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Deportes 31 de diciembre de 2016

El camino a la máxima gloria

Argentina derrumbó todos los mitos, protagonizó una remontada épica en Croacia y ganó la primera Copa Davis de toda su historia. Se avecinan nuevos tiempos para el tenis argentino.

por Pablo Amalfitano *

Alcanzar el cielo ya no es un sueño imposible para el tenis argentino. Ganar la Copa Davis, esa Ensaladera centenaria que tantas veces resultó esquiva, ya no se traduce en un puñado de frustraciones difíciles de superar. Ganar la Copa Davis ahora es una realidad. Y es tan palpable que estremece. Suena increíble pero es una certeza emocionante: Argentina ganó la Copa Davis.

El equipo conducido por Daniel Orsanic pulverizó todos los mitos durante el año y consiguió un título mundial que será cada día más valorado. Y lo hizo tras remontar de manera heroica la última serie contra Croacia de visitante. El camino a la gloria, sin embargo, no fue nada sencillo para Juan Martín Del Potro y compañía.

Los cuatro países que recibieron a la Argentina como favoritos durante toda la temporada cayeron como fichas de dominó y se rindieron ante lo que fue un verdadero equipo, con todas las letras en mayúscula, lo que significa mucho decir en el tenis nacional.

Todos los integrantes aportaron puntos importantes camino al ansiado título mundial, que llegó en el momento menos esperado de la historia. La baja de Jerzy Janowicz en Gdansk por la primera ronda facilitó el triunfo ante Polonia. En una cancha tan veloz como antirreglamentaria, Leonardo Mayer y el debutante Guido Pella fueron los estandartes ante la ausencia de Del Potro, quien emprendía por aquellos días su regreso al circuito.

Una lesión de hombro alejó a Mayer de su mejor nivel y lo dejó fuera de los cuartos de final ante Italia en Pésaro, donde volvieron Federico Delbonis y nada menos que Del Potro, abocado al doble junto con Pella. El tandilense y el bahiense acompañaron el soberbio tenis del zurdo de Azul para derrotar a Fabio Fognini y compañía.

Después de unos Juegos Olímpicos consagratorios para Del Potro, que se quedó con la medalla de plata tras caer en la final con Andy Murray, el equipo de Orsanic viajó a Glasgow a buscar lo imposible: eliminar al campeón defensor.

El bajo ranking ofició como herramienta estratégica para el tandilense, que eligió jugar el viernes contra Murray, fresco y con ansias de revancha. El épico triunfo en cinco sets sobre el número uno británico abrió el camino para que Pella sorprendiera al ascendente Kyle Edmund y Mayer sacara a relucir su chapa de copero en el quinto punto contra Daniel Evans.

Zagreb sería la quinta ciudad donde intentar atravesar el umbral hacia la gloria. Ya habían quedado atrás las decepciones de Cincinnati, Moscú, Mar del Plata y Sevilla. El mismo equipo que ganó en Escocia buscaría la gran hazaña frente al compacto conjunto croata.

“Puedo complicar a Cilic por mis condiciones”, había deslizado Delbonis el lunes previo a la gran final, cuando apenas comenzaban los entrenamientos del equipo argentino en el Arena Zagreb. El martes y el miércoles demostró que estaba para jugar y relegó a Pella –clave ante Gran Bretaña- del segundo single.

La decisión del capitán de incluirlo no pareció desacertada: el azuleño llevó a Marin Cilic, figura rutilante de Croacia, a jugar nada menos que cinco parciales. La ajustada derrota por 6-3, 7-5, 3-6, 1-6 y 6-2 funcionó como una suerte de anticipo de lo cerrada que resultaría la serie.
En el segundo turno, Del Potro salió a enfrentar a Ivo

Karlovic, un gigante de 2,11 metros que propone jugar un tenis atípico y lejos del ortodoxo. Con 37 años, su temible servicio genera inestabilidad en el desarrollo del juego. El tandilense, no obstante, administró los tiempos del partido mientras intentaba leer los saques que salían disparados como bombas de la raqueta del croata. El triunfo 6-4, 6-7 (6), 6-3 y 7-5 significó su primer éxito en finales de Copa Davis (tres derrotas: Feliciano López en 2008; Rafael Nadal y David Ferrer en 2011).

