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Opinión 3 de octubre de 2016

Educar para prevenir la violencia contra las mujeres

por Patricio Hogan

La realidad nos muestra diariamente que la violencia contra las mujeres está muy lejos de erradicarse. Un informe reciente de la Procuración General de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires dice que durante el año pasado se registraron 98 muertes por femicidio en la provincia. Lo grave del informe es que nos permite ver que la mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes, que el 70 % de los asesinatos fueron cometidos por la pareja y el 15% por algún familiar. Podemos decir que en la gran mayoría de los casos la violencia contra las mujeres se ejerce “puertas adentro”.

Es así que resulta impostergable que se amplíen y profundicen las políticas públicas para promover la concientización y sensibilización de una temática que, como la violencia contra las mujeres, es sin dudas muy compleja.

Si de verdad queremos lograr una transformación profunda debemos apelar a la educación. Y sin dudas, el mejor modo de abordar su tratamiento es hacerlo dentro del ámbito educativo institucional mediante programas que se elaboren con seriedad, responsabilidad y creatividad, y que integren el plano teórico con el práctico para lograr cambios efectivos y valiosos que se sustenten a lo largo del tiempo.

Por tal motivo, acabamos de presentar un proyecto de Ley en el Senado de la Provincia de Buenos Aires para que la Dirección General de Cultura desarrolle talleres vivenciales dotados con soportes teóricos elaborados en forma de cuadernillos ilustrativos. Es decir: teoría y práctica jugando al mismo tiempo.

El objetivo es que los talleres permitan abordar, explicar e identificar los casos de violencia verbal, física, psíquica, emocional, económica y sexual contra las mujeres en los diferentes lugares en donde cotidianamente viven los adolescentes. Además, el carácter vivencial de los talleres y la circulación de los cuadernillos permitirá que las experiencias pedagógicas concretadas en el aula tengan un efecto multiplicador que alcance a las familias y al entorno cotidiano de los adolescentes.

En el proyecto proponemos que la aplicación de la Ley incluya a todos los establecimientos educativos de gestión pública y privada en el nivel Secundario. Incluso, como reconocemos que hay diferentes criterios pedagógicos para el abordaje del tema, entendemos que las autoridades de la Dirección General de Cultura y Educación podrán definir si es apropiado que también se aplique la Ley en el ciclo Primario.

Los talleres y los cuadernillos ilustrados permitirán tratar la temática desde distintos ángulos y con variadas perspectivas con el objetivo de que los adolescentes reconozcan y rechacen los actos y actitudes agresivas y violentas, y que obtengan herramientas para enfrentar y denunciar cualquier acto de violencia que atente contra su persona y su integridad psicofísica.

También ofrecerán fórmulas válidas para que puedan defenderse sabiendo adónde pueden acudir para pedir apoyo, cuál el mejor modo de hacer una denuncia, y en qué lugares podrán encontrar la contención necesaria que cada caso pueda necesitar.

La inclusión de la temática en los contenidos curriculares oficiales favorecerá la construcción temprana de una ciudadanía consciente de los derechos fundamentales de los adolescentes, al mismo tiempo que promoverá relaciones sociales y afectivas que favorezcan la igualdad de género, y permitirá destacar la importancia del cuidado integral de ellos mismos en la afirmación de su personalidad y dignidad.

El proyecto busca que las autoridades educativas de la provincia garanticen que en todas las escuelas públicas y privadas se implementen los talleres vivenciales y se distribuyan los cuadernillos ilustrados. Del mismo modo, la Dirección General de Cultura y Educación deberá capacitar a los docentes para que se familiaricen con la complejidad de la temática y conduzcan los talleres con la calidad pedagógica y sensibilidad que se requiere.

Finalmente, en el proyecto de Ley destacamos que los contenidos de los talleres y del material ilustrativo deberán ser elaborados de forma transversal e interdisciplinaria por expertos en la temática. También destacamos la necesidad de que se registren las experiencias logradas para medir el impacto que se logra en las comunidades educativas con el fin de ampliar los beneficios y aplicar las correcciones necesarias.

Debemos reconocer que la violencia contra las mujeres impacta de modo amplio en toda la sociedad. Por tal motivo se ha convertido en uno de los temas más debatidos de la actualidad, y en uno de los asuntos de interés público que más reflexiones, discusiones y estudios vienen produciendo.

La sanción de la Ley Nacional 26.485, referida a la “Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, ya cumplió siete años y sin dudas es un paso de enorme trascendencia. Por otro lado, en muchos municipios y provincias se declaró la emergencia de género y diversidad y se pusieron en marcha variados programas para tratar la problemática.

La inclusión de los talleres vivenciales en las escuelas y colegios será una herramienta de poderosa sensibilización social que podrá aplicarse de modo práctico y en forma cotidiana, y que puede lograr resultados profundos y perdurables. Algo que hace falta de modo urgente.

(*): Senador Provincial – Frente Renovador.