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El día “D”: se casan el mismo día de la segunda final entre River y Boca y temen perder testigos e invitados

Felicitas y Gonzalo reservaron en febrero fecha de casamiento para el 24 de noviembre. Un testigo irá al Monumental y asegura llegar a tiempo a la ceremonia en Pilar. El novio, fanático de River, verá el partido con algunos testigos, hinchas de Boca, bajo un pacto "de no agresión", minutos antes de la ceremonia. "Esto nos está afectando a todos" sostuvo la novia.

por Víctor Molinero

@vhmolinero

Corría febrero cuando los amantes del fútbol palpitaban una Copa Libertadores que se anunciaba como la mejor de los últimos 20 años, con la presencia masiva de los equipos más grandes del continente. Por entonces nadie podía imaginarse que el torneo entregaría además una final soñada. Un River-Boca que promete quedar para la historia.

Allá por febrero Felicitas y Gonzalo no sólo no pensaban en esta final que paraliza al país. Para ellos, “el tema” era su casamiento, ese al que comenzaron a darle forma tras cinco años de noviazgo.

El sábado 24 de noviembre fue la fecha elegida para rubricar el amor de la pareja. Y allí se lanzaron a la tarea de organizar una boda. Su boda. Un momento inolvidable.

Gonzalo, furioso hincha de River, palpitaba de reojo el devenir de la Copa Libertadores. A Felicitas, que se describe como “cero fútbol”, la entretenían otros temas.

Según dicen ambos, cuando River y Boca lograron meterse en semifinales la ansiedad del novio se potenció. Ya no sólo por el casamiento que se venía (su casamiento). Sino porque estaba latente la chance de un superclásico en la final de la Copa. Algo que no se dio nunca en casi 60 años del torneo de clubes de fútbol más importante del continente.

Boca fue oportuno ante Palmeiras, River le dio vuelta la serie a Gremio y lo que parecía de ficción se hizo realidad. Boca y River definirán la Copa Libertadores 2018.

El sábado se jugará el primer partido en La Bombonera y dos semanas más tarde la revancha, el cotejo decisivo, en el Monumental. Sí, el sábado 24 de noviembre se disputará un clásico que, para muchos, será el más importante de la historia.

 

Finalísima y casamiento

La noticia fue un baldazo de agua fría para Felicitas y Gonzalo. Tenían pautada la ceremonia en un salón de Pilar a las 18.30 de ese sábado 24. Y el partido arrancará a las 17, con la posibilidad de se extienda más allá de las 19 si hay penales.

Con todo reservado, los novios sólo pudieron postergar para las 19.30 el comienzo de la ceremonia. Los invitados igual están invitados para las 18.30. Porque, según dice Felicitas, “hay gente a la que no le importa el partido y va a ir temprano igual”. Después habrá que esperar que los invitados “despeguen” del televisor para asistir a la fiesta. Por caso “Facha”, uno de los testigos, irá a la cancha y prometió (¿cumplirá?) salir un rato antes para llegar a tiempo a la ceremonia en Pilar.

“Nunca nos imaginamos esto. Ni siquiera él (Gonzalo) que es futbolero. Es horrible que dos semanas antes de algo que organizaste con tanto tiempo te pongan un partido tan importante para el mismo día. Para nosotros y para los invitados. Esto nos está afectando a todos. Porque por ejemplo hace unos días vino Gonza y me dijo ‘el Facha va a ir a la cancha pero dijo que sale antes para llegar a la ceremonia’. ¿¡Cómo va a ir a la cancha si es testigo?!”, se lamenta Felicitas desde Barcelona, hacia donde viajó por trabajo.

“No me voy a poner en egoísta y decirle que no vaya pero bueno, si le voy a decir que lo piense bien y que podemos verlo juntos en la previa”, confiesa Gonzalo sobre su amigo, el testigo que, de momento, no quiere saber nada con dejar de ir al Monumental antes de la boda.

“Esto no sólo afectará a los que vayan a la cancha y lleguen más tarde sino los ánimos en el post partido. Gonzalo dice que no le va a afectar pero bueno… vamos a ver cómo se lo toman ese día”, desconfía la novia.

 

Ponerle onda

“Igual le estoy tratando de poner onda y hacer de este mal momento una fiesta… Ojalá gane River. Tengo mis momentos con todo esto. Cuando hablo con algún fanático que sólo piensa en el partido como lo más importante que pasa ese día y se olvida que está hablando conmigo, que me caso… ahí me pongo mal. Pero por momentos digo, ‘bueno, hay que ponerle onda y tratar de que salga lo mejor posible’, se resigna Felicitas.

“Hay que esperar y que sea lo que tenga que ser. Ojalá que ganemos, pero bueno, está la posibilidad de que eso no pase y habrá que tomárselo con tranquilidad y pensar que sólo es un partido de fútbol. La vida da revancha. Después, pase lo que pase hay que cambiar el chip y focalizarse en el casamiento”, apunta casi con dialecto de futbolista profesional Gonzalo.

“Es el partido soñado por todo el mundo del fútbol en general, y para mí, como hincha de River, te imaginarás que más aún. Es un tema esto. Estaba para llegar un poco más tranquilo al casamiento y ahora todo esto te genera cierta tensión. Igual es lo que tocó así que hay que ponerle buena cara. El salón nos ofrece un salón tipo reservado para el novio, así que ahí voy a ver el partido junto a un par de amigos y los testigos y tomar algo”, asegura el novio, que promete estar aseado y cambiado en la previa al partido.

“La idea es bañarme y cambiarme antes del partido. Camisa y pantalón seguro. La corbata y el saco me los pondré después” dice confiando en que podrá mantenerse en línea durante un partido que promete ser desgastante para los hinchas que lo sigan con el corazón en la mano.

La previa al casamiento propio, dicen, suele generar tensiones. No sólo por el paso importante que uno da desde lo afectivo sino por el tema de la organización del evento, buscando que sea para los novios y los invitados una jornada imborrable.

Esta final de Copa Libertadores que se viene genera sensaciones iguales o mayores. Al menos para un hincha de River como Gonzalo.

“Hasta hace tres o cuatro semanas me ponía más nervioso la posibilidad de un River-Boca que el casamiento. Diría que la semana pasada hice un clik y el casamiento es lo primordial ahora, el partido pasó a un segundo plano. Está claro que quiero que gane River pero… si no llega a suceder… no va a ser el fin del mundo para mí”, afirma un Gonzalo que parece haber leído un libro de autoayuda en los últimos días para intentar mantener la calma.

Desde Mar del Plata, algunos invitados viajarán para asistir a la boda. Leonardo, uno de ellos, reservó un hotel en Pilar para ver el partido y tener un trayecto corto para llegar a tiempo a la ceremonia. Fanático de River, un resultado adverso puede ser durísimo también para él.

Y, lógicamente, también habrá varios hinchas de Boca en la fiesta.

“Dos de los testigos son bosteros y vamos a ver el partido juntos en la previa pero hicimos un pacto de no agresión y gastadas”, confiesa el novio.

El transcurrir de la fiesta será otra historia. Porque allí, entre música, bebidas y pogos confluirán la alegría de unos con la tristeza de los otros. Es de esperar que el carnaval carioca alcance para poner paños fríos a esa emociones tan encontradas…

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