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Arte y Espectáculos 4 de noviembre de 2023

El castillo: Un “cuento de hadas fallido” o un “error del sistema”, contado por sus protagonistas

“Creo que mientras sigamos despreciando lo que se entiende como popular, el entramado social difícilmente tenga forma de red” analiza el director, Martín Benchimol. Película en Competencia Latinoamericana.

 

 

Martín Benchimol estaba rodando otro proyecto cuando vio la gran casa de campo y conoció a sus herederas y habitantes, Justina y Alexia Olivo y su particular historia. 

Un poco documental, un poco ficción, con los personajes reales como protagonistas, El Castillo es el resultado de un vínculo y trabajo exhaustivo entre los tres, que dio como resultado, la película que participó este sábado en la Competencia Latinoamericana del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

La película estrenó en la Berlinale de este año y obtuvo los premios San Sebastián International Film Festival Horizontes Latinos, mejor director en la competencia de cine joven del Hong Kong International Film Festival y mejor fotografía de la competencia en documentales del Guadalajara International Film Festival. Además, continúa su gira por diferentes festivales. 

Luego de trabajar como empleada doméstica toda su vida, Justina hereda de su antigua empleadora una enorme mansión en medio de las pampas argentinas. La única condición es que jamás la venda. En este moderno cuento de hadas, Justina y su hija Alexia enfrentarán los desafíos de mantener viva esa promesa.

“Es tan improbable el ascenso económico que muchas veces lo visualizamos como un relato de salvación, o sea, como un relato mágico. Por eso la película fue adoptando la forma de un cuento de hadas fallido. De alguna manera la historia de Justina es una grieta, un error en el sistema” señala el director.

Una mujer trabajadora del Chaco-Paraguayo hereda una mansión en la llanura pampeana. “El tema es que aún recibiendo esa herencia ella no cambia de clase social. De hecho la película no cuenta cómo Justina se convierte en dueña legal de la casa, sino que se pregunta si es posible que ella, aún teniendo la escritura, pueda sentirse simbólicamente dueña del castillo” analiza. 

Y continúa: “creo que la película habla de las enormes contradicciones de nuestro sistema de clases, y sobre cómo la herencia define fuertemente la pertenencia a una clase social. Digo la herencia en un sentido amplio, como todo lo heredado. Lo material y lo simbólico. Por eso se siente tan visceral la pertenencia de clase; está vinculada a algo muy primario. El asunto es que interpretamos la pertenencia de clase en términos de ranking. No hay distintas clases sociales; hay mejores y peores. Lo que me enloquece y me fascina a la vez, es que esa pertenencia no siempre depende de la cantidad de dinero que tenemos en la cuenta del banco. Es más bien una pulserita para entrar a un VIP. A veces las personas hacen malabares para explicar una postura que está impulsada por un fuerte rechazo a formar parte de ‘lo popular’. Creo que mientras sigamos despreciando lo que se entiende como popular, el entramado social difícilmente tenga forma de red”. 

Benchimol recuerda: “Llegué al castillo un poco por accidente, y me la encontré a Justina trabajando en el parque de la casa. Yo imaginé que era una empleada del lugar, así que le pedí hablar con el dueño. Ella me respondió ‘yo soy la dueña, pasá’. Ese día Justina me contó su historia mientras recorríamos la casa y el campo. Tuve el impulso de cancelar el rodaje en que estaba para empezar a filmar de inmediato en el castillo. Por suerte no lo hice, porque en los años siguientes se formó un vínculo muy lindo con ella y con Alexia, que fue el espíritu del proyecto y una base muy importante para que el rodaje tenga las características que tuvo”.

El director comenzó escribiendo  la vida de Justina y Alexia en narrativa, como si fuese un relato. “Ahí decidí concentrarme en la relación entre ellas dos. Es decir, una madre e hija que están a punto de separarse”.

El rodaje tenía algunos momentos de observación y muchos otros donde ellas interpretaban una versión de sus vidas. “Yo les proponía escenas/situaciones, que eran disparadores para que pongan en escena su vínculo, dentro del juego que les proponía la película. Estas escenas se basaban en cosas que me habían contado o que habíamos vivido juntos; y otras veces eran escenas de un futuro imaginario”. 

“Tanto el proceso de escritura como el de rodaje fueron muy dinámicos y, en mi opinión, documentales; porque fueron las protagonistas representando y reinventando sus propias vidas. Pero hay quienes consideran a la película una ficción, y me parece bien también” define Benchimol.

Para Alexia, la película trajo muchos cambios a su vida. “Fue mi primer trabajo. Y también yo fui creciendo mientras hacíamos la película. Me acompañó toda mi adolescencia, me ayudó a conocerme y también a comprender a mi mamá, o sea, a entender por qué ella tiene ese gran apego por la casa. Al principio era extraño revivir cosas que nos habían pasado. Y después se empezó a volver una costumbre, y nos divertíamos mucho. Me hizo darme cuenta de que puedo hacer un montón de cosas además de trabajar en el campo, y también que me encanta actuar”. 

En tanto para Justina, “fue una experiencia maravillosa, y estoy contenta porque con el dinero de la película estamos arreglando la casa. Y ahora los chicos de la película son como mi familia. También es muy lindo que nuestra película esté dando vueltas por el mundo”.

Benchimol es director de las películas “El Espanto” (IDFA 2017, Premio IDFA a la Mejor Película); y “La gente del río” (2012 DOK Leipzig). En 2022 estrenó en IDFA el cortometraje “Un corazón más contundente”, producido por Sandbox Films (USA) y PFilm (UK), film que luego adquirió el NY Times en su sección Op-Docs.

Es egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde dicta clases de cine en el Posgrado en Documental. También colabora con el Festival de Cine de Guadalajara como director invitado en Doculab, espacio de formación de documentales en etapa de montaje.

Desde 2021 ejerce la docencia en el Centro de Capacitación Cinematográfica (México) como responsable de la Clínica de Creación Documental.