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Arte y Espectáculos 13 de mayo de 2018

“El desafío es dejar esa zona de confort que impone la vista”

El Teatro Sensorial a Oscuras ya puso en escena cinco obras de teatro que tienen una particularidad: el espectador está a oscuras, sólo escucha y siente la historia.

Los integrantes del grupo Teatro Sensorial a Oscuras.

¿Y si cerráramos los ojos? ¿Y si anuláramos por un rato toda la información que proporciona la vista? Con esa premisa como base, el Teatro Sensorial a Oscuras busca que el espectador se deje llevar por los otros sentidos: gusto, olfato, tacto y oído. Y con esos canales abiertos, los teatreros aprovechan para contar una historia de otra manera.

“Hace algunos años nos juntamos y comenzamos un desafiante camino de búsqueda y encuentro, exploración y prueba, descubriendo, entre otras cosas, que podíamos contar lo que queríamos contar pero desde otro lugar”, señala Marcelo Altable, al frente de este singular grupo artístico.

“Desandamos senderos desconocidos siempre con la idea de no contar ni usar el más resolutivo de ellos, obviamente la vista”, agrega el director de teatro.

Altable afirma lo que ya sabemos: que la vista es un sentido “excesivamente utilizado en estos tiempos, hoy todo es visual, nos comunican visualmente, nos venden visualmente, nos mienten visualmente”.

Con esta idea de tener un auditorio que elige no ver y se tapa los ojos, el Teatro Sensorial a Oscuras montó las obras “Una carta para Antonia” sobre la inmigración italiana, “Los ojos no siempre ven” basada en El Principito, “Voy a hablarte de ella”, una versión libre sobre la vida de Evita Perón, y las que actualmente están en cartel en el escenario de El Telón: “74 días. Malvinas”, acerca de la guerra de Malvinas de 1982, y “La shoá. Holocausto”, justamente sobre esa tragedia ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial.

Altable afirma que su grupo de teatro trabaja “para la sensibilidad propioceptiva”. Es decir para que el espectador logre estar en equilibrio con lo que ve y entiende que le están contando. “El desafío fue trabajar sin referentes, de hecho no los hay. Fue descubrir un nuevo camino de comunicar y sentir”, indica a LA CAPITAL, siempre entusiasmado con que su proyecto haya llegado a docentes y escuelas de Mar del Plata.

“Con nuestro Proyecto Escuelas estamos en Villa Victoria (todos los lunes a las 10 y a las 15) y en El Telón (España 1839) y hacemos una propuesta educativa para los colegios secundarios. También visitamos escuelas e instituciones”.

– ¿Cómo nacen tus obras de teatro, cuál es el puntapié?

– Los temas van surgiendo cual torbellino de ideas y hay un momento donde pasa algo que te llama la atención de manera distinta. Comienzo a rodear el tema hasta que decido y descubro por donde transitaré y comienza todo: ando, descubro, investigo, camino, observo y crece y fluye la historia.

– Tus obras tienen un alto contenido histórico, ¿a qué se debe?

– Sí, será que nadar en temas con compromiso social y político me gusta y no deja de ser una lugar de opinión y resistencia, tomo la potestad del autor y transfiero. Sin embargo no es el único sendero ni marca temática.

– ¿Quiénes actúan en cada historia, son actores?

– Ante todo somos un equipo de trabajo con compromiso, responsabilidad, entrega, solidaridad, bajo la sencilla premisa de dar, compartir y pertenecer… Nos llamamos actores técnicos, desarrollamos acciones y performance de estímulos y disparadores en periferia con mucho ensayo de puesta. Es un grupo interdisciplinario desde las capacidades y aptitudes: actores, músicos, docentes, bailarinas, estudiantes. Hoy forman nuestro staf Santiago Rodríguez, Federico Altable, Victoria Brigante, Patricia Schiel, Miguel Iglesias, Daniel Niro, Belén Pedernera. Y siempre está la posibilidad de sumarse a nuestro staff.

– ¿Cómo reacciona el público?

– Después de nuestras funciones es mucho lo que se lleva cada espectador, pero ni te imaginás todo lo que nos queda y llevamos nosotros. El desafío para la gente es justamente dejar esa zona de confort que impone la vista y tomar la acción desde la imaginación y la creatividad. Existen tantos escenarios, personajes y puestas como personas que perciben. Por eso cada función es totalmente distinta, lo mismo para el espectador. Un día estás más receptivo y percibís algunas cosas, otros estás apático y llegan otras, depende de cada uno y eso es maravilloso.

– ¿Cómo trabajan en las escuelas?

– A diferencia de las funciones abiertas al público una vez terminada la función hacemos lo que denominamos desarme de obra. Rompemos la barrera actor-público y comenzamos con las preguntas ida y vuelta con los chicos. Generamos opinión y debate y eso es muy enriquecedor para ambas partes.



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