Deportes

El marplatense que abre las puertas de Río

Mario Cilenti fue voluntario en los Panamericanos 1995 y ahora es director de la villa olímpica de Río de Janeiro 2016.

Es una historia particular, muy interesante, pero poco conocida la del marplatense Mario Cilenti. Al menos, en esta ciudad, donde allá por 1995 fue uno de los tantos voluntarios que colaboraron para la realización de los Juegos Panamericanos. Hoy, 21 años después y con la pasión convertida en vocación, es nada menos que el director de la villa olímpica de Río de Janeiro.

Cilenti partió muy joven de Mar del Plata. Pero aquí tuvo su primer contacto con lo que hoy es su profesión, una de las que más tiempo demanda por estos días: distribuir a los 206 equipos participantes en los 31 edificios construidos, ocuparse del equipamiento de los 3.604 departamentos, de las comidas, transportes y todo lo necesario para que los deportistas se sientan cómodos durante más de un mes de estadía, sumando días de competencia de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos 2016.

Tras la experiencia en Mar del Plata 1995, Cilenti trabajó en los Panamericanos de Winnipeg 1999 y después en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, antes de incorporarse a la organización de los Panamericanos de Río 2007.

Liderado por el dirigente brasileño Alberto Nusman, llevó adelante la candidatura de Río para los Juegos Olímpicos 2016 y, tras el triunfo, asumió un lugar central en la organización.

“Tengo que ser muy bueno en las relaciones. Y no hay ninguna universidad en Harvard para esto. Solo la experiencia me lo ha permitido “, expresó el marplatense sobre las cualidades que lo llevaron a ser director de la villa olímpica que es, según dice orgulloso, “la más grande de todos los tiempos, por la cantidad de atletas y deportes”.

Cilenti habla portugués, inglés y español fluido y también maneja bien el francés e italiano. Algo indispensable, ya que en “su casa” se hospedarán atletas de diversos países del mundo.

El marplatense no dio detalles de las demandas específicas de cada delegación o de algún deportista en particular, pero sí habló de “peticiones” relacionadas con la comodidad: “Hay equipos que quieren estar cerca del comedor, otros junto al núcleo de transportes, otros cerca de la entrada. Algunos prefieren los apartamentos de dos habitaciones a los de tres o cuatro”, contó.

Cilenti y sus colaboradores operan de una manera muy ordenada. Primero ubican a los diez equipos con mayor número de participantes. Estas delegaciones suelen disfrutar de un edificio entero. Luego amplían el círculo hasta los 25 siguientes equipos y, por último, hasta los 50. Entra en juego entonces una dificultad añadida: hasta pocos días antes de los juegos las opciones de clasificación siguen abiertas en muchos deportes. Hay equipos que no pueden concretar hasta última hora cuántos miembros tendrá su delegación.

Los deportistas olímpicos disfrutarán de una villa que supera a las anteriores en detalles como el número de piscinas, el aire acondicionado o una enorme área recreativa.

Los edificios tienen 17 pisos, un detalle que preocupó en principio al COI, que prefería entre 10 y 12 para evitar las aglomeraciones. Pero los seis ascensores de cada edificio eliminarán las demoras, asegura Cilenti.

El comedor será una gran carpa con capacidad para 5.200 deportistas, más 1.000 trabajadores. Habrá cinco o seis tipos de comida internacional, pero no se servirán bebidas alcohólicas.

Todo bajo la atenta de Mario Cilenti, el marplatense que descubrió su pasión en los Panamericanos del ’95.

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