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Arte y Espectáculos 1 de julio de 2020

El mar como telón de fondo de una crisis existencial

"Azul el mar", la ópera prima de Sabrina Moreno, que se estrena hoy en el marco del pograma del Incaa fue filmada en Mar del Plata y analiza los cambios en el rol de la mujer y cómo fue variando el concepto de familia entre la década de los 90 y la actualidad.

Buenos Aires: "Azul el mar"" ópera prima de Sabrina Moreno, indaga en los recuerdos de su propia infancia y familia, que hoy, tras dos décadas, se transforman en una relectura de la sociedad y que se puede ver gratis este jueves a las 20 en Cine.ar y en Cine.ar Play durante toda la próxima semana. Foto: Prensa/Télam/aa 29062020

“Azul el mar”, ópera prima de Sabrina Moreno, indaga en los recuerdos de su propia infancia y familia que, tras dos décadas, se transforman en una relectura de la sociedad y que se puede ver gratis hoy a las 20 en Cine.ar -con repetición el sábado- y en Cine.ar Play durante toda la próxima semana.

En la historia, Lola, médica, cumple su rol de esposa y madre perfecta y deja de lado muchos de sus deseos personales y laborales para mantenerse en la crianza de los hijos mientras que el marido, Beto, trabaja en obras sin tener en cuenta esa censura impuesta por su esposa.Durante unas vacaciones de verano en Mar del Plata necesita que algo cambie, pero su familia desea que las cosas permanezcan como están. El mar se revuelve mientras que se avecina una tormenta. Mientras juegan y pasean con sus hijos, Lola pone en voz lo que sus pensamientos dicen desde hace tiempo: ya no aguanta dejar su vida interior en segundo plano.

La película cuenta con actuaciones de Umbra Colombo, Beto Bermúez, Martina Depascual Fernández, Nehuén Fritz, Margarita Garelik, Juan Cruz Solís, Fabio Herrera y Nancy Sambataro.

“La idea surgió como una urgencia por retratar recuerdos que sentí que intentaban decirme algo. Estaba soñando con el mar y con las imágenes que me quedaban de los veraneos en la costa con mi familia, y todo eso era tan potente que me volcó a escribir. Comencé a preguntar a mis hermanos qué recordaban ellos, a hacerme yo misma preguntas, y a jugar con los personajes para recrear y hacer ficción de las situaciones”, explicó la cineasta a Télam.

Si bien es un tema personal e intrafamiliar, la lectura que se hace de los 90 con la visión del 2020 permite observar dónde estaba Argentina entonces y dónde está hoy respecto al rol de la mujer y cómo fue variando el concepto de familia.

“Creo que estamos en un proceso de reevaluar todo lo que creíamos que era una verdad, todo lo que estaba delimitado como inamovible y el ‘porque las cosas son así’. Nos estamos dando cuenta de que no, de que las cosas tienen que ser de una manera más equitativa, que necesitamos lograr acuerdos de convivencia. Y para eso hace falta mucho espacio para dialogar, permitir que entren nuevas ideas y sanar eso que nos hace tanto mal”, dijo la directora.

– ¿Creés que hoy el rol de la mujer y el hombre están más equiparados?

– Depende en relación a qué y en qué lugar. En general podríamos decir que estamos en la lucha para lograr eso, y que hemos logrado algunos avances… Pero no podría decir que estamos equiparados, aún falta muchísimo por hacer, las muertas siguen apareciendo todos los días como “encontradas” y no como “alguien que las mató”. Incluso si vamos a aquellos países en donde la cultura de la mujer como objeto del hombre es tan fuerte y arraigada, pienso que nos faltan siglos… Y tampoco hay que ir tan lejos, acá mismo en nuestro país seguimos con esas estructuras arcaicas.

– El marido, en un momento, le dice que es capaz de hacer cualquier cosa con tal de verla feliz. ¿Creés que es un acto de desesperación del momento o ahí se da cuenta de lo “egoísta” que venía siendo?

– Pienso que pueden ser ambas cosas. Cuando uno está en una situación de crisis, todo es muy confuso, es más complejo encontrar la claridad, actuamos con impulsos y luego muchas veces nos contradecimos. Yo creo que al personaje de Ricardo le pasa eso, hay algo que se está desarmando frente a sus ojos y aunque él todavía no parece entender bien qué es ni por qué, intenta generar respuestas para ver qué es lo que debería hacer, o más bien qué es lo que se espera de él. Porque muchas veces se trata de eso, le pedimos al otro que nos diga qué es lo que tenemos que hacer, como si no fuéramos parte responsable de lo que sucede.

– Hay veces que los acuerdos de parejas están implícitos, hasta que alguno se da cuenta de que hay que reescribirlos. ¿Creés que hay margen para que eso suceda?

– Sí, pienso que las relaciones se van construyendo un poco sobre la marcha al principio, pero que hay momentos definitorios para las parejas en donde los roles y las relaciones de poder y deseo se van haciendo más evidentes, entonces todo el tiempo hay que ir revisando y reajustando ese pacto.

– ¿Cuánto pesan los hijos en esas decisiones?

– Y esa es la pregunta que yo me hacía mientras escribía el guión. Cuántas parejas se mantienen por salvar lo que han construido por sus hijos, cuánto de eso hay en cada decisión que toman. ¿Qué significa una familia? Por qué tenemos esta idea de que familia es bajo el mismo techo, y no siempre funciona así.

– ¿Por qué decidiste acompañar la historia con una especie de “inserts” con música de película de género?

– La música tiene un peso muy fuerte en la película, yo no sé si la llamaría de género, para mí es algo más intuitivo y de experimentación. La idea de la música es generar ciertas emociones y sensaciones, que en relación con las imágenes, pueda construir puentes para entrar en una dimensión distinta. Me parece muy interesante trabajar de este modo, creo que la música tiene la potencia de transportarnos a diferentes situaciones y estados de ánimo de manera tan inconsciente que, de alguna forma, nos libera y nos ayuda a reconocer nuestros propios sentimientos.



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