Muchos de aquellos que espiaron por la ventana al levantarse deben haberse replanteado la salida a comer afuera. Del otro lado del vidrio, la presencia de una llovizna constante amenazaba con cancelar los planes o cuanto menos arruinarlos, pero promesas son promesas y varias familias decidieron hacer caso omiso al clima y salir a disfrutar del día.
Evitando la planificación y el trabajo que conlleva realizar el almuerzo familiar en casa, muchos marplatenses optaron por dejar la comida en manos de los que saben y simplemente dedicarse a disfrutar.
Eso sí, como era de esperar, la elección del lugar corrió por cuenta de las protagonistas de la jornada, un deseo al cual los hijos no se pudieron negar.

Para todos los gustos

Ya sea haciendo uso de la tarjeta de crédito o compartiendo gastos, el grupo familiar pudo brindarle a las madres un almuerzo de festejo. Las elecciones fueron variadas, aunque las clásicas pastas de los domingos lideraron el podio.
Para evitar desilusiones, muchas familias optaron por ir a lo seguro y concurrir a los locales gastronómicos de los que son habitúes. Así fue el caso de Fiorella, una abuela italiana que no sólo lleva los resabios del idioma en su habla, sino que aparenta tener intactas otras preferencias: eligió una casa de pastas tradicional de la ciudad, de la que es clienta frecuente.
“Acá no hay reserva, acá el primero que llega tiene lugar”, explica con paciencia y aclara: “¡Es que se come muy bien!”. Aunque reconoce que ella fue la que dio el visto bueno, la elección original estuvo en manos de su hija, también madre, Sabina. “La más piccola (‘chica’ en italiano) eligió”, aseguró mientras era escoltada por su nieto, Cristian.
Otra madre que quiso recordar sus orígenes en el día de su homenaje, fue Amalia, que con 88 años sigue extrañando su país natal, España. Por eso, su hija Adriana y su nieto Tomás decidieron llevarla a un tradicional restaurante español del centro, donde, según comentó Adriana, solían ir todos los domingos cuando la salud de Amalia lo permitía.
Al consultarle si el clima amenazó con cancelar la salida, Adriana expresó sin vueltas: “Los planes nunca se arruinan si se comparten en familia”, y aseguró que una vez terminado el almuerzo irían a pasear y continuar los festejos en alguna confitería de la ciudad.

Flores para mamá

Por otra parte, muchas familias eligieron pasar el día en la comodidad de sus casas y con la comida casera que están acostumbrados.
Así fue el caso de Matías, que antes de llegar a la casa de su madre Patricia y zambullirse sobre sus tan esperados canelones caseros, hizo una parada obligatoria para comprar flores. “Le llevo las flores para agradecer y festejar el día junto a ella y el resto de la familia”, expresó.
Las flores también fueron la elección de aquellos que quisieron tener una atención con el resto de las madres de la familia. Si bien el regalo a su madre fue hecho en conjunto con sus hermanos, Maui dejó el auto en la zona de Alberti y Corrientes mientras compraba una flor para su hermana, la anfitriona de la casa donde la familia disfrutaría el domingo.

Festejando a distancia

Los vaivenes de la vida llevaron a que muchas madres hayan tenido que recibir las salutaciones a través del teléfono, razón por la que se muestran agradecidas a que los avances en la comunicación hayan permitido acortar distancias y mantener intacto el cariño de sus hijos.
Así fue el caso de Mirta, que si bien salió a disfrutar junto a una familia amiga, reconoció que le hacían falta sus cuatro hijos de Buenos Aires. “Tuve muy lindas sorpresas, pero todavía tengo que esperar a mis hijos. Viven todos en Buenos Aires, pero desde hoy temprano que me están llamando y enviando mensajes”, contó orgullosa.
Mimí tampoco se quedó sin festejo a pesar de tener a sus hijos, nietos y bisnietos en San Nicolás. “La estoy pasando muy lindo, mi marido me está homenajeando por ellos”, indicó ayer al mediodía mientras disfrutaba de un sabroso almuerzo en un local gastronómico del centro de la ciudad.
Para algunos la distancia no fue impedimento. Directo desde Tres Arroyos, Nadia trajo a su marido y sus dos hijos, Lucas y Lara, a la ciudad para disfrutar del día junto a su madre Silvana.
“Me han sorprendido muchísimo”, expresó Silvana mientras mostraba orgullosa los chocolates con los que la habían agasajado durante la mañana del domingo. “Mi mamá le compró a mi abuela y nosotros a mi mamá”, indica Lara, a lo que Lucas agrega: “¡También le hicimos cartas!”, intentando dar cuenta de los esfuerzos que habían hecho para devolverle a su mamá un poquito de lo que ella le da todos los días.