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Opinión 18 de febrero de 2017

El asesinato de Kim Jong-nam y el mundo de Disneylandia

por Alberto Galeano

El asesinato de Kim Jong-nam, medio hermano del dictador norcoreano Kim Jong-un, es un indicio más de la incertidumbre que vive un país que es conocido por sus hambrunas y sus pruebas atómicas.

Si algo le faltaba a Corea del Norte para llamar la atención internacional, es éste crimen cometido el lunes pasado por envenenamiento, en el aeropuerto malasio de Kuala Lumpur, cuando Kim Jong-nam se aprestaba a viajar a la ex colonia portuguesa de Macao.

Aparentemente, este hombre de 46 años no era una amenaza para el liderazgo de Kim Jong-un. Sin embargo, cuando en su juventud asistía a las ceremonias oficiales, era tratado con afecto por los héroes revolucionarios, según informes de la BBC de Londres.

Su asesinato ocurrió un día después de que Pyongyang lanzará un misil de alcance medio en el Mar del Japón, y unos días antes de los festejos por el 75 aniversario del nacimiento de su padre, Kim Jong Il.

Tal vez por dicha circunstancia su asesinato pasó sin pena ni gloria en Corea del Norte, que mantuvo una guerra contra su hermana surcoreana, entre 1951 y 1953.

“El asesinato del hermano del presidente norcoreano se da en condiciones altamente preocupantes y sospechosas: coincide con el lanzamiento del primer misil balístico del año y de la era (Donald) Trump”, dijo a Télam Diana Tussie, directora de la maestría en Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

La analista opinó que el proyectil que terminó en aguas del mar de Japón, coincidió además con la visita del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, a Estados Unidos. “Corea del Sur considera que el lanzamiento fue una provocación que tuvo por objetivo probar la respuesta de la nueva administración en Washington”, afirmó.

Sin embargo, el nuevo presidente estadounidense no se ha pronunciado hasta el momento sobre el asesinato del medio hermano del líder norcoreano, aunque Trump prometió al premier Abe el apoyo incondicional de la Casa Blanca para enfrentar a Pyongyang.

Kim Jong-nan cayó en en desgracia luego de que fuera descubierto cuando intentaba entrar a Japón con un pasaporte falso de la República Dominicana, acompañado de dos mujeres y un niño con los que pensaba visitar Disneylandia en Tokio.

Este hecho fue considerado vital para suceder a su padre cuando éste murió en 2011.

Desde entonces vivió autoexiliado en Macao y en Beijing. Había nacido en 1971 de una relación entre Kim Jong Il (1994-2011) y la actriz Song Hye-rim. Estudió varios idiomas en un colegio internacional de Suiza. También viajó a Rusia y a China. Tenía una cuenta en la red social Facebook, por lo que algunos descartan que temiera ser asesinado.

“Había rumores de que era un vividor al que le gustaba el juego. Mi percepción era diferente. Para mí era muy intelectual, muy educado”, dijo a la prensa el periodista japonés Yoji Gomi.

Gomi, autor del libro “Mi padre Kim Jong-il y yo” (publicado en 2012), mantuvo durante años una correspondencia fluida con Kim Jong-nam.

Muchos piensan que con esta obra pudo haber firmado su sentencia de muerte, ya que en ella afirma que su medio hermano no tenía visión para conducir Corea del Norte, y que el país colapsaría sin reformas capitalistas.

No es la primera vez que el régimen estalinista es salpicado por hechos truculentos. A mediados de diciembre de 2013, el gobierno norcoreano acusó a Kim Jong-un de promover la ejecución de su tío, Jang Song-Thaek, considerado el auténtico poder en la sombra que mantenía buenas relaciones con Beijing.

Este funcionario era partidario de una apertura económica similar a la que vive hoy China, mediante el método “un país, dos sistemas”.

Paradójicamente, Kim Jong-nam también era un hombre cercano a China.

Pero no tenía ninguna intención de gobernar Corea del Norte, aunque puede haber sido considerado un objetivo peligroso para los servicios secretos norcoreanos.

Hay otros hechos similares en la historia de ese país. Corea del Sur acusó al ex lider Kim Jong-Il de ordenar un bombardeo que mató a 17 funcionarios surcoreanos que visitaban Burma (actual Myanmar) en 1983.

También se responsabiliza a Pyongyang por el estallido de una bomba en un vuelo de Korean Air, que provocó la muerte de 115 personas en 1987, al estrellarse en el mar de Andaman cuando se dirigía a Tailandia.

Algunos analistas creen que China puede ser una pieza clave para revelar el crimen. Que Beijing protegiera a Kim Jong-nam puede haber enervado a Kim Jong-un, quien después de cinco años en el poder aún no visito China.

Según el diario estadounidense The Christian Science Monitor, que cita el Instituto para la seguridad nacional y estratégica de Washington, desde que Kim llegó al poder ordenó la ejecución de más de 140 funcionarios en un esfuerzo para eliminar las amenazas contra su liderazgo.

“El asesinato del hijo mayor de un líder norcoreano puede ser visto como el caso de un norcoreano que mata a otro. Sin embargo es plenamente un acto de terrorismo”, afirmó en un artículo editorial el diario Korea Times.

Kim Jong-nam, que según algunos informes era muy mimado por su padre Kim Jong-Il, perdió su derecho a la sucesión por visitar Disneyland en Tokio.

La magia de los caricaturas creadas por Walt Disney (el Pato Donald, el ratón Mickey, el perro Pluto, la pata Daisy y el Tío Rico, entre otros) fascinaban a este frustrado líder norcoreano.

Quizá fue su admiración por ese mundo capitalista (que en su infancia tenía prohibido en Pyongyang), lo que alimentó el odio para que fuera probablemente asesinado por su medio hermano.

Télam.