Policiales

El “Gordo Postre” recibió 25 años de prisión por sus reiterados robos

Walter Peluffo, el "Gordo Postre", fue detenido por última vez en 2022. Se había escapado de la cárcel dos veces por condenas de 11 y 8 años. Volvió a delinquir y lo atraparon nuevamente. Ahora le unificaron la pena a 25 años.

Walter Adrián Peluffo (34) es conocido por dos características bien marcadas. La primera de ellas es su singular apodo de “Gordo Postre”. La otra, la de ser un ladrón que alternó en su vida delictiva más malas que buenas. Y la mala más reciente es la condena unificada a 25 años de prisión que recibió en los últimos días por dos asaltos, uno en esta ciudad y otro en la localidad de Lanús Oeste.

Peluffo tuvo un perseguidor desde el año 2015 y no fue otro que el fiscal Mariano Moyano, quien lo acusó por integrar la banda de “Los Mataperros” y consiguió una condena de 16 años. Ahora, Peluffo tuvo que acordar con Moyano en un juicio abreviado otros nueve años de prisión, de modo que la pena unificada quedó en 25 años.

Además de Peluffo también fue condenada, aunque solo a dos años de cumplimiento condicional, una mujer que resultó ser su nueva novia.

Peluffo había recibido en 2013 una pena a once años de prisión de parte del Tribunal Oral Nº 1 por un asalto, pero tras fugarse de la cárcel mientras gozaba de un régimen de detención abierto en 2015 volvió a ser detenido. Esa vez por integrar, junto a los hermanos Alegría (entre otros) la banda de “Los Mataperros”. Así se los conocía porque no tenían ningún escrúpulo en matar a los animales de las víctimas si eran peligrosos. En 2019 recibió por ello una nueva condena a ocho años de prisión que se unificó en 16, debido a la existencia de la anterior que no había cumplido, pero a mediados de 2021 volvió a recibir el beneficio de las salidas temporales y, de inmediato, quedó prófugo. Durante un año no se supo de él, hasta que finalmente cayó en Quilmes por dos nuevos asaltos.

El 5 de enero de 2022, el “Gordo Postre” y otros dos delincuentes asaltaron a un grupo de turistas rosarinos en una casa que alquilaban en el Bosque Peralta Ramos. Los testigos observaron entonces que los ladrones escapaban en un automóvil marca Volkswagen Bora.

La policía rastreó el teléfono de una de las víctimas hasta localizarlo en una vivienda del barrio Parque Independencia, cercano al Bosque Peralta Ramos.

Cuando se allanó ese domicilio se dio con el Volkswagen Bora, pero el dueño dijo que la noche del asalto se lo había prestado a su cuñado y que al devolvérselo le había regalado dos teléfonos. El hombre identificó a su cuñado como Walter Peluffo y la policía se dirigió a su casa, donde solo encontró a su esposa. Del “Gordo Postre” nada se supo, excepto que había dejado allí otro de los teléfonos robados a los turistas rosarinos.

Los meses pasaron hasta que el 14 de julio de 2022 se conoció el asalto a dos hermanas, una de 82 años y otra de 99. Pero Peluffo desconocía que su nuevo teléfono estaba intervenido y así fue como se supo que él era uno de los autores y que estaba viviendo en Quilmes con una joven de 24 años. El 18 de julio fue detenido y una semana después lo trasladaron a Mar del Plata.

El fiscal Moyano volvió a tener frente a frente a Peluffo, aunque éste prefirió no declarar. Sin embargo, se le explicó que la prueba en su contra era contundente no solo contra él, sino contra su nueva novia, a quien se la acusó de quedarse con un televisor robado a las ancianas.

Peluffo se resignó y evaluó las distintas alternativas procesales, hasta aceptar el instrumento del juicio abreviado. De esa manera, pudo acceder a una sentencia menor de lo que hubiera recibido en el juicio. El sistema judicial se beneficia también, con acuerdo de las víctimas, en eludir un costoso proceso para acabar en definitiva en una sentencia apenas mayor.

El juez Alfredo Deleonardis, del Tribunal Oral N°4, avaló el acuerdo y tras la unificación de penas confirmó en la sentencia los 25 años de prisión para el “Gordo” Peluffo “por robo agravado por su comisión en poblado y en banda; por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no se tuvo por acreditada; por el uso de arma y robo agravado por cometerse en lugar poblado y en banda; y por efracción, encubrimiento agravado por el ánimo de lucro.

 

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