó en las últimas horas LA CAPITAL, el sábado se había producido una discusión entre una de las víctimas, Ezequiel Contreras, y el imputado por su asesinato, Ignacio Serra (42), en una garita de colectivos. En ese hecho, el primero, que practicaba artes marciales, atacó violentamente al segundo, quien a su vez le advirtió que iba a vengarse.

La policía entregó los objetos secuestrados durante el allanamiento.

“Esto no va a quedar así. Te voy  a cagar a tiros”, le habría dicho, según los testigos, Ignacio Serra (42) a Ezequiel Contreras (35) mientras eran separados. Claramente, no había salido ileso de la pelea iniciada poco antes en una garita de colectivos del barrio San Eduardo. No era para menos, si se tiene en cuenta que a su oponente lo apodaban “El Karateca”, debido a sus conocimientos en la práctica de artes marciales.

Dos días después, Contreras fue asesinado a balazos y, de acuerdo a los datos que surgen de la investigación que llevó a cabo el fiscal Leandro Arévalo junto al personal policial del Destacamento El Marquesado, el principal sospechoso es, obviamente, Serra. El imputado, al que además se le adjudica el crimen de Nicolás Vergara (35), quien al momento del ataque acompañaba a “El Karateca”, fue detenido este martes a la tarde durante un allanamiento en su casa, ubicada en el mismo sector sur del Partido de General Pueyrredon en el que ocurrieron todos los hechos.

Trascendió en un principio que el doble crimen que conmocionó a la comunidad tenía como génesis algún conflicto interpersonal relacionado a la venta y el consumo de droga. Pero poco después se supo, en cambio, que en realidad el móvil podía llegar a estar relacionado con una venganza por motivos aún más insólitos: “Dicen que se pelearon por fútbol”, aventuró una fuente consultada por LA CAPITAL cuando se producía el operativo en el que terminaría detenido Serra.

Sin embargo, con el paso de las horas, y mientras se aguarda por conocer la versión del hasta el momento único imputado, se supo que en realidad el sábado existió una pelea pero que los hombres mencionados casi no se conocían más que de vista del barrio, aunque no se descarta que el enfrentamiento haya comenzado por una cuestión de simples simpatías deportivas. Conforme agregaron los informantes en diálogo con este medio, a medida que avanza la pesquisa se conocen más detalles, como por ejemplo que Contreras solía pelearse en la vía pública a menudo por cuestiones de maniobras de tránsito o simplemente debido a actitudes del prójimo que lo molestaban.

En estos momentos, para los investigadores no existen teorías vinculadas a un ajuste de cuentas por inconvenientes personales relacionados a drogas o dinero que expliquen el doble crimen de Contreras y Vergara, quienes recibieron en total 17 balazos cuando habían detenido la marcha del automóvil marca Citroën C3 a mitad de cuadra de la calle 841, entre 0 y 2, para comprar fiambre, almorzar y regresar a la obra en construcción en la que ambos trabajaban como albañiles.

De afirmarse la hipótesis que incrimina directamente a Serra, para Arévalo y la policía Vergara la habría “ligado de rebote”. Es que, según esa línea de sospecha, el hombre de 42 años al que Contreras golpeó en la garita de colectivos el sábado no habría hecho otra cosa que cumplir su promesa de venganza.

Allanamiento y peritajes

Como lo indicó LA CAPITAL, Serra fue detenido durante un allanamiento en su casa de calle 823 y 6,  durante un allanamiento que se realizó este martes por la tarde, 24 horas después del doble crimen. En esa vivienda se secuestró una motocicleta Honda 150 de color blanca desde la cual supuestamente se perpetró el ataque, una escopeta y también algunos elementos incriminatorios.

El imputado quedó aprehendido luego de que lo buscaran en tres viviendas, algunas de ellas de sus familiares. Los investigadores hallaron también en su poder dos cascos, uno de ellos color negro (en la foto que acompaña esta nota puede observarse una bolsa que contiene dicho elemento, que ahora será peritado). Testigos que declararon ante la policía señalaron ese objeto protector como el del conductor de la moto que atacó a ambos albañiles. También había en la casa allanada una caja de pistola Bersa calibre 9 milímetros, pero no el arma.

