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La Ciudad 14 de abril de 2018

El “mejor secretario de Economía”, expuesto al fracaso de sus propuestas recaudatorias

Hernán Mourelle debió renunciar a su intento de captar más recursos aplicando polémicas medidas recaudatorias. Los concejales ya anticiparon que también revisarán su propuesta de aumento de la TSU.

Aunque resulte paradójico, la aprobación de las ordenanzas preparatorias fiscal e impositiva decidida este jueves por el Concejo Deliberante, aparece como un claro fracaso político para el intendente Carlos Arroyo y para Hernán Mourelle, a quien el jefe comunal supo presentar como “el mejor secretario de Economía y Hacienda que conozco“.

Ambos proyectos fueron votados con un sin número de modificaciones que expresaron el abrumador rechazo hacia las propuestas con la que el funcionario pretendió captar mayores ingresos para un municipio cada vez más deficitario y endeudado.

Sin plantear de qué manera revertir la “inercia del gasto” y sin haber requerido los consensos mínimos, Mourelle se concentró en tratar de transformar el esquema recaudatorio de la comuna, impulsando para ello un conjunto de medidas fiscales que sometieron a la gestión de Arroyo a un enorme desgaste.

Ante la presión de distintos sectores y el explícito rechazo del bloque radical, el secretario debió renunciar a implementar una quita generalizada de exenciones y a imponer el cobro de nuevos tributos a la actividad primaria o a las exportaciones, con lo que preveía recaudar varios millones de pesos extras.

Esas propuestas no sólo enfrentaron al gobierno local con los sectores afectados, sino que también revelaron el, en ocasiones destemplado, carácter de un funcionario “recomendado” por la provincia de Buenos Aires para tratar de darle a la gestión de Arroyo un sentido del que hasta ahora carece.

Lejos de haber puesto las cosas en orden Mourelle y sus propuestas generaron nuevos desajustes políticos en el ya de por sí inestable Cambiemos marplatense.

En pocas semanas el funcionario tuvo que renunciar a su intento de quitarles de un plumazo las exenciones a los cines y teatros, los medios de comunicación, los profesionales independientes, las empresas del Parque Industrial o a la impresión y comercialización de libros.

Además debió aceptar que no podría imponerles el cobro de tasas a la actividad primaria y a las exportaciones.
La altivez con la que el funcionario defendió esas propuestas cuando los sectores afectados acudieron a él -más de una vez ante un intendente algo extraviado durante las conversaciones- tuvo que cesar frente a explícitas indicaciones del gobierno bonaerense o ante la falta de apoyo de buena parte del oficialismo local.

Así el secretario, no sin desgano, debió sentarse a corregir los proyectos con sus propias manos.

Pero ni siquiera así obtuvo el consenso necesario para asegurar su aprobación.

Las nuevas versiones de ambos textos llegaron al Concejo Deliberante manteniendo aún medidas polémicas, como quitarles las exenciones a los sindicatos y los martilleros y obligar a estos últimos a pagar 50 pesos por día por la instalación de alquiler y venta de propiedades.

Para remarcar sus desacuerdos con Mourelle, todas esas iniciativas fueron eliminadas por los concejales.
Aún así hay quienes advierten que en sus casi 400 artículos los proyectos todavía contienen propuestas dignas de ser revisadas.

Una de ellas, probablemente la más relevante por su impacto, es el aumento de la Tasa de Servicios Urbanos, cuya magnitud excede por lejos el 24% promedio anticipado por el intendente Carlos Arroyo.

Cifra lejos de la realidad

A esta altura ya nadie cree conducente reprocharle al intendente haber repetido una y otra vez una cifra que nunca se condijo con la realidad. Después de todo, se trata del mismo intendente que en campaña había afirmado que iba a “bajar” y no a subir las tasas.

Lo que inquieta por estas horas es haber constatado cuál será el efecto real que tendrá entre los contribuyentes la fuerte suba de la TSU impulsada por Mourelle, quien nunca dio cifras concretas que pudieran orientar el debate y dejó pasar por alto la cifra de 265% promedio con la que lo corrió la oposición.

El jueves la defensa del aumento de tasas quedó en manos del jefe del bloque de Agrupación Atlántica, Guillermo Arroyo, quien a través de un discurso balbuceante reconoció que la TSU no subirá un 24% sino más.

Las ordenanzas preparatorias fiscal e impositiva, si bien terminaron siendo aprobadas, ahora deberán ser sometidas a la votación de la Asamblea de Concejales y Mayores Contribuyentes, que tiene previsto sesionar el próximo 26 de abril.

Hasta entonces los concejales seguirán disponiendo de tiempo para continuar revisando ambos textos y eventualmente proponer más cambios.

El principal anuncio en ese sentido fue realizado por la radical Cristina Coria, quien en medio de la sesión le envió un claro mensaje a Mourelle: “No vamos a acompañar si no se modifica la fórmula para hacer el cálculo de la TSU”, dijo, adelantando que la propuesta del “mejor secretario de Economía y Hacienda” recibiría en días más una nueva corrección.



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