Arte y Espectáculos

Dos filmes en la competencia internacional

El 34° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata continuará este martes con las proyecciones de las películas en las diferentes competencias, además de la progamación general. Dos de las que compiten por el Astor de Oro con “I was at home, but” y “El cuidado de los otros”.

“I was at home, but”, de la directora alemana Angela Schanelec es la primera cinta del día en competencia internacional. Durante nueve minutos las palabras no existen: animales en plena caza y el abrazo de reencuentro entre una madre y su hijo son imágenes demasiado potentes como para sumarles el color de una voz. Aunque los diálogos no tardan en llegar, en el décimo largometraje de Angela Schanelec se habla poco. Un chico de trece años regresa a su hogar con cierta extrañeza, luego de haber estado perdido durante una semana. Lugar y hora: Auditorium, a las 9.

“El cuidado de los otros“, del argentino Mariano González, es la otra cinta del día en esta sección. Durante el turno de niñera de Luisa, una distracción de su novio Miguel desencadena una emergencia médica con Felipe, el niño al que ella estaba cuidando: la situación es grave, y las consecuencias pueden ser inconcebibles. Mientras la familia del pequeño atraviesa los días posteriores con hermetismo, y Miguel pareciera afrontarlos sin sobresaltos, Luisa debe dar cada paso bajo una angustia sofocante. Lugar y hora: Auditorium, a las 12.

Una de Brasil

El brasileño Jo Serfaty llega con “Um filme de verao”. El año escolar termina, llega el calor y la electricidad se corta con bastante frecuencia en los suburbios de Río de Janeiro: Karol, Junior, Ronaldo y Caio deberán enfrentarse a un verano cruel. Cada uno de ellos persigue una necesidad que está en otro lugar –físico o espiritual–, y todos tendrán que construir su adultez rompiendo con las imposiciones que recibieron.

Llegan tres argentinas

“Las buenas intenciones”, de Ana García Blaya, se mete de lleno en el terreno de lo autobiográfico y narra unos meses en la vida de una familia de los años 90 compuesta por tres hijos (dos mujeres y un varón, entre la niñez y la preadolescencia), una madre y un padre separados y un padrastro. Con la ayuda de películas familiares grabadas en video analógico (algunas recreadas, otras originales) y con personajes difícilmente olvidables y excelentemente bien interpretados (lo de los pequeños Ezequiel Fontenla y Amanda y Carmela Minujín es de antología), García Blaya nos entrega una película de esas en las que nos gustaría vivir.

“La muerte no existe y el amor tampoco”, de Fernando Salem, es la historia de Emilia, quien todavía está atravesando el duelo por la muerte de su mejor amiga y vuelve a su pueblo natal en la Patagonia para esparcir sus cenizas al viento. Pero no es tan fácil despedirse de los fantasmas.

“Angelica” es la otra argentina de la directora Delfina Castagnino. Angélica está en crisis. Su madre ha muerto hace poco, tiene que vaciar la casa de su infancia porque van a demolerla, no parece haber superado la ruptura con su ex y está por cumplir 40 años. Sin saber cómo enfrentar ninguna de estas cosas, escapa hacia el pasado: se refugia en secreto en la casa de su infancia.

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