Policiales

El domingo en el que El Martillo se convirtió en zona de cacería

El próximo lunes se iniciará el juicio contra cuatro hombres y una mujer por el linchamiento de Nelson Alderete (25). Ese 7 de mayo de 2017 el barrio El Martillo fue desbordado por la demencia. Dos menores asesinados derivaron en una cacería que acabó con el asesinato de Alderete.

Por Fernando del Rio

De pronto, una noche, el barrio El Martillo se convirtió en zona de cacería. Las calles se cerraron con barricadas, los hombres se armaron con palos, piedras, pistolas y revólveres. Algunas mujeres acompañaban a la horda sedienta de un marginal sentido de justicia. El fuego y el combustible estaban al alcance de una mano para consumar el ataque y el acecho fue inevitable. Cuando después de varios intentos dieron con Nelson Alderete (25) lo balearon, lo incendiaron aún vivo y dejaron que los perros masticaran sus restos carbonizados. De ese modo, los asesinos vengaron otros asesinatos, los que horas antes habían tenido como víctimas a Francisco Chávez (15) y Brian Falcato (17).

En la primera semana de mayo de 2017 los hechos estremecieron a Mar del Plata, una ciudad atenta a esos sacudones a los que el crimen la somete cada tanto, y en la primera semana de diciembre de este 2019 un tribunal juzgará a Mariano “Chaqui” Lescano, Angel “Baggio” Chavez, Rodrigo Juárez, Javier Falcato (padre de Brian) y María Belén Palavecino por el brutal linchamiento de Alderete.

Pero detrás de este episodio de sangre y fuego en un barrio marplatense se divisa el contorno de dos homicidios anteriores que, como eslabones de una reacción en cadena, uno originó el otro y éste la “Matanza de El Martillo”. Piezas de un dominó mortal que cayeron en 2010 la primera de ellas, en abril de 2017 la segunda, y la tercera, cuarta y quinta en la tarde del cruento domingo 7 de mayo siguiente.

El fiscal Fernando Berlingeri, que heredó la causa iniciada por la sustituida María Isabel Sánchez, deberá lidiar ante el Tribunal N°3 (lo conformarán Juan Manuel Sueyro, Fabián Riquert y ocasionalmente la jueza de menores, Silvina Darmandrail) para probar que Falcato, Palavecino, Juárez, Chávez y Lescano fueron parte activa de la turba que sembró el terror en todo el barrio pero en particular en Sicilia y Coronel Vidal.

La principal dificultad radica en que la acusación está basada en testimonios de aquellos que sufrieron el ataque, por ser familiares directos de Alderete o vecinos. Y reunirlos en un juicio, ponerlos cara a cara con los imputados, y hacerlos repetir lo que dijeron en la instrucción supone para ellos un riesgo de vida.

Durante cinco jornadas, del lunes 2 al viernes 6, el fiscal procurará recrear una historia con tanta carga de violencia que frustra cualquier comparación. En los archivos del hampa de Mar del Plata es casi imposible hallar en un mismo episodio tanto delito entrecruzado, tanta muerte, tantas aberraciones.

(((Francisco Chávez, uno de los menores asesinados.)))

Del otro lado, los defensores. Objetarán con seguridad la autoría y participación de cada uno de sus clientes. Cristian Moix (por Palavecino), Hernán Mosquera (por Lescano), el defensor oficial Mauro Giacomasso (por Chávez y Juárez) y Lucía Boggio y Wenceslao Méndez (por Falcato) intentarán demostrar que no hay nada probado y que no se puede atribuir conductas homicidas a 5 personas cuando fueron más de 30, tal vez más de 50, las que intervinieron en la cacería de Alderete.

El origen del mal

En noviembre de 2010 dos jóvenes intentaron asaltar al conductor de una camioneta en la zona de la vieja villa de Paso. Se comentó entonces que había sido un simple asalto, luego un ajuste de cuentas y también que el vehículo en realidad era un delivery de drogas. Lo único concreto es que los dos asaltantes Martín “Martincito” Sotelo (18) y Matías Moyano (24) se encontraron con lo inesperado. El conductor se defendió y Sotelo cayó mortalmente herido de un disparo de arma de fuego. Moyano escapó. Esa actitud abandónica le costaría la vida a Moyano.

Siete años después, el domingo 30 de abril de 2017, Moyano, que purgaba una condena por otros delitos, dejaba la cárcel de Batán para gozar de la semanal salida transitoria. Su pareja -madre de sus tres hijos- lo había pasado a buscar en motocicleta. Cuando regresaban por la ruta 88 otra moto se le puso a la par y uno de los ocupantes lo fusiló.

La venganza contra Moyano por aquella “falta de códigos tumberos” se cumplió y como María Belén Palavecino era hermana de “Martincito” se decidió investigarla. Su teléfono fue intervenido en esos días y las escuchas son parte de la prueba en su contra por el linchamiento de Alderete.

