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Opinión 8 de diciembre de 2018

Donald Trump y la diplomacia del ping pong

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por Alberto Galeano

Si Donald Trump no gana su guerra comercial con China, marcada por una tregua de 90 días, sus recientes victorias con México y Canadá quedarán opacadas por la disputa que mantiene con el país asiático por la supremacía mundial.

Esto lo sabe muy bien el presidente estadounidense, cuyo gobierno acaba de pedir la extradición de la ejecutiva china Meng Wanzhou, vicepresidenta del gigante tecnológico Huawei, a la que se acusa de violar las sanciones impuestas a Irán por su programa nuclear.

A pesar de que China anunció el jueves que respetará la tregua acordada con el presidente estadounidense en Buenos Aires sobre productos agrícolas, energía, automóviles y otros artículos específicos, las dudas persisten sobre lo que ocurrirá en el futuro entre Beijing y Washington.

“Una tregua comercial que terminó tan pronto como empezó”, titula en un artículo la revista británica The Economist.

La detención de Meng en Canadá, hija del fundador de Huawei, por expreso pedido de la Casa Blanca, terminó por desatar un nuevo derrumbe financiero y nuevas suspicacias entre ambos países.

“La guerra comercial entre EE.UU y China responde a la política de Trump de intentar contener el crecimiento de Beijing a nivel regional y global. Esta decisión no hace más que evidenciar la debilidad de la administración norteamericana para desarrollar mejores canales de cooperación”, dijo a Télam Gustavo Cardozo, coordinador del programa Asia-Pacífico, del Centro Argentino de Estudios Internacionales (CAEI).

“Realmente no creo que se vuelva a imponer la diplomacia del ‘ping pong’, aunque si la de un nuevo consenso global. Washington intentará por todos los medios posibles evitar la influencia de China en todos los rincones del mundo”, afirmó el analista.

La detención de Meng ocurrió el primero de diciembre, el mismo día en que Trump y Xi cenaban en el Palacio Duhau de Buenos Aires, en el marco del G20, donde acordó con la Casa Blanca tregua comercial hasta el próximo 1 de marzo.

En una entrevista realizada horas después, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, dijo que él sabía con antelación que la ejecutiva iba a ser detenida, pero que desconoce si Trump estaba informado del asunto.

Las cambiantes posturas del magnate norteamericano amenazan una relación que va más allá de los aranceles, la transferencia de tecnología, la propiedad intelectual y la intrusión cibernética, informó el diario The New york Times.

La historia recuerda que la llamada “diplomacia del ping-pong” (partidos de tenis de mesa entre chinos y estadounidenses) logró imponerse en aquellos tiempos difíciles de la Guerra Fría, cuando Beijing invitó al presidente Richard Nixon a visitar ese país en 1972.

Algunos analistas opinan que en la actualidad china está haciendo lo mismo que hizo en aquella oportunidad con Estados Unidos, con el fin de aumentar su influencia en el Pacífico en países como Papúa Nueva Guinea.

Obviamente Beijing criticó el arresto de Meng y pidió su liberación, pero luego prometió en una declaración empezar a trabajar en los puntos de consenso acordados en la cumbre del G20 en Buenos Aires.

De algún modo, el gobierno chino trata de separar ambos asuntos. Y lo mismo parece hacer la Casa Blanca.
Trump decidió suspender su decisión de aumentar de 10 al 25% los aranceles a la importación de cientos de productos chinos.

Vía Twitter, como hace habitualmente, confirmó que el representante de Comercio estadounidense, Robert Lighthizer, liderará las negociaciones en Beijing para “ver si un acuerdo con China es realmente posible”.

“El presidente Xi y yo queremos que este acuerdo suceda, y probablemente así sea. Pero si no, recuerden que soy un hombre de aranceles”, dijo el presidente republicano.

Por ahora, la tregua de Buenos Aires impide la disputa de los dos gigantes tecnológicos.

Si bien Trump asegura que las conversaciones van “muy bien”, el principal reproche que le hace la Casa Blanca a China es, habitualmente, por el robo de tecnología.

En este contexto, Beijing es quizá la principal disputa que mantiene Washington luego de su reciente triunfo en política exterior tras la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcam), ahora llamado T-Mec, entre Washington, Canadá y México.

Sin embargo, otro frente inconcluso del presidente republicano es Rusia, cuya relación con Vladimir Putin no pasa por un buen momento luego de que Moscú arrestara a la mayoría de los tripulantes de tres pesqueros ucranianos.

(*): Télam.



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