El sábado Argentina tiró toda la carne al asador con Del Potro y Mayer para intentar desnivelar la eliminatoria. Pero no alcanzó. El líder Cilic y el experto Ivan Dodig, 13° de ATP y campeón de Grand Slam en la modalidad, fueron demasiado para la mejor formación albiceleste y ganaron 7-6 (2), 7-6 (4) y 6-3. Un partido cerrado en el que Dodig, el único especialista de la cancha, fue al cabo quien marcó la diferencia en los momentos bisagra.

Con dos match points en contra, el capitán Orsanic se mostraba confiado y avisaba: “No hace falta motivar a estos jugadores; están llenos de ilusión y compromiso”. El sueño seguía latente.

La última jornada comenzó cuesta arriba para Argentina. El nivel que exhibió Cilic desde el arranque hacía pensar que un triunfo de Del Potro se asemejara prácticamente a una quimera.

El croata encendió la máquina de disparar misiles y desbordó por todos lados al tandilense. En un abrir y cerrar de ojos, y tras exponer lo mejor de su repertorio, se puso 7-6 (4) y 6-2, Ya empezaba a acariciar la victoria.

Cuando nadie lo esperaba surgió una chance. El local sirvió 5-6 y la mochila le resultó demasiado pesada. El tandilense comenzó a inclinar la balanza y la hinchada explotó junto con él. Cuando parecía más utópico que nunca, Del Potro edificó por primera vez en su carrera una remontada de dos sets tras 14 derrotas en esa situación y superó a Cilic por 6-7 (4), 2-6, 7-5, 6-4 y 6-3.

Delbonis, el jugador que había llegado a Zagreb como última alternativa, fue el encargado de tomar el “fierro caliente” y luchar mano a mano ante el gigante Karlovic por la Ensaladera de Plata. El zurdo de Azul exhibió una clase brillante de tenis bajo presión apoyado en una diferencia mental que resultó muy significativa. La cabeza juega más que nunca cuando la historia está en juego y Delbonis dejó en claro que soñaba jugar ese quinto punto, en contraste con los deseos de Karlovic, quien ya imaginaba los festejos y tuvo que salir a la cancha después del traspié inesperado de Cilic.

El triunfo más importante de la historia de Argentina fue todo de Delbonis, que lo ganó de punta a punta por 6-3, 6-4 y 6-2. Todo un país esperaba la victoria y el zurdo respondió con creces.

“Este trofeo es de todo el tenis argentino”, se emocionó Orsanic tras la celebración en plena cancha del imponente Arena Zagreb, repleto de argentinos y ya sin los hinchas croatas que se habían hecho sentir durante todo el fin de semana.

Argentina se convirtió en el tercer país que ganó la Copa Davis tras disputar una campaña completa en condición de visitante, después de Estados Unidos en 1972 y Francia en 2001. También es el tercero que consiguió el título después de remontar un 1-2 en la final del Grupo Mundial, además de Rusia en 2002 y Serbia en 2010, aunque el equipo albiceleste es el único que registra además una levantada con un 0-2 en el cuarto punto de la serie.

Como dijo Daniel Fidalgo, vicepresidente de la Asociación Argentina de Tenis, ganar la Copa Davis no es la meta sino el comienzo. Como la decimoquinta Federación ganadora de la Ensaladera de Plata, ahora la AAT tendrá otras facilidades para aspirar a un desarrollo integral del deporte en el país, como obtener más dinero y patrocinadores con el objetivo de mejorar la infraestructura e incluso realizar más y mejores torneos. El camino a la gloria finalizó en Zagreb pero también marca el inicio de una nueva etapa en el tenis argentino.

* Cubrió la final de la Copa Davis desde Zagreb, Croacia.



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