El joven de 21 años que mató a su hermano en una casa del barrio Alfar reconoció el crimen, pero aseguró que se defendió de una agresión de la víctima, quien padecía esquizofrenia.

Este viernes por la mañana, Federico Toledo (21) fue trasladado de la Unidad Penal 44 de Batán hasta Tribunales y estuvo frente a frente con el fiscal Fernando Berlingeri, quien le explicó la acusación que había en su contra por la muerte de su hermano menor, Joaquín Toledo (18).

Federico Toledo le explicó al fiscal que con su hermano tenían peleas de todo tipo, a diario y por cualquier cosa. Todo era motivo para iniciar una confrontación, que solían ser contenidas por sus padres, que por momentos oficiaban casi como árbitros de dos combatientes.

Sin embargo, el jueves las discusiones, las peleas cotidianas escalaron y no hubo nadie quien pudiera desactivar la tragedia que se terminaría desatando. Según explicó el imputado de homicidio, en plena discusión su hermano menor lo atacó y él se defendió como pudo. Esa defensa “como pudo” derivó en una serie de cuchillazos con los que asesinó a Joaquín Toledo, un joven de 18 años diagnosticado con esquizofrenia.

Los primeros testimonios recolectados por la policía en el lugar del crimen, daban cuenta que Federico Toledo también tendría algún tipo de enfermedad o trastorno psiquiátrico, sin embargo el mayor de los hermanos no estaba diagnosticado con nada.

Por este motivo, el fiscal Berlingeri ordenó que cuanto antes el imputado fuera evaluado por psiquiatras del Hospital Interzonal, para determinar si tiene algún tipo de trastorno y, sobre todo, si entiende la criminalidad de sus actos y si puede afrontar un proceso penal.

Si bien la hipótesis de la legítima defensa tiene sustentos, el fiscal Berlingeri aún debe evacuar todos los puntos de la declaración de Federico Toledo, para quien solicitó a la Justicia de Garantías que continúe detenido en la Unidad Penal 44 de Batán mientras avanza con la investigación.

El hecho ocurrió en una casa de Racedo al 4600 el jueves pasadas las 15 cuando los hermanos identificados como Joaquín Toledo (18) y Federico Toledo (21) se encontraban solos. En esas circunstancias y por motivos que se desconocen, ambos confrontaron y se lesionaron recíprocamente.

Poco después arribó al lugar el padre de ambos, un hombre de 52 años, quien enfrentó al escena de ver a sus dos hijos desvanecidos y ensangrentados. Al revisarlos constató que el menor no tenía signos vitales y el otro sí. De inmediato fue convocado por personal policial y una ambulancia del SAME trasladó al joven herido hasta el  HIGA.

El propio padre refirió que su hijo mayor posee esquizofrenia no declarada, y que el menor sí estaba bajo tratamiento, y que eran comunes las peleas entre ambos hermanos.