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Deportes 1 de junio de 2017

El golf, de luto: murió De Vicenzo

El más grande golfista argentino falleció a los 94 años.

Roberto De Vicenzo, el máximo exponente de la historia del golf argentino y ganador Abierto británico en 1967, falleció hoy a los 94 años por causas naturales, acompañado por sus seres queridos en su casa de Ranelagh.

Mañana a las 13 sus restos serán sepultados en el Cementerio Parque Iraola de la localidad bonaerense de Berazategui.
“El Maestro”, ganador del Abierto británico de 1967 e inspirador de las siguientes generaciones de golfistas de nuestro país, sufrió el 21 de marzo la fractura de su cadera en un accidente doméstico, fruto de ello fue internado en el Sanatorio Modelo de Quilmes y poco a poco su salud se fue deteriorando.

De Vicenzo nació en las cercanías de la Estación Chilavert, en Villa Ballester -al norte del conurbano bonaerense-, y en un marco de carencias económicas aprendió el oficio de caddie. Allí descubrió su talento natural para el golf y su fortaleza física, que terminaron prevaleciendo y trascendió en la elite mundial de la disciplina.

A lo largo de su infancia y adolescencia vivió en el barrio porteño de Villa Pueyrredón, en una casa sobre la calle Cuenca cerca de la estación ferroviaria Miguelete, en el límite con el partido de General San Martín.

A los 9 años se inició como caddie en un club de la zona y en 1933 jugó su primer torneo de golf. Más tarde ingresó en el Ranelagh Golf Club de Berazategui, localidad en la que residió desde entonces.

Luego escribiría una carrera increíble en la historia del deporte: ganó 231 torneos, incluidos cuatro torneos del PGA Tour y el Abierto Británico en 1967, en el cual venció a grandes rivales como Jack Nicklaus y Gary Player, y se ganó un lugar en el Salón de la Fama.

También se lo recuerda por una intachable anécdota en el Masters de Augusta de 1968, donde su compañero de línea Tommy Aaron anotó un golpe de más en su tarjeta en el hoyo 17 y sin revisarla la presentó.
Si no fuese por ese error, en el cual se efectuó un golpe de más, hubiese ganado el torneo. Pese a perder la “chaqueta verde” no se inmutó, fruto de sus valores.

De Vicenzo asumió como propio el error de haber firmado mal aquella tarjeta, en una muestra de los valores que manejaba.
Según las reglas del golf, si una tarjeta tiene más golpes que los realmente efectuados se acepta la puntuación declarada por el golfista. Por eso De Vicenzo, que en el campo había empatado el primer lugar, terminó segundo: Bob Goalby se adjudicó el Abierto.

Cuando el argentino se enteró del error que había cometido, se limitó a expresar una simple frase que quedó para la historia: “íQué estúpido soy!”. Nunca culpó ni a Tommy Aaron, quien había completado su tarjeta, ni al comité, que se limitó a aplicar las reglas.

En una carrera marcada por el éxito se pueden mencionar también sus grandes actuaciones en el Senior PGA Tour, donde ganó tres veces el Liberty Mutual Legends of Golf, y el primer U.S. Senior Open en 1980. También venció en el PGA Seniors Championship de 1974, y representó a Argentina 17 veces en la Copa Canadá y la Copa Mundial de Golf, llevando a su país a la victoria en 1953.

Por iniciativa del municipio de Berazategui se inauguró en 2006 el Museo del Golf, en una antigua casona de 1923 y que había pertenecido a la familia de Lucio V. Mansilla, se exhiben trofeos y recuerdos de un deportista que trascendió más allá de su condición.

De Vicenzo también fue reconocido y respetado por su hombría de bien: en 1967 y 1970 le otorgaron el Premio Olimpia de oro.
En 1980, la Fundación Konex le otorgó el Premio Konex de Platino como el mejor golfista de la historia en la Argentina.
En 1999, fue nombrado uno de los cinco más grandes deportistas de la historia argentina junto al automovilista Juan Manuel Fangio, el futbolista Diego Maradona, el boxeador Carlos Monzón y el tenista Guillermo Vilas por el Círculo de Periodistas Deportivos Argentinos.

En su honor, el PGA Tour Latinoamérica decidió implementar el “Premio Roberto De Vicenzo” para los golfistas que obtengan la Orden de Mérito en cada temporada.