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Pibxs 31 de octubre de 2019

Dos emprendedoras marplatenses reinventan el estilo de Paco Rabanne

Agustina Gogniat y Martina Pozas son las fundadoras de “Escama”, un proyecto en el cual diseñan y confeccionan prendas rígidas inspiradas en la década del sesenta.

Algunos de los diseños de "Escama"

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Las colecciones de Paco Rabanne en la década del ’60 sirvieron como inspiración para Agustina Gogniat. La arquitecta de 25 años se vio cautivada por los vinilos rígidos que desfilaban en la innovadora pasarela del diseñador español, definido por Coco Chanel como “el metalúrgico de la moda”. Rápidamente, se comunicó con su cuñada Martina Pozas y la invitó a configurar juntas este nuevo proyecto. Martina, estudiante de diseño de 22 años, aceptó la propuesta y todo se puso en marcha.

“Fue una excusa para pasar más tiempo juntas”, confesó Agustina, a la vez que comentó haberse “entusiasmado por la fusión”. Nunca habían trabajado juntas, pero la responsabilidad y el compromiso de ambas las motivó a apostar por esta unión. El proyecto se engendró como una idea familiar desde sus inicios: para la decisión del nombre, consultaron al tío de Martina, que las ayudó a delinear algo representativo de la propuesta. De esa forma nació Escama.

Sólo pasaron cinco meses desde ese primer momento y la marca no para de crecer. La clave- aseveran- es la originalidad de los productos. La dupla fabrica tops de noche y vestidos a medida. Además, están incursionando en la fabricación de bolsos y accesorios. El proceso productivo las tiene presentes en cada detalle. La pasión es el principal motor del emprendimiento: “Soy muy fanática, me gusta mucho lo que hago y quiero estar todo el tiempo haciéndolo”, deslizó Agustina sonriente.

En cuanto a la fabricación de los productos, primero diseñan en conjunto un archivo en la computadora. Luego, una se encarga de comprar los insumos. Una vez que tienen todo listo, preparan las placas con un plástico de alto impacto. Esa es la materia prima principal, que viene en color blanco, negro o transparente. Para añadir una gama más amplia de colores, las chicas colocan vinilo de alguna tonalidad diferente sobre el alto impacto. Finalizada esta instancia, envían el proyecto completo a corte láser.

Agustina y Martina confeccionando uno de los modelos favoritos de sus clientas: el top rombo silver.

Agustina y Martina confeccionando uno de los modelos favoritos de sus clientas: el top rombo silver.

Al terminar los cortes, Agustina y Martina reciben en una bolsa todas las piezas mezcladas. En un trabajo enteramente artesanal, comienzan a corroborar el estado de cada pieza al quitar la cinta de transferencia que protege el material de las altas temperaturas. A pesar de la protección, algunas salen quemadas por el calor del láser y deben ser limpiadas manualmente con alcohol. Cuando todas las piezas están en condiciones óptimas, comienza el ensamble manual. Cada top acarrea aproximadamente cuatro horas de trabajo. En el caso de los vestidos, la confección es más extensa y puede tomar siete horas.

Las clientas se toman las medidas, eligen el diseño y el color. El diseño comprende la forma de las piezas, que pueden ser círculos, rombos o cuadrados. Por otra parte, las tonalidades disponibles actualmente son negro, blanco, plateado, bordó, rosa, rojo y, próximamente, azul. También ofrecen la posibilidad de que la prenda sea reversible: de un lado un color básico del alto impacto y, del otro, un color de vinilo a elección. Su idea es seguir innovando en cuanto a nuevas formas y colores.

El emprendimiento apunta a la personalización, no a la masificación: “Si vos comprás este producto, lo que menos querés es ir a algún lado y que otro lo tenga, buscas exclusividad”, afirmó la arquitecta. Siguiendo esta línea y en búsqueda de nuevas clientas, las creadoras de Escama se contactaron con la diseñadora marplatense Inés De Mendiguren, quién tomó algunos ejemplares a consignación y las alentó a continuar desarrollándose en el rubro.

Las chicas apuestan a que este emprendimiento siga creciendo. Por el momento, la única publicidad que utilizan es su cuenta oficial de Instagram @escama.arg, donde publican periódicamente sus nuevas creaciones. “Hoy en día, hay tantas ofertas en Instagram que tenés que estar presente constantemente para que la gente te vea y te elija”, añadió Agustina sobre la necesidad de una presencia fuerte en redes sociales para darse a conocer. Sin embargo, admite que, por falta de tiempo, no le dedican tanto esfuerzo a la comunicación online como les gustaría.

Sus principales objetivos a mediano plazo son invertir en una máquina de corte láser para tener el control pleno de la fabricación y patentar el proceso productivo para seguir creando a través de la implementación de este método. También quisieran comenzar a enviar productos al resto del país. El obstáculo principal es la toma de medidas para la prenda, por lo que buscarían estandarizar algunos talles o trabajarían mediante el envío de medidas. “Al ser una remera rígida, una pieza más o una pieza menos hace la diferencia”, advirtió Agustina acerca de los riesgos de trabajar a distancia.

Por último, confiesan que esta modalidad de trabajo es la que mejor se adapta a ellas. “Para emprender, te tiene que gustar mucho y estar predispuesto. Todo depende de vos, si te quedás sentado, a fin de mes se va a reflejar en las ganancias y te vas a dar cuenta. Yo elijo tener algo mío y poder manejarme tranquila”, se explayó Gogniat, feliz de haberse convertido en una emprendedora local.

Por Julieta Fernández para Pibxs



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