Pero además de la Justicia, al crimen de Moyano también lo investigaba su familia y un amigo íntimo, casi un integrante más: Nelson Alderete. Se conocían de niños, de Santiago del Estero, provincia desde la cual habían llegado a Mar del Plata. Los barrios Las Heras, General San Martín y El Martillo comenzaron a ser territorio de rumores, de delaciones, de mentiras y algunas verdades. Así Alderete se formó la idea de que Palavecino había ordenado el crimen de Moyano y para ello había utilizado como mano de obra barata a “Chaqui” Lescano. Y el clamor de venganza reapareció.

Aquel domingo

Una semana después del asesinato de Moyano, el vehículo Volkswagen Gol negro de “Chaqui” Lescano circuló por el barrio El Martillo con normalidad. Alderete lo vio y se armó. Ya caía el sol cuando volvió a pasar el VW Gol. Alderete disparó varias veces contra el automóvil y uno de los proyectiles impactó en la cabeza de Francisco Chávez (15), un menor que acompañaba a Lescano.

Fue el propio Lescano el que llevó a Chávez malherido hasta el HIGA, donde gente cercana al menor decidió ir en “busca del Nelson”.

Corrido el rumor del ataque contra Lescano y la gravedad en la salud de Chávez -aún no había fallecido- el barrio El Martillo pasó a ser zona de guerra. Para la fiscalía está acreditado que Alexis Rodrigo Juárez fue primero a lo de Alderete a pedirle si le prestaba una pistola 9 milímetros para arreglar un problema que tenía. Lejos de sospechar que lo estaban desarmando, Alderete habría entregado una mochila con el arma y dos cargadores.

Por esos minutos la Justicia estaba haciendo una escucha en tiempo real del teléfono de Palavecino por el crimen de Moyano y lo que surgió de esas comunicaciones la habrían comprometido en el linchamiento de Alderete, según la fiscalía.

Cerca de las 20, varias personas llegaron a la casa de Alderete, en Sicilia al 7100 y pretendieron asesinarlo, aunque ignoraban (o solo suponían) que estaba allí. La mujer de Alderete logró escapar por el frente y él -si estaba- por los fondos, pero su casa y su Renault 12 fueron incendiados.

La policía, que ya había estado en el barrio al iniciarse los incidentes, perdió el control. Algunas de las balas destinadas a Alderete fueron a dar contra un patrullero y una vez que se retiraron ya no pudieron regresar: los vengadores -que también querían matar a un hermano de Moyano- cerraron las calles aledañas con barricadas hechas de vehículos incendiados. Entonces la policía avisó a los bomberos que ni intentaran acercarse.

Alderete se refugió en la casa de un familiar de Moyano ubicada a menos de 50 metros y cuando fue descubierto quisieron ir por él. Pero Alderete tomó armas que había en la casa y disparó: un proyectil hirió de gravedad a Brian Falcato (17) y Lautaro Olivera (18). Este último siempre dijo que solo iba de camino a lo de un hermano y que fue herido por “curioso”.

La secuencia se repitió: jóvenes que llevaban a los heridos hasta el HIGA y allí una cumbre para dar el golpe final contra Alderete.

De regreso al barrio El Martillo, a las 23.10, varias personas lograron cercar a Alderete, incendiaron el sector de la casa donde estaba oculto y lo balearon. Luego sacaron el cuerpo y lo prendieron fuego en la calle hasta calcinarlo.

Según el informe preliminar de autopsia, Alderete falleció como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio y shock hipovolémico. Se constató además calcinación completa del cuerpo, con faltantes de partes anatómicas, como el cráneo, antebrazo y mano y primera falange de pie izquierdo. Se extrajeron varios perdigones que serían sometidos a las pericias correspondientes.

El fiscal intentará probar que Lescano, Chávez, Juárez, Falcato (padre de Brian) y Palavecino fueron, junto a varias personas más que no pudieron ser identificadas, responsables del linchamiento de Alderete.

— La captura y la fuga increíble

El 10 de mayo, tres días después de los crímenes del barrio El Martillo, se realizaron 14 allanamientos y en distintas viviendas fueron detenidos Angel “Baggio” Chávez, Mariano “Chaqui” Lescano y Rodrigo Juárez. Ese mismo día, del camión de traslado de detenidos se escapó “Baggio”, al quitar una claraboya del techo del transporte. Sería recapturado dos días más tarde en la zona del barrio Nuevo Golf.

Belén Palavecino fue recapturada casi en simultáneo con “Baggio”, el 12 de mayo, aunque en otro punto de la ciudad. En Dolores al 200 la policía la reconoció pese a que se había teñido el pelo de color rojo. Al requisarla tenía una bolsa con cocaína, desde ese día permaneció presa.

Falcato, el último de los prófugos, se entregó junto a su abogada Lucía Boggio el sábado 14 de mayo.

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