La Ciudad

El Bustillo desnudo en los murales que sufrieron una extensa censura

En febrero de 1950, hace casi 70 años, inauguraban el Hotel Provincial de Mar del Plata. Y con él, los famosos murales que ornamentan su hall palaciego. No todos saben que esas obras, hoy icónicas, causaron escándalo y sufrieron ocho años de censura.

por Gustavo Visciarelli

@FotosFamiliaMdP

El autor de los murales que ornamentan el hall del NH Gran Hotel Provincial se pintó a sí mismo en el lugar más visible de su obra. Mirando la foto que acompañamos lo identificaremos con facilidad: es el señor de bigotes que aparece en la escena de la derecha, jalando una cuerda. No todos saben que originalmente se exhibía desnudo en su vigoroso desprejuicio pero luego tuvo que pintarse un taparrabos.

El pintor en cuestión se llamó César Bustillo y era hijo de Alejandro, el arquitecto que nos legó el complejo Casino-Hotel Provincial. Las suspicacias desatadas por esa contratación doméstica son detalles ínfimos a la sombra del escándalo que estalló el 18 de febrero de 1950, fecha en que inauguraron el hotel.

Desde lo artístico, arreciaron las críticas por eso de “acriollar el arte” conjugando rasgos mitológicos y nativos. Y desde lo “moral”, ardió la hoguera en torno a la desnudez de todos los personajes. Y principalmente a la de Bustillo que, según el diario El Mundo “llevaba rubor a las mejillas de niñas, señoritas y abuelas. Algunas otras figuras eran también objeto de púdicos descensos de párpados y curiosas miradas de soslayo”.

El artista se vio forzado a una tarea oprobiosa: vestir con taparrabos las figuras de “mayor impudicia”, incluyendo la suya. Pero eso también fue un detalle ínfimo a la sombra de lo ocurrido en 1954, en vísperas del Festival de Cine, cuando una orden oficial obligó a cubrir los murales con grandes lienzos.

Descubiertos y cubierto

En septiembre de 1955 esos paños cayeron junto a Juan Domingo Perón. Los desclavaron con euforia libertaria cuando aún ardían los depósitos de combustible del puerto de Mar del Plata, tras el bombardeo.

Pero la Revolución Libertadora no fue tal para los murales, que poco después volvieron a ser cubiertos con los mismos paños del gobierno depuesto. En esta oportunidad la orden provino de Emilio Bonecarrere, interventor de la Provincia. Bustillo, que se había instalado en el Provincial para restaurar los daños de la afrenta anterior, tuvo que hacer las valijas y regresar a su Plátanos natal.

De nuevo a la luz

En 1956, en medio de cierta efervescencia mediática sobre la libertad de expresión, los murales de Bustillo volvieron a la palestra. En respuesta, el gobierno bonaerense reunió una comisión de notables para que informara “en definitiva” sobre los valores de la obra para decidir su futuro. El “tribunal”, integrado por Jorge Romero Brest, Ballester Peña, Héctor Baldasúa y Manuel Mujica Lainez emitió un dictamen que nunca trascendió públicamente y que se habría extraviado en las frondosidades de la administración platense.

Los lienzos cubrieron los murales hasta el 29 de abril de 1962 cuando fueron descolgados “de hecho”, sin ceremonias ni anuncios oficiales. César Bustillo fue convocado nuevamente y pudo restaurar su obra. Siete años después murió en su Plátanos natal, donde una calle y un barrio intentan mantener vivo su nombre.

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