Policiales

El acusado de explotar sexualmente mujeres tenía archivos de abuso sexual infantil

Facundo Uribe continúa detenido en la Unidad Penal 44 de Batán. Su imputación se agravará por el grado de vulnerabilidad de las víctimas. Además, peritos hallaron que tenía más de 200 archivos de fotos y videos de abuso sexual infantil.

El hombre acusado de haber explotado sexualmente a mujeres y tatuarles sus iniciales en sus partes íntimas tenía un pendrive enchufado a un televisor con contenido de abuso sexual infantil.

Ante este hallazgo, Facundo Uribe enfrentará la imputación de un nuevo delito, el de tenencia de material de abuso sexual infantil, ya que los peritos encontraron que en un pendrive almacenaba unos 200 archivos con imágenes y videos de abuso sexual infantil.

“El contenido es aberrante”, explicó a LA CAPITAL una fuente de la investigación que encabezada por la Unidad Funcional de Intervención Temprana de Violencia en la Familia y de Género a cargo de la fiscal Graciela Trill y el auxilia letrado Emiliano Fortunato.

Según describió esa fuente, el material hallado en el pendrive, que estaba enchufado en un televisor de 75 pulgadas en el living del departamento de Facundo Uribe, contiene material con niños muy pequeños, de 4 o 5 años, siendo abusados.

Ese pendrive se había secuestrado al momento de hacer el allanamiento realizado en los departamentos 3 y 4 del monoblock 21 del Soip. Además se había secuestrado un teléfono celular y una computadora, pendientes al peritaje informático.

Según explicaron los investigadores, Facundo Uribe quedó imputado “solo” por tenencia de material de abuso sexual infantil, ya que no hay pruebas de que hubiese participado en la producción o que hubiese distribuido las imágenes y videos.

Por otra parte, si bien Uribe estaba imputado por “explotación de la prostitución ajena”, un delito que contempla una pena de 4 a 6 años de prisión, un informe presentado a la fiscal Trill por el área de rescate a víctimas de trata de personas del Ministerio de Justicia fue clave para entender la situación de vulnerabilidad de las víctimas.

Tal como había explicado LA CAPITAL, las víctimas que Uribe explotaba sexualmente eran mujeres con problemas de adicción a las drogas y de escasos recursos económicos, que aceptaban prostituirse con tal de que el imputado les suministrara droga.

 Al confirmarse que Uribe mantenía a las víctimas en un estado de drogadicción permanente para explotarlas sexualmente, lo que constituye otra forma de coerción más allá de la violencia física directa, y con el informe del Ministerio de Justicia, la fiscal Trill agravó la calificación del delito, que pasa a tener una pena en expectativa superior, de 5 a 10 años de prisión.

Por este motivo, Facundo Uribe fue citado nuevamente a declarar en Tribunales y el miércoles será trasladado para estar, nuevamente, frente a la fiscal y contar, si lo desea, su versión de los hechos.

En cuanto al resto de la investigación, se ha sumado el testimonio de otra víctima, que ratificó las palabras de L.P., la joven de 23 años rescatada durante el operativo que tuvo que ser internada en el Hospital Interzonal. Los investigadores, ahora, buscan a otras dos mujeres que también habrían sido explotadas sexualmente por Uribe.

Luz roja de explotación sexual

Frente de los departamentos allanados en el complejo SOIP.

La investigación inició gracias a una denuncia anónima y, tras un mes y medio de trabajo de campo y una acumulación de evidencias y pruebas, se detuvo a fines de agosto a Facundo Uribe y se rescató una mujer de 23 años, L.P..

El pasado 11 de julio, un llamado al 911 informó que en los monoblocks del Soip un hombre tenía retenidas “entre 5 y 6 chicas” para prostituirlas a cambio de droga. El denunciante, además, aportó el nombre de Facundo Uribe y que los hechos sucedían en el departamento 3 del monoblock 21.

Ante esta situación, la fiscal Trill le dio intervención al personal de la División Delitos Complejos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires e iniciaron una investigación, en la que determinaron que precisamente Facundo Uribe, de 42 años, vivía en los departamentos 3 y 4 del monoblock 21 del Soip —en Antártida Argentina al 3400—.

“La gravedad de los hechos traídos a conocimiento se enmarcan en una forma de violencia contra las mujeres que el imputado ejerce periódicamente y sin viso alguno de cese en el tiempo. Hay que proteger a estas mujeres, quienes, además, se encuentran en un contexto de vulnerabilidad marcado por sus adicciones a las drogas”, consideraron los investigadores.

La luz roja encendida del departamento 4 del monoblock 21 del complejo habitacional Soip indicaba que había mujeres disponibles para ser prostituidas. Esa vivienda estaba conectada con el departamento 3, donde vivía Facundo Uribe y desde donde controlaba a las mujeres que prostituía a cambio de droga.

Según consta en la causa, las víctimas cobraban 90.000 pesos por cada “pase”, que duraba unos 30 minutos. Ese dinero nunca llegaban a quedárselo y se lo tenían que entregar directamente a Uribe, quien se aprovechaba de la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encontraban y les proveía droga.

El relato de L.P. es de espanto. Su historia, a sus 23 años y con un hijo de 4, está signada por la vulnerabilidad, las adicciones, el abuso, la violencia y la explotación sexual.

Entre las cicatrices que le quedaron tras haber sido explotada sexualmente durante casi un año, las más evidentes son la falta de piezas dentales y dos tatuajes que le hizo Facundo Uribe de su inicial: la letra F quedó tatuada en su pelvis y en su glúteo derecho.

Pruebas

Los investigadores han reunido pruebas contundentes contra Uribe. Registraron cómo hombres ingresaban al departamento, la luz se apagaba y, tras unos 30 minutos, se iban y la luz volvía a encenderse.

“Dale amor, la estás haciendo muy larga”, llegaron a escuchar en más de una ocasión en la que el tiempo transcurría sin que el “cliente” se fuera del lugar.

También realizaron seguimientos discretos de Uribe en su camioneta Volkswagen Amarok cuando llevaba a una de las víctimas a ver a clientes. En una ocasión, llevó a L.P. hasta la escollera de Playa Grande, donde ingresó a un boliche que estaba cerrado y al cabo de 40 minutos se fue del lugar y volvió a subir a la camioneta.

“Estos movimientos son compatibles con el delito investigado”, consideraron Trill y Fortunato al solicitar el allanamiento y la detención de Uribe.

En el operativo la policía secuestró elementos de interés para la investigación, como la camioneta Volkswagen Amarok utilizada por el imputado y una máquina de tatuajes con tintas, que habrían sido empleadas para “marcar” a las mujeres con las iniciales F y, en otros casos, FU, es decir: Facundo Uribe. Además del pendrive en el que tenía imágenes y videos de abuso sexual infantil y un celular y una computadora que todavía deben ser peritados.

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