La pistola Bersa 9 milímetros puede disparar hasta 17 proyectiles. En ocasiones tiene capacidad para una decimoctava munición si es que a todo el cargador completo se le suma la que hay en la recámara. Sin embargo suele ser habitual que sean 17, la misma cantidad que se dispararon contra el Citroën C4 en el barrio San Eduardo. De esas balas, cuatro impactaron en Contreras y en Vergara, dos en cada uno, y les causaron la muerte casi instantánea.

La escena del crimen a la que asistieron en la tarde del lunes los investigadores marplatenses, tanto de la DDI como de la comisaría decimotercera y el Destacamento El Marquesado, fue la de un ajusticiamiento con una víctima elegida y la otra no deseada, como si el margen de error de la venganza no tuviera ninguna importancia.

El preliminar informe de los peritos, basado en el levantamiento de rastros y en especial del análisis de la sucesión de disparos, permite reconstruir que al auto conducido por Contreras lo empezaron a balear algunos metros antes del lugar en el que terminó incrustado contra los arbustos de una casa. El reguero de vainas confirma que tras la primera tanda de disparos sobrevino una desesperada huida de Contreras en la que el tirador continuó accionando el arma.

Contreras sufrió dos heridas mortales, una en la cabeza y otra en el cuello, lo que provocó que ese escape fuera apenas un reflejo de acelerar y no mucho más. Vergara, en tanto, recibió los impactos de bala en el tórax. También fueron dos. A Vergara el retardo de la letalidad de las lesiones le dio una sobrevida apenas más larga: pudo bajarse del auto y correr algunos metros.

En el primer punto de disparo, a mitad de cuadra de calle 841 entre calle 0 y 2 del barrio San Eduardo, había 9 vainas servidas de calibre 9 milímetros. La ausencia de testigos y cámaras de seguridad impiden una reconstrucción basada en certezas y da lugar a la conjetura, a la lógica criminal y forense. Lo que destaca es que los dos albañiles Contreras y Vergara se habían dirigido a un almacén a comprar pan lactal y fiambre, en la vieja costumbre del trabajador en obra de “cortar al mediodía”. Se supone por estas horas que el conductor de la motocicleta sería Serra y que allí inició una discusión con Contreras de la cual derivó el brutal ataque.

Los primeros 9 disparos fueron realizados desde una misma posición a juzgar por el agrupamiento de vainas servidas. Contreras –en la hipótesis más precisa- aceleró sin control y terminó chocando después del cruce con la calle 2 con los arbustos de un terreno. En ese trayecto el asesino siguió accionando el arma para completar las 17 vainas eyectadas. A la espera del reporte balístico definitivo se estima que cuatro proyectiles impactaron en las víctimas y hubo otros cinco accidentes balísticos reconocibles en el automóvil.

Violencia

Lo que surge de todo esto es la desproporcionada violencia de atacante: vació todo su cargador en dos instancias. Una secuencia de unos pocos segundos, pero suficientes para ser dos instancias diferentes. Con el auto en un punto y con el auto circulando. Esto presupone un encono preexistente y, pese a que son tiempos en los que la violencia urbana raya con lo demencial, en este caso se investiga algún conflicto previo de Contreras.

El otro detalle que resta confirmar es si en la motocicleta iba más de una persona. Esta incertidumbre se llegó porque, si bien algunos testimonios reforzaron la idea de un único atacante, disparar desde una moto en movimiento requiere de una alta destreza. Por no decir que es imposible, manejar una moto (se necesita la mano derecha ocupada por el acelerador) y disparar es casi imposible, a menos que quien accione el arma sea zurdo.

El hallazgo de la caja de una pistola calibre 9 milímetros por parte de efectivos del Destacamento El Marquesado y el grupo GRI (Grupo de Respuesta Inmediata), es un indicio importante, ya que fue con ese tipo de arma y con esa marca (Bersa) con la que se supone que se realizaron los disparos por la cantidad de vainas recogidas.

Tras haber sido detenido este martes a la tarde, Serra fue trasladado a la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán y luego citado a declaración indagatoria por Arévalo. En ese marco, su representación legal quedó a cargo del defensor oficial Mauro Giacomaso, que estaba de turno al momento del hecho, pero no se descarta que contrate un abogado particular en las últimas